Cuando el arte es programa electoral: ¿qué ocurriría si los artistas se presentaran a las elecciones?
Acudes al colegio electoral el próximo 28 de abril y, entre los programas por los que puedes votar, uno decreta la confusión como estado mental obligatorio. El siguiente asegura que las Fuerzas Armadas tendrán que jurar la bandera LBTBI y garantiza la creación de un ministerio de la Soledad para evitar la exclusión social. Un tercero promete que la industria armamentística subvencionará a los refugiados de guerra, pues esta es la razón por la que pierden sus casas y huyen de sus países. Otro declara tal anarquía que los modelos de los catálogos de moda tienen cabeza de cola de langostino y los bufones de Velázquez cambian sus grotestas muecas por un pedazo de carne. Son las propuestas inverosímiles, pero muy reflexionadas y convertidas en obras de arte, que se han podido ver este fin de semana en la exposición El día que realmente votaste, en el Centro Social Autogestionado de Tabacalera, en Madrid.
“En este mundo que hemos querido plantear, el ejercicio de la democracia consiste en la elección del programa electoral de un artista o de un colectivo artístico”, explica José Luis Guijarro, de la organización Programa Taide, que impulsa a artistas españoles a través de plataformas de exposición. “Aquí le damos la vuelta a la situación y no es la cultura la que ocupa un papel secundario en los programas, sino que puede gobernar la sociedad. En lugar de haber propuestas de políticos, son los artistas los que nos presentan sus programas electorales”, continúa. Así, los visitantes se convierten en votantes y eligen su propuesta preferida a través de urnas y cabinas, como si de un colegio electoral se tratase.
“Hay un clima muy común en el mundo de la cultura, en el que no sabemos a quién votar porque no hay nadie que le de el lugar prioritario que debería tener. Falta creatividad para abordar los problemas sociales y falta creatividad en la política. Así es como surge la idea”, explica Jana Pacheco, del colectivo de artistas Calipsofacto. “El potencial es fantástico, pero son artistas que tienen en España muchos menos apoyos que fuera y que están teniendo que salir del país”, indica Guijarro. Por eso, reclaman apoyo económico, principalmente de instituciones privadas, pero sobre todo espacios de exposición, libres, como el que han encontrado en el edificio de Tabacalera. Frente al clima de tensión y división actual, la jornada pretendía recuperar el carácter festivo que tradicionalmente caracterizaba a los domingos electorales. Pero antes de elegir la papeleta, hay que conocer los programas.
“Tan radical como un reset a cero”
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En mitad de la sala se erige un cajón de madera de más de dos metros de alto. Una alfombra roja conduce al público hasta una abertura circular a la altura de la cabeza. En su interior, un espejo devuelve al visitante su propia imagen encerrada tras una verja metálica, flanqueada por dos migrantes. 'No te voy a decir lo que debes hacer' fue la candidatura más votada al final de la jornada. “La pieza es para mí una toma de contacto con lo real. Esa valla existe para todos, es una valla que nos ha colocado el sistema. Esa imposibilidad de acceder a la tierra como algo inmediato y libre y a lo que todos deberíamos tener derecho”, explica su autor, Oscar Vautherin, que invita a los asistentes a verse, por un momento, al lado sin esperanza de la frontera. “Cuestiono si deberíamos seguir votando a un sistema que nos ha puesto detrás de una valla. Es tan radical como plantear un reset a cero”, abunda.
Otra de las instalaciones es 'Hasta el coño', de Gema Polanco, una cama sobre la que aparecen inscritos aspectos de la vida que agotan a la artista, siempre desde la perspectiva de género: “Hasta el coño de los hombres que pegan a sus mujeres. Hasta el coño de fingir orgasmos. Hasta el coño de las tendencias”. Todo, rodeado de autorretratos de la artista en blanco y negro con el cráneo apuñalado por un crucifijo que simboliza la influencia y las fuertes convicciones religiosas de su familia.
Fake news, falta de oportunidades y anarquía
La propuesta de Cristina Lucas, premio Mujeres en las Artes Visuales en 2014, es un decálogo abierto el público, que puede matizarlo, añadir ideas y modularlo a su antojo, haciendo de cada votante el redactor de su propio programa, como el que en el punto 7 pide “reformar el lenguaje para que no sea machista”. Otro de los puntos principales hace referencia a las fake news y las verdades deformadas: “Sancionar las falsedades o informaciones engañosas en los políticos y en los cargos públicos. Al no haber consecuencias, la lista de engaños se sucede infinitamente. Si un representante político incurre en falsedades reiteradamente, tendrá que ser deshabilitado como representante público”.
El artista performativo Pablo Durango presenta J.A.L.E.O. (Jerarquía Abstracta de Lógicas Eclécticas en Órbita). “La realidad y la ficción dejarán de existir como conceptos independientes”, sienta como base el primer punto de este decálogo, con la foto de campaña del candidato maquillado y caracterizado de forma neobarroca, como una sublimación estética a lo Marilyn Manson. “Cualquier cosa que se piense podrá desarrollarse en el plano de lo real. Se pondrá especial atención en la creación de una nueva mitología de seres fantásticos y criaturas post-humanas”, dice el decálogo, en una promesa que encierra una referencia velada a una generación de artistas que carecen de espacios donde conectar con el público y de estructuras que permitan hacer del arte un medio de vida y subsistencia.
Los collages en los que se mezclan 'Las Meninas' o 'Las señoritas de Avignon' con trozos de carne, pollos crudos o mariscos alrededor de una 'A' representan la propuesta anarquista de la muestra, de Fernando Ventura, artista fuera de mercado.
Políticas de vivienda, “desde la dictadura franquista”
Al lado, un pequeño salón, con un sofá frente a un televisor que retransmite un documental de la creadora plástica y visual Elena Lavellés, en el que se muestra la trayectoria de la Plataforma de Afectados por la Hipoteca. “Es el trabajo de una larga investigación y colaboración con la PAH desde el 15-M, en 2011, explica Lavellés, que realiza ”un trazado desde el período de la dictadura franquista, en la que el ministro de Vivienda, Luis Arrese, proclamaba que querían que España fuese un país de propietarios y no de proletarios. Esas políticas se han seguido implementando desde todos los gobiernos de la Democracia y no se han modificado“, señala. ”Me parecía fundamental volver a plantearlo en este momento post burbuja pero en un contexto en el que los alquileres se disparan y precisamente en este lugar, junto al barrio de Lavapiés, que se está gentrificando de forma tan acelerada“.
No es el único vídeo en la muestra. El artista coruñés Edu Fernández rueda su propio vídeo electoral en el que repasa, mirando al horizonte de un cielo despejado, sus propuestas para una hipotética cita con las urnas en 2023. Propone la fundación de una Unión Ibérica entre España y Portugal, en la que todos sus ciudadanos cobrarían un Dividendo Ibérico para cubrir sus necesidades, se aboliría cualquier distinción de sexo o género y la voz humana se declararía Patrimonio de la Humanidad, para asegurar que siempre será escuchada.
Al lado, el programa electoral del colectivo SomosNosotros invitaba a alargar la jornada de reflexión de manera indefinida, con una música relajante y aromas propios de balnearios mientras una pantalla lanza llamamientos a la calma en varios idiomas.
“Contraste entre la propuesta de la exposición y los partidos”
“Me ha descubierto muchas denuncias de la sociedad actual, en un contexto muy lúdico, muy participativo”, comenta Melanie, que votó por la obra de Vautherin. “He decidido mi voto con la obra que más me ha impactado, tenías que interactuar con ella para verte en la piel de un refugiado sirio, por ejemplo”, razonaba. A su acompañante María le había llamado la atención “el contraste entre la propuesta de la exposición y la de los partidos políticos. Me ha gustado ver la parte humana que no suelen reflejar los programas políticos”, dice instantes después de depositar el voto. “Hemos encontrado propuestas muy ricas, quizá difíciles de cumplir, pero en eso se parecen también a las promesas de los partidos tradicionales, que también prometen y no cumplen”, comentaba Daniel, otro de los visitantes, que decidió votar en blanco. “En las de abril votaré para que no ganen los malos”, declaraba junto a su acompañante, que se había decidido por la propuesta feminista de Polanco: “Que el programa electoral duerma y repose en una almohada me parece una idea genial”. “Yo no he votado en mi vida a un partido político, pero voy a votar ahora”, añadía otro visitante frente a la mesa electoral. Otros de más edad preferían utilizar la cabina de votación habilitada. “Quiero hacerlo bien”, decía una mujer mientras cogía una papeleta de colores de cada propuesta y cerraba tras ella la cortina negra, con un arcoiris en una mano y un sobre en la otra.
“Quedan dos minutos para el cierre de las urnas”, se gritaba en la sala momentos antes de empezar con el recuento de los más de 600 votos emitidos durante la jornada, ninguno nulo. Con una cabecera de informativo, una pantalla daba cuenta de los resultados y proclamaba la propuesta de Vautherin ganadora. “Lo mejor de la jornada es que me he encontrado con personas dispuestas a preguntar y escuchar y tomarse un tiempo con los artistas”, señalaba tras la simbólica victoria. “Visitamos exposiciones como si los cuadros fueran cromos. Ojalá más exposiciones como esta”. Con estas palabras cerraba la jornada electoral utópica desde el Arte, con una única promesa: repetir la cita dentro de cuatro años.