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Los lugares de la Tierra que más peligran por el calentamiento global

La tierra lleva tres años seguidos rompiendo su propio récord de temperatura desde que hay registros. En 2016, se rebasaron los 1,1ºC de calentamiento extra respecto a la época preindustrial y 0,88 sobre la media del siglo XX –situada en 13,9 grados–. ¿Es mucho un grado? “Es un hecho inusual en la historia reciente del planeta”, asegura la NASA. Suficiente para haber provocado 11.000 fenómenos meteorológicos extremos a los que se achacan medio millón de muertos en 20 años. Y suficiente para amenazar con hacer desaparecer a países del mapa sumergidos bajo la crecida de los océanos.

Una decena estados viven en riesgo de ver cómo el mar los engulle, según registra la Organización de las Naciones Unidas. Se trata de naciones como los Estados Federados de Micronesia, las Islas Marshall, Kiribati, Toga, Tonga, Barbados, Nevis, Antigua, Tuvalu o Maldivas –con la menor altura máxima del mundo: 2,3 metros–. Un aumento del nivel del mar implica la desaparición de la costa de varios de ellos. A otros, la erosión los roe o los ciclones los destruyen.

Reducir los grados “para seguir vivos”

El Ministro de Exteriores de las Marshall (cuya altura media sobre el nivel del mar es un metro y la máxima se queda en ocho), Tony de Brum, lo resumió así durante la cumbre del cambio climático de París en 2015: “1,5 [grados]. ¡Para seguir vivos!” acerca del límite al calentamiento global que pedía en la cumbre. Kiribati (su punto más alto está a 81 metros) planteó en 2012 comprar terrenos a Fiyi para trasladar allí a su población: 110.000 personas.

El nivel del mar sube según se recalienta el planeta. Los datos de los satélites indican que desde 1993, ese nivel crece a un ritmo de entre 2,7 y 3,15 milímetros al año. En enero de 2015 había subido 76 mm. La última medición de septiembre de 2016 lo colocó en 81 mm por encima de hace dos décadas. El crecimiento se debe al hielo terrestre que se derrite y a la expansión del agua del mar al subir su temperatura global.

Alrededor del 40% de la población mundial vive en zonas costeras, según el Atlas Oceánico de Naciones Unidas. Áreas vulnerables a crecidas, inundaciones y erosión provocadas por el cambio en los niveles del mar. Países como China, Vietnam, Japón o India suman decenas de millones de ciudadanos en riesgo. Otros, como Países Bajos, tienen a casi la mitad de su población viviendo en lugares amenazados. 

En Francia, han contabilizado más de 300 edificios tragados por el mar desde 1980. Francia tiene unos 5.000 kilómetros de costa, la mayoría playas. Ha perdido 26 km de tierra por la crecida del mar. España está aún más expuesta pues suma más de 7.900 kilómetros costeros.

11.000 “anomalías” del tiempo

La Organización Meteorológica Mundial subraya que una de las consecuencias más devastadoras del calentamiento es la multiplicación de fenómenos extremos. No es que haga mucho más calor sino que se dan más huracanes, lluvias torrenciales, sequías o inundaciones. 11.000 entre 1996 y 2015, según el observatorio Germanwatch. 

Esta organización relaciona esos fenómenos a más de 500.000 muertes en esa década (por accidentes meteorológicos, sin contar consecuencias, por ejemplo, de hambrunas). Los países que más han padecido ya las consecuencias del cambio climático son Honduras, Myanmar, Haití o Nicaragua, según su análisis. El país centroamericano, por ejemplo, ha tenido una media de 300 muertes al año y unas pérdidas anuales de 500 millones de euros. Myanmar presenta más de 7.000 muertes y 1.200 millones perdidos. 

La Administración Oceánica y Atmosférica de EE UU (NOAA) contabiliza y destaca cada año las “anomalías climáticas” más dañinas y significativas. Su mapa refleja cómo se van extendiendo por los cinco continentes.

Con todo, no es lo mismo gestionar un ciclón o una gran sequía en EE UU o en el centro de África. Este continente es el menos responsable de la emisión de gases de efecto invernadero pero sus países lideran la lista de peores sitios donde afrontar el cambio climático.

La universidad estadounidense de Notre Dame elabora un índice anual que cruza la “vulnerabilidad” de los estados con su “capacidad para realizar acciones de adaptación”. Abajo del todo están: República Centroafricana, Chad, Eritrea, Burundi y Sudán. El primer país no africano es Yemen. En las primeras posiciones: Dinamarca, Noruega, Nueva Zelanda y Singapur.

El sur de España, un desierto

Que España es uno de los países europeos más vulnerables a los efectos del cambio climático ha sido ampliamente demostrado por diversos estudios científicos. Incluso el Ministerio de Medio Ambiente ha encargado prospecciones sobre los riesgos del calentamiento global. 

Uno de los más recientes avisos llegó en octubre de 2016. Una proyección del incremento de temperaturas en España reflejó cómo el sur de la península se convertiría directamente en desierto. Incluso si se moderaran las emisiones de gases para que el termómetro global se quede en esa cifra fetiche de +1,5ºC sobre la era preindustrial, habría cambios significativos. Si se rebasa, decían los científicos, el escenario sería “sin precedentes en los últimos 10.000 años para toda la cuenca mediterránea”.