La educación lo es todo y, en estos tiempos de desigualdad, la mejor herramienta para la justicia social. Te contamos cada martes desde las políticas nacionales del Gobierno hasta las pequeñas historias del último rincón del país, con especial atención a la pública como garante de la igualdad de oportunidades.
El valenciano descoloca a Mazón

Pues ya tenemos el resultado del referéndum sobre el valenciano en la Generalitat y no parece que pueda decirse que el asunto quede zanjado. Sí podemos intuir que no ha pasado lo que esperaba Mazón.
Los resultados oficiales dicen que han participado un 58% largo de las familias, que están en el empate técnico: un 50,53% votó por el valenciano como lengua base en su centro (la que se usará mayoritariamente) y un 49,47% por el castellano. Para sorpresa de nadie, donde se habla castellano se ha optado por el castellano y viceversa. Tampoco nadie ha levantado una ceja porque las familias de la pública hayan optado por el valenciano y las de la concertada no. Para el Govern es “un éxito” por el que casi el 100% de las familias que han votado podrán estudiar en el idioma de su elección.
Te dejo este gráfico en el que se ve bien el reparto de votos y en este enlace un pormenorizado análisis de los resultados centro a centro, calle a calle (y como casi todo lo que hacen los compis de la Comunitat Valenciana, lo tenemos también en valenciano).
Omitió el consejero cuando hizo esta valoración que eso solo será posible en los centros grandes, donde haya alumnos suficientes para llenar dos o más unidades escolares. En los que solo tienen un aula por curso solo sería posible contratando profesorado, y eso se sabe que no es el fuerte de Mazón. También se olvidó de las 240.000 que no han votado –cuatro de cada diez–.
Mi compañera Raquel Ejerique, valenciana y residente en València, explica en este análisis el autogol que se ha metido el presidente Mazón con la consulta. “En ese 'concurso de idiomas' planteado por el Consell como obligación (la abstención no se contemplaba como posibilidad en la votación) ha ganado el valenciano. Por muy poco, 50,53% frente a un 49,47%, pero simbólicamente es mucho porque muestra lo contrario de lo que Mazón quiso demostrar cuando planteó la consulta (...). Los resultados muestran una realidad provincial conocida y de la que algunos dentro del partido iban avisando cuando Mazón utilizaba la lengua para hacer política educativa: ”Los votantes del PP también hablan valenciano y también tienen a sus hijos en colegios valencianos“.
Yo no soy valenciano ni conozco al detalle la idiosincrasia local, pero, sinceramente, me cuesta ver una sola ventaja a rechazar el valenciano (o el catalán o el euskera o el gallego) en la escuela. Es quitarle un idioma a tu hijo o hija a cambio de nada, porque castellano va a aprender igual de bien. Ni eso es un riesgo real ni el castellano está amenazado, como se argumenta a veces en este tema. Si alguien tiene a bien explicármelo me encantará intentar entenderlo.
Esta semana hemos hablado de...

- Detenido un capellán por acoso sexual en un colegio privado. Un sacerdote del Highlands School El Encinar, en Madrid, fue detenido en la noche del jueves acusado de abusos sexuales sobre varias menores del centro educativo. El colegio pertenece a los Legionarios de Cristo y el sacerdote arrestado ejerció en el pasado de secretario del polémico Marcial Maciel, fundador de la orden y agresor sexual de menores durante décadas.
- Ha sido un fin de semana escabroso. Este lunes nos impactó la noticia del asesinato de una educadora social en Badajoz a manos –presuntamente– de dos chicos de 14 y 15 años y una chica de 17. Cuando cerré este boletín no habían trascendido los motivos. No que pueda haber uno que lo justifique, claro, pero por intentar entender algo.
- Quizás hayáis notado que últimamente llevamos mucha crónica negra relacionada con los docentes. Profesores detenidos por acosos o abusos, apartados o investigados por apología del franquismo –el último esta misma semana– o machismo –el profesor de la UAB amonestado por machismo que investigaba acosos ajenos–. Igual soy yo, que me llega mucha información sobre esto, pero me llama la atención. O lo mismo es tan sencillo como que ya no se aguantan ciertas cosas que antes se dejaban pasar.
- ¿Escuela infantil o guardería? En ocasiones los términos específicos referidos a este tipo de centros se nos mezclan. A veces se utiliza guardería como sinónimo de escuela infantil, otras se no se conoce bien la diferencia entre unas y otras. Os dejo un pequeño adelanto: las guarderías cumplen una función más de guardar, las escuelas infantiles tienen una componente más educativa. Aquí una pequeña explicación más amplia.
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- El fútbol, el patio y las masculinidades. El sábado fue 8M, habréis leído de todo al respecto. Yo os dejo esta pieza de The Conversation que cuenta eso que durante tantos años nadie veía, pero ahora es muy evidente: cómo el fútbol, la cancha y los participantes habituales, que efectivamente son ellos, monopolizan el recreo. Si no juegas, y todos sabemos quién juega y quién no, estás condenado a los márgenes del patio y también, probablemente, a los sociales en el pequeño ecosistema escolar. Si nunca lo habías pensado, échale un ojo al texto.
- ¿Y si un día gana la ultraderecha? Dos expertos parten de este escenario hipotético para plantear qué podría ocurrir con la educación. El artículo dibuja un panorama que algunos hasta habréis vivido, pero no es solo sombrío. “No todo estará perdido. La historia nos ha enseñado que la educación siempre ha sido un campo en el que se cultiva la memoria democrática y se practica la resistencia”. Esperemos que no haga falta comprobarlo.
- Trump castiga a la Universidad de Columbia por “antisemitismo”. El Gobierno estadounidense ha cancelado unos 400 millones de dólares en subvenciones y contratos federales de la Universidad de Columbia (Nueva York), que el año pasado se convirtió en el corazón de las movilizaciones propalestinas en EEUU. El comunidado oficial justifica el recorte por las acusaciones de “antisemitismo” a la universidad y avisa de que habrá más.
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