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La universidad pública que tenía bajo el colchón 185 millones pese a la crisis

URJC

Raquel Ejerique / Daniel Sánchez Caballero

La Universidad Rey Juan Carlos es millonaria. En sus saneadas cuentas hay 185 millones acumulados durante décadas, en metálico, y depositados en diversos bancos. La Comunidad de Madrid le pidió recientemente ese dinero a interés 0%, una especie de préstamo 'interadministraciones' que finalmente el consejo de gobierno de esta universidad madrileña rechazó conceder el pasado viernes.

¿Cómo una universidad pública puede amasar ese legado millonario, si son instituciones que arrastran problemas de recursos e inversión y no es la finalidad de una empresa pública el ahorro? “Ha sido un dinero acumulado desde su creación [en 1996]”, explican fuentes universitarias, “a base de ahorro”. La URJC se financia, como todas las universidades públicas, fundamentalmente con dinero público. En este caso, 93,8 millones de euros de la Comunidad, según el presupuesto de 2019, y otros 60 por el cobro de tasas a los estudiantes. Esos ingresos se complementan con los que pueda conseguir el centro con patrocinios, acuerdos, convenios o cursos. El total de los ingresos previstos en la URJC es de 166 millones para este curso. Más de 9 de cada 10 euros que entran a la universidad vienen de fuentes públicas.

Los 185 millones se han conseguido fundamentalmente recortando gasto, según confirman fuentes oficiales. Quiere decir que en el presupuesto anual, que hay que presentar a la Comunidad de Madrid, se han previsto históricamente unos gastos que a la ejecución real resultaban ser menores. Esa diferencia de dinero se ha ido acumulando en cuentas bancarias.

Los años de la crisis

Y se siguió ahorrando más aún cuando llegaron los recortes y los años de asfixia en las universidades españolas. Entre 2010 y 2014, un informe de Comisiones Obreras calculó que la universidad pública española había perdido 1.500 millones en financiación. Sin embargo, es justo en esos años cuando “la progresión del ahorro se disparó en la URJC. Todas las universidades hicieron un ajuste importante de gastos porque llegaba poco dinero y se congelaron las tasas de reposición de profesores. El gasto se constriñe con caracter general [en parte obligados por el Ministerio de Hacienda y la regla de gasto de Montoro] y el superávit se va acumulando”. Pero el caso de la URJC bate récord: de 2010 a 2015, esta universidad ahorró casi 100 millones de euros.

Paradójicamente, en los años en los que más inversión se necesitaba, y también cuando el gobierno de Rajoy permitió subida de las tasas universitarias (que aumentaron un 38% en 2012) la URJC, dirigida entonces y hasta el año siguiente por Pedro González Trevijano, hoy magistrado del Tribunal Constitucional, seguía ahorrando, acumulando dinero y batiendo hitos de tesorería. Trevijano no ha respondido a las preguntas de eldiario.es, que no ha podido confirmar de este modo si se ahorró por la regla de gasto o por encima de la regla, como parecen indicar estas cifras tan altas. Las universidades públicas consultadas por este medio, entre ellas la Complutense, no lograron esas tasas de ahorro ni lejanamente, más bien al contrario, pasaron apuros durante la crisis.

En la URJC se ahorraba pese a que los recortes de dinero por la crisis fueron notables allí. La transferencia que le hace la Comunidad de Madrid pasó de 78 millones de euros en 2012 a 60 millones en 2014, un 20,5% menos. El gasto en personal se mantuvo estable durante tres años en 80 millones de euros anuales e incluso llegó a bajar en 2014 a 75 millones. La URJC lo justifica así: “El capítulo 1 [el de gasto en personal] no sufre variaciones, pese al incremento vegetativo del coste de la plantilla, debido fundamentalmente a la contención del gasto en la contratación de profesorado y personal de servicios”. Desde que empezó la crisis, la universidad ha ahorrado en personal contratando profesores visitantes y asociados (los primeros se han triplicado desde 2012, los segundos se han multiplicado por seis), notablemente más baratos que los profesores titulares funcionarios, cuyo número se ha mantenido invariable.

Pero ese ahorro en la URJC no se debió puntualmente a las estrictas normas de gasto de Hacienda durante la crisis, en realidad ha sido una política de recorte generalizada que tuvo años mucho más prolíficos para la hucha. Por ejemplo, en 2006 se logró un superávit de 30 millones, el máximo logrado desde 2003 hasta hoy (en los dos últimos años se ha ahorrado 18 millones al año). Un dinero que se podía haber gastado pero no se gastó íntegramente. Hasta llegar a un patrimonio hoy de 185 millones.

Para más inri, algunas de las entidades bancarias en las que está guardado el capital han anunciado que van a empezar a cobrar intereses negativos a grandes instituciones como esta. “Calculamos que nos va a costar unos 400.000 euros al año en intereses, de ahí que quisiéramos hacer el préstamo a la Comunidad de Madrid cuando nos lo propuso, porque así no pagaríamos intereses”, explican las mismas fuentes. Los intereses que cobrarán los bancos a la universidad pública van desde el 0,2% al 0,35%, “aunque estamos intentando negociar”.

Además del ahorro por el que apostó el campus, obtuvo de golpe 34 millones por una sentencia: la justicia obligó a pagar esa cantidad a la Comunidad de Madrid por infrafinanciar a la URJC y también a otras universidades públicas. El pleito se ganó en 2015, bajo el mandato de Fernando Suárez, conocido como el rector de los plagios, que tampoco ha respondido a las preguntas de eldiario.es sobre el superávit que se acumuló bajo su mandato, de 2013 a 2017.

Ahora la universidad, bajo el rectorado de Javier Ramos, ha decidido invertir gran parte de ese dinero, en concreto 120 millones, en construir edificios. El consejo de gobierno aprobó el 7 de junio un plan de infraestructuras que contempla nuevos aularios, despachos, laboratorios, edificios departamentales, pistas deportivas y algunas reformas. Por ejemplo, la integral para el palacete donde murió Millán Astray en el barrio Salamanca, donde se hará un centro de uso institucional gracias a una inversión de cuatro millones.

¿Por qué no se invierte ese dinero en mejorar las condiciones de los profesores o ayudas para alumnos? “Porque si se basa la contratación en ahorro, cuando se acaba el ahorro se acaba la contratación”, justifican fuentes de la universidad, que añaden que la URJC ha alcanzado los 50.000 alumnos, más del doble que desde su creación, “y las instalaciones se han quedado pequeñas”. ¿Por qué se iban a prestar 185 millones a la Comunidad ahora si había un plan de infraestructuras para invertir ese dinero? Las mismas fuentes especifican que el préstamo al gobierno de Isabel Díaz Ayuso contemplaba que la URJC ponía las condiciones y podía reclamar ese dinero cuando quisiera, conforme lo necesitara para su plan de infraestructuras.

Respecto a la anomalía de tener esta cantidad de dinero almacenada y apostar por el ahorro en vez de la inversión, fuentes oficiales de la propia universidad admiten que no es lo habitual aunque no abundan en cómo se consiguió esa cantidad por parte de anteriores equipos rectorales o cómo se sigue logrando superávit. Las universidades no suelen tener dinero y mucho menos en épocas de crisis, con las fuentes de financiación pública secas. “Ojalá nosotros tuviéramos esa cantidad”, explica un alto cargo de la Universidad Complutense, que no es capaz de explicar cómo una universidad puede tener esa capacidad de ahorro. La sorpresa se repite entre todas las fuentes consultadas de diferentes centros, como la Autónoma de Madrid o la Politécnica de Catalunya, por citar alguno de los más grandes. Nadie se lo explica.

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