Una investigación detecta posibles estructuras subterráneas bajo las pirámides de Egipto

Un equipo internacional de científicos ha anunciado el hallazgo de posibles estructuras subterráneas de gran tamaño bajo las Pirámides de Giza, en Egipto. Se trata de un descubrimiento preliminar pero prometedor, que ha sido posible gracias al uso de tecnología de radar de última generación. Los investigadores afirman que podrían haber detectado una vasta red de túneles o cámaras que se extiende a lo largo de casi dos kilómetros bajo tierra.
Tecnología de radar y análisis sísmico
La investigación, publicada en la plataforma Multidisciplinary Digital Publishing Institute (MDPI), ha sido liderada por Corrado Malanga, de la Universidad de Pisa (Italia), y Filippo Biondi, de la Universidad de Strathclyde (Escocia), como parte del Proyecto de Investigación Khafre. Según explican, utilizaron una combinación de radar de apertura sintética (SAR) y análisis de vibraciones sísmicas naturales para generar imágenes tridimensionales del subsuelo. Esta técnica permite detectar irregularidades y estructuras sin necesidad de excavación directa.
“El estudio pionero ha redefinido los límites del análisis de datos satelitales y la exploración arqueológica”, aseguró Nicole Ciccolo, portavoz del equipo. Sus declaraciones, recogidas por el Jerusalem Post, apuntan a que estos hallazgos podrían alterar profundamente lo que se sabe sobre la geografía sagrada del antiguo Egipto. Según Ciccolo, las nuevas imágenes revelan zonas nunca antes registradas bajo el complejo de Giza.
Una posible red de cámaras conectadas
El radar empleado, combinado con datos satelitales y patrones sísmicos, ha permitido crear un mapa detallado de lo que se encuentra bajo la superficie. Aunque los científicos insisten en que aún es pronto para hacer afirmaciones definitivas, las primeras imágenes sugieren la existencia de grandes cámaras conectadas entre sí. “Podría tratarse de algún tipo de ciudad subterránea”, afirman con cautela.
Entre la prudencia y el entusiasmo
Este tipo de investigaciones no son nuevas en la zona, donde arqueólogos han trabajado durante décadas intentando desvelar los secretos que aún guardan las pirámides. Sin embargo, los métodos convencionales tienen sus límites y los permisos de excavación son muy restringidos. La tecnología SAR abre ahora la puerta a nuevas hipótesis, sin poner en peligro la integridad de los monumentos.
El hallazgo ha provocado reacciones divididas en la comunidad arqueológica. Algunos investigadores celebran el uso de nuevas herramientas para revisar lo que se creía conocido, mientras que otros piden prudencia antes de validar públicamente una teoría de tal envergadura. De momento, no hay confirmación oficial por parte de las autoridades egipcias sobre posibles excavaciones en el área.

Las pirámides siguen generando incógnitas
La Gran Pirámide de Giza, una de las Siete Maravillas del Mundo Antiguo, ha sido objeto de especulaciones desde hace siglos. La posibilidad de que existan estructuras subterráneas a gran escala refuerza teorías sobre funciones ocultas de estos monumentos o la existencia de conocimientos arquitectónicos más avanzados de lo que se pensaba.
Por ahora, el equipo ha compartido sus hallazgos con otros centros de investigación para su validación independiente. El objetivo es evitar interpretaciones erróneas o lecturas sensacionalistas antes de contar con un consenso académico. Se prevé que los próximos meses se publiquen los resultados completos en revistas científicas especializadas.
Otros hallazgos similares en el subsuelo egipcio
El hallazgo anunciado esta semana se suma a una serie de descubrimientos previos que han despertado un gran interés científico. En 2017, el proyecto ScanPyramids detectó una gran cavidad de al menos 30 metros dentro de la Gran Pirámide de Giza mediante una técnica no invasiva llamada muografía, basada en rayos cósmicos. Aunque aún no ha sido explorada físicamente, ese vacío sigue considerado uno de los grandes enigmas de la arqueología moderna.

También en zonas como Saqqara o Abydos, otras investigaciones han identificado estructuras subterráneas usando radar de penetración terrestre (GPR), que en algunos casos han resultado ser tumbas o templos. Bajo la Esfinge de Giza, estudios geofísicos han detectado anomalías que algunos interpretan como cámaras o túneles, aunque las autoridades egipcias no han permitido excavaciones en ese punto y no hay confirmación oficial.
Estos precedentes refuerzan la importancia de las tecnologías de análisis remoto como herramientas clave para explorar sin dañar el patrimonio. En muchos casos, las estructuras halladas se mantienen como hipótesis a la espera de excavaciones, pero todas apuntan a que los secretos del antiguo Egipto podrían extenderse mucho más allá de lo que se ve a simple vista.
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