¿Quién está detrás de Bluesky? El papel del fundador de Twitter y los inversores cripto en la red rival de X
“¡Bienvenidos España!”, saludaba este domingo Jay Graber, la directora ejecutiva de Bluesky. Una red social creada a imagen y semejanza de Twitter, pero con escudo anti-millonarios, que está viviendo una explosión exponencial de usuarios. La comunidad española es una de las responsables de ello: la plataforma ha pasado de los siete millones de miembros en octubre a los 15 millones del pasado jueves. Desde entonces crece a un ritmo de millón diario. Pero, ¿quién es Jay Graber? ¿Quién más está detrás de la nueva plataforma de moda? ¿Quién la financia?
La historia de Graber y Bluesky comienza a finales de 2019. Las redes sociales se encuentran en momento de inflexión y el fundador de Twitter, Jack Dorsey, cree que su plataforma puede ser una de las más afectadas. “El valor de las redes sociales está cambiando de la simple publicación y eliminación de contenido hacia los algoritmos de recomendación que dirigen la atención de las personas”, avisó.
Para Dorsey, la consecuencia de esa tendencia en grandes empresas cotizadas como la propia Twitter, Facebook o Instagram estaba clara. “Los incentivos existentes en las redes sociales con frecuencia hacen que la atención se centre en contenidos y conversaciones que generan controversia e indignación, en lugar de conversaciones que informan y promueven la salud”.
“Lamentablemente, estos algoritmos suelen ser propietarios, y no se puede elegir ni crear alternativas. Aún”, dice. Es el anuncio oficial de un proyecto piloto dentro de Twitter que podría evitar ese futuro. ¿Cómo? Quitándole a su propia empresa la capacidad de dominar de manera absoluta los algoritmos que controlan la conversación.
El plan era separar los datos que generan de la propia Twitter. Que la actividad de los usuarios se realizara sobre un protocolo abierto y su red social fuera una forma de explotarlos, pero no la única. Dar la oportunidad a cada miembro de levantar el campamento e irse a otra app si lo que veían en Twitter no le gustaba. Descentralizar la red.
“¿Por qué esto es bueno para Twitter? Nos permitirá acceder y contribuir a un corpus mucho más amplio de conversaciones públicas, enfocar nuestros esfuerzos en construir algoritmos de recomendación abiertos que promuevan conversaciones saludables, y nos obligará a ser mucho más innovadores que en el pasado”, justificó.
Dorsey, un firme defensor de las tecnologías digitales descentralizadas, como las criptomonedas, creía que si Twitter daba ese paso podía iniciar un círculo virtuoso en el que otras redes fueran uniéndose al protocolo abierto y descentralizado, conectándose entre ellas.
Con esa hoja de ruta, la empresa organizó un concurso para crear el equipo encargado de desarrollar ese nuevo estándar tecnológico para las redes sociales. Seleccionó a cinco diseñadores y arquitectos de sistemas para llevarlo a cabo. La encargada de liderarlo sería una ingeniera de 28 años, Jay Graber.
Bluesky, el becario rebelde
Twitter financió el proyecto con 13 millones de dólares y este echó a andar en diciembre de 2019. Esa fue la primera inversión en Bluesky. Se configuró en forma de “beca”, pero Twitter no controlaba la iniciativa. “Tenía un asiento de asesor. Pero no había una estructura bien definida. Era algo así como: vamos a reservar este dinero, y quien sea que contratemos puede determinar la mejor manera de construir este protocolo”, ha explicado este 2024 Dorsey en una entrevista.
El fundador de Twitter ya había puesto en marcha esa estrategia con otras iniciativas para desarrollar protocolos descentralizados. Una de ellas fue la que dio origen a Block, una compañía financiera basada en criptomonedas, de la que Dorsey es presidente. Graber optó por soltar amarras con su matriz.
“Jay decidió que quería establecer una entidad completamente diferente”, reveló Dorsey el pasado mayo. “Eso se aceleró aún más cuando Elon [Musk] hizo la oferta de adquisición, y rápidamente se convirtió en una cuestión de supervivencia, donde sintió que necesitaba construir una compañía, crear un modelo alrededor de eso, conseguir capital de riesgo, formar un directorio, emitir acciones y todas esas cosas”.
El proyecto para salvar las redes sociales daba la espalda a su fundador y a la plataforma que lo había parido. “Esa fue la primera vez que sentí que, wow, esto no está yendo en una dirección con la que estoy realmente feliz, o que no era la intención. Esto se suponía que iba a ser un protocolo de código abierto que Twitter podría eventualmente utilizar”, relata el empresario.
Están repitiendo los mismos errores que cometimos en Twitter
Los meses en los que Musk intentó echarse atrás de su compra de Twitter fueron claves para Bluesky. El proyecto para crear un protocolo descentralizado para redes se independizaría por completo e iniciaría su andadura en solitario. Sin publicidad y con mínimo impacto algorítmico. “Lo que sucedió es que la gente empezó a ver Bluesky como algo a lo que huir, lejos de Twitter. Es lo que no es Twitter, y por lo tanto, es genial”, continuaba Dorsey, que entonces seguía teniendo un puesto en el consejo de administración de Bluesky.
La joven iniciativa siguió desarrollando el protocolo descentralizado que fue su misión inicial (Protocolo AT), pero a la vez, también diseñó una red social para que funcionara sobre su tecnología. “Poco a poco, empezaron a pedirle a Jay y al equipo herramientas de moderación, y que expulsaran a personas. Y desafortunadamente, siguieron adelante con eso”, cuenta el fundador de Twitter.
Dorsey dice que eso fue el punto de inflexión. Bluesky estaba aceptando dinero del capital riesgo para financiarse y aceptando imponer mecanismos de moderación. En primavera salió del consejo de administración y en septiembre incluso borró su cuenta: “Están repitiendo los mismos errores que cometimos en Twitter”.
Capital riesgo de la industria cripto
Bluesky volaba sola y los 13 millones de dólares de Twitter pronto se quedarían cortos. La plataforma fue comedida con el gasto en sus primeras etapas y llegó a establecer un modelo de registro por invitación para impedir que avalanchas de usuarios como la actual pudieran desestabilizarla.
La red no se abrió al mundo hasta el pasado febrero. Hoy roza ya los 20 millones de usuarios con apenas 20 trabajadores contratados. En este período ha abierto dos rondas de financiación, de 8 y 13 millones de dólares respectivamente. En ambas han tenido un gran peso los inversores cripto, atraídos por el modelo descentralizado que propone Bluesky, como SevenX Ventures, Protocol Labs o Blockchain Capital.
La estructura de propiedad exacta de la compañía es desconocida, ya que no cotiza en bolsa. Bluesky sí ha hecho público que el líder de la ronda de su última ronda de financiación, cerrada a finales de octubre, fue Blockchain Capital. Es una de las firmas de capital riesgo líderes y más influyentes en la industria cripto con presencia en Coinbase (la mayor bolsa de criptomonedas de EEUU) o OpenSea (el mayor mercado de NFT). A cambio ha colocado a una de sus socias en el consejo de administración de la red social.
“Este fondo tiene un conocimiento excepcionalmente profundo de nuestra base descentralizada y tiene una amplia experiencia en la creación de ecosistemas para desarrolladores, por lo que es una asociación natural a medida que continuamos invirtiendo en ATmosphere (el ecosistema para desarrolladores del Protocolo AT)”, ha afirmado Bluesky.
Bluesky y el Protocolo AT no utilizan cadenas de bloques ni criptomonedas, y no hiperfinancializaremos la experiencia social (a través de tokens, comercio de criptomonedas, NFT, etc.)
“Esto no cambia el hecho de que la aplicación Bluesky y el Protocolo AT no utilizan cadenas de bloques ni criptomonedas, y no hiperfinancializaremos la experiencia social (a través de tokens, comercio de criptomonedas, NFT, etc.)”, promete la plataforma.
La red del cielo azul (una referencia al espacio donde debía volar el pajarito de Twitter) ha partido caminos con Dorsey y su plataforma matriz. A pesar de ello sus nuevos aliados la empujan a un modelo de monetización similar al de X, puesto que ha avanzado que va a desarrollar “un modelo de suscripción” que quieren que sirva para hacer cargas de vídeos más rápidas o “personalizaciones de perfil como colores y marcos de avatar”.
Sus próximos pasos marcarán su futuro. “Bluesky siempre será de uso gratuito: creemos que la información y la conversación deben ser de fácil acceso, no bloqueadas. No subiremos de categoría a las cuentas simplemente porque se suscriban a un nivel pago”, asegura la joven red social.
32