Zuckerberg cambia las reglas de Facebook e Instagram y permite calificar a personas gays o trans como “enfermos mentales”
Mark Zuckerberg sigue profundizando el giro de su compañía de redes sociales para contentar a la extrema derecha internacional. Tras asumir las tesis de Donald Trump y Elon Musk respecto a los programas de verificación de datos independiente y calificar el etiquetado de bulos como “censura”, ahora ha decidido cambiar las reglas de moderación para desproteger al colectivo LGTBI, uno de los más atacados de las redes sociales.
A partir de ahora, los usuarios de Instagram, Facebook o Threads (la red de Meta que emula al antiguo Twitter) podrán denominar a las personas gays o trans como “enfermos mentales”, “inmorales”, “anormales” o afirmar que no son hombres o mujeres “reales”. Las nuevas normas también permiten negar su propia existencia, asociándola a trastornos que se pueden tratar con terapias de conversión.
Así queda reflejado en la última modificación del documento de normas de la comunidad de Meta sobre discurso de odio. “Sí permitimos las acusaciones de enfermedad mental o anormalidad cuando se basan en el género o la orientación sexual, dado el discurso político y religioso sobre transexualidad y homosexualidad”, se lee en la nueva redacción, que también tolera “el uso habitual no grave” de palabras como “raro”.
Sí permitimos las acusaciones de enfermedad mental o anormalidad cuando se basan en el género o la orientación sexual, dado el discurso político y religioso sobre transexualidad y homosexualidad
El cambio de políticas choca frontalmente contra el posicionamiento de las principales asociaciones psiquiátricas o la propia Organización Mundial de la Salud (OMS), que dictaminó hace más de tres décadas que la homosexualidad no es una enfermedad ni un trastorno psiquiátrico. Hizo lo mismo con la transexualidad en 2018.
“Identificarse como transgénero no constituye un trastorno mental. Para estas personas, el problema fundamental radica en hallar recursos asequibles, como asesoramiento, terapia hormonal, procedimientos médicos y el respaldo social necesarios para expresar libremente su identidad de género y minimizar la discriminación”, recalca la Asociación Americana de Psicología.
No obstante, Meta justifica que “a veces” sus usuarios emplean expresiones que “incitan a la exclusión o usan lenguaje insultante en el contexto del debate sobre temas políticos y religiosos, como cuando se tratan los derechos de las personas transgénero, la inmigración o la homosexualidad”. “Nuestras políticas se han concebido para acoger este tipo de discursos”, aclara.
Dentro de esta política, la multinacional tolerará que los usuarios afirmen que las mujeres o las personas LGTBI no están igual de preparadas para ser profesores, policías o militares: “Sí permitimos el contenido que abogue por las limitaciones de acceso a puestos de trabajo en cuerpos militares, fuerzas y cuerpos de seguridad, y el sector educativo en función del género. También permitimos este tipo de contenido en función de la orientación sexual, cuando este se basa en creencias religiosas”.
Seguir “el discurso dominante”
Zuckerberg adelantó este cambio de políticas en su vídeo-comunicado de la pasada semana, en el que notificó el fin de programa de verificación de bulos en Facebook e Instagram. “Vamos a simplificar nuestras políticas de contenidos y a eliminar un montón de restricciones sobre temas como la inmigración y el género que no están en consonancia con el discurso dominante”, avisaba.
“Lo que empezó como un movimiento para ser más inclusivo se ha utilizado cada vez más para acallar opiniones y dejar fuera a personas con ideas diferentes, y esto ha ido demasiado lejos”, continuaba Zuckerberg.
Lo que empezó como un movimiento para ser más inclusivo se ha utilizado cada vez más para acallar opiniones y dejar fuera a personas con ideas diferentes, y esto ha ido demasiado lejos
La decisión ha provocado las críticas de las asociaciones LGTBI. Para Glaad, la mayor organización de este tipo del mundo, el resultado de esta nueva política será “que Instagram, Facebook y Threads se conviertan en entornos inseguros llenos de discursos de odio peligrosos, violencia, acoso y desinformación”. Estos cambios “impulsados por el odio”, adelanta, “dañarán a los usuarios y harán que las plataformas de Meta sean inseguras para todos. Meta es ahora una empresa anti-LGBTQ”.
“No tiene ni pies ni cabeza”, lamenta David Armenteros, vicepresidente de la Federación Estatal LGTBI+: “Sabemos el impacto bestial que puede tener la invisibilización del colectivo. Que ahora permitan que por razones de creencias religiosas o políticas se pueda negar tu realidad es remar por el lado que no es. Estamos viendo cómo aumentan los ataques de odio, nos los encontramos cada vez más en las aulas. Este tipo de mensajes llegan cada vez más a los alumnos y eso tiene consecuencias en el día a día”.
Situaciones como estas han llevado a que nueve de cada diez personas trans oculten su identidad de género en al menos un ámbito de su vida, como recogió la encuesta Transaludes, llevada a cabo por el Instituto de Salud Carlos III. Este estudio, el primer análisis sobre la salud de las personas trans y no binarias en España, reveló que un 10% de ellas se había encontrado con personal sanitario que las consideraba “enfermas”.
La decisión de Meta va en consonancia con la postura general de X, donde Elon Musk ha ido siendo cada vez más permisivo con los ataques al colectivo LGTBI. El propio Musk ha declarado que su hija, que cambió de género, está “muerta” para él y echa la culpa al “virus woke” de su transición. Tanto Musk como ahora Zuckerberg encuadran el control del discurso del odio como una “censura”.
Con esto quieren atraer gente y lo están intentando dándole un micrófono a los discursos de odio
“No es cierto que se censure más mensajes de odio que antes”, discrepa Armenteros. “Me parece abrumador que se diga algo así cuando todas las semanas vemos casos en los que se eliminan contenidos LGTBI. A mí me han borrado contenidos sobre LGTBIfobia por hablar de estos temas y, sin embargo, a mí me pueden llamar enfermo sin ningún problema porque eso es libertad de opinión”, asevera.
El activista rechaza también que Zuckerberg haya emprendido estos cambios solo por el “punto de inflexión cultural” que supone la victoria de Trump. “Yo creo que hay más en juego. Es el dinero. Sabemos los problemas que están teniendo y cómo están cayendo en número de usuarios en redes como Facebook. Con esto quieren atraer gente y lo están intentando dándole un micrófono a los discursos de odio”, zanja.
Armenteros pide en su conversación con este medio a la UE que “reaccione” ante estos movimientos de Musk y Zuckerberg, pero Bruselas arrastra los pies en este tema y los expertos avisan que su capacidad de movimiento es reducida, como ha informado este medio.
Eliminación de los equipos de Diversidad
Además de los cambios en la moderación, Meta también está llevando a cabo cambios internos. El pasado viernes comunicó a sus empleados que suprimirá el equipo de Diversidad, Equidad e Inclusión (DEI) de la compañía. Este tenía como objetivo promover la diversidad y la integración en la plantilla, garantizando que las personas de todos los orígenes, identidades y perspectivas se sientan valoradas y puedan prosperar.
La eliminación va aparejada de la derogación de las políticas que velan porque los procesos de contratación de la corporación sean inclusivos, así como de todas las reglas por la paridad racial o de género para los puestos directivos. Tampoco le exigirá a sus proveedores ninguna condición en este sentido como venía haciendo hasta ahora.
En un memorando interno publicado por Axios y confirmado por varios medios estadounidenses, Meta reconoce que los equipos diversos “son mejores para innovar, resolver problemas complejos e identificar nuevas oportunidades”. Pese a ello, impone los citados cambios “dado el cambiante panorama jurídico y político”. “El término 'DEI' también ha adquirido un carácter controvertido, en parte porque algunos lo entienden como una práctica que sugiere un trato preferencial a algunos grupos sobre otros”, justifica.
Se trata de una política que ya han llevado adoptado otras grandes multinacionales estadounidenses. Ford, Walmart o Boeing también han suprimido este tipo de equipos de equidad interna, muy criticados por el trumpismo.
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