Una decena de mujeres relata abusos sexuales del escritor Neil Gaiman: “Le dije que no, pero lo hizo igual”
Varias mujeres se han sumado a los testimonios contra el escritor y guionista de fantasía Neil Gaiman, conocido entre otras obras por el cómic 'The Sandman', y han relatado sus experiencias de abuso sexual en un nuevo artículo publicado por la revista 'New York Magazine'.
Gaiman es uno de los autores de ficción más reconocidos de su generación con obras como 'Coraline', 'Stardust', 'Good Omens' o 'American Gods', que han sido llevadas al cine y a la televisión. En julio de 2024 ya fue señalado por varias mujeres en el podcast 'The Tortoise'. El extenso artículo publicado ahora incluye el testimonio de algunas de estas mujeres y añade nuevas víctimas. Ocho mujeres cuentan su caso a la revista 'New York Magazine', pero en total son doce las que han acusado al escritor.
Los relatos coinciden en describir prácticas de sexo duro y sadomasoquistas que no contaban con consentimiento explícito y sobre las que no se había hablado previamente. La víctima más joven tenía 18 años y el resto, entre 20 y 30 años. Con una excepción, todos los relatos tienen lugar cuando el escritor tenía 40 años o más. Dos de ellas trabajaron para él y cinco eran seguidoras de su trabajo. Al menos dos de ellas aseguran que las agresiones tuvieron lugar cuando el hijo de Gaiman, entonces menor, estaba presente.
Uno de los testimonios es el de Scarlett Pavlovich, que trabajó como niñera para Gaiman y su exmujer Amanda Palmer. Pavlovich cuenta varias escenas de relaciones sexuales sin consentimiento. La primera fue cuando, el primer día en el que coincidieron en su casa, le dijo que utilizase una bañera que tenían en el jardín. Él fue detrás de ella, se metió también en la bañera y le pidió que estirase las piernas y se pusiera “cómoda”. Cuando dijo que no, respondió que se “relajase” y que solo iban a hablar: “No arruines el momento”.
Pavlovich afirma, entre otras cosas, que la presionó pese a que le contó que había sufrido abusos sexuales en su adolescencia y que no había tenido sexo. “Me metió los dedos por el culo e intentó meter su pene. Dije: 'no, no' (...) Me preguntó si podía correrse en mi cara, le dije que no, pero lo hizo igual. Me dijo: 'Llámame amo y me correré'”. La joven también cuenta que otro día la empujó contra el sofá y la golpeó con su cinturón. Después intentó iniciar sexo anal sin lubricación, ella gritó que “no” y él se detuvo para ir a la cocina a coger mantequilla. Pavlovich continuó gritando hasta que Gaiman acabó. Después, según su relato, la llamó “esclava” y le pidió que le limpiase. “Tuve que lamer mi propia mierda”.
Al menos dos de las víctimas denunciaron las agresiones a la policía, según ha podido comprobar 'New York Magazine' con las autoridades. Varias de las víctimas han reconocido haber recibido compensaciones económicas y la firma de acuerdos de confidencialidad. Pavlovich llegó a contarle lo ocurrido a Amanda Palmer, la mujer de Gaiman y responsable de su contratación como niñera.
El artículo cuenta que Pavlovich comenzó a verlo todo desde otra perspectiva cuando dejó de tener contacto con él. “Mientras él se desvanecía, empecé a escuchar otras voces”. Varios amigos la pusieron en contacto con otras mujeres que tenían experiencia en lidiar con casos de abusos sexuales y la animaron a acudir a la policía.
Tras las acusaciones en 'The Tortoise', representantes del escritor defendieron que todos los encuentros fueron consensuados y que “la degradación sexual, la esclavitud, la dominación, el sadismo y el masoquismo pueden no ser del gusto de todos, pero entre adultos que consienten, el BDSM es legal”.
El extenso reportaje recoge que la mayoría de las mujeres, en algún punto, le siguieron el juego, le llamaron “amo” como él les había pedido y le escribieron posteriormente. Pero también cuentan que no existió consentimiento para las prácticas, que su perspectiva sobre lo que estaba ocurriendo cambió y cómo varias recibieron compensaciones económicas para que no hablasen.
Desde que varias mujeres acusaran al escritor en 2024 de agresión, casi todos sus proyectos audiovisuales han sido cancelados, entre ellos la tercera temporada de “Good Omens” en Amazon Prime, que terminará con un capítulo de 90 minutos.
Disney detuvo la producción de su adaptación cinematográfica de “The Graveyard Book” y Netflix canceló “Dead Boy Detectives”, aunque no está claro si estuvo relacionado con las acusaciones.
Neil Gaiman contesta: “No soy perfecto, pero nunca he tenido una relación sexual no consentida con nadie”
El escritor ha afirmado mediante un comunicado en su página web que había leído desde hace meses “con horror” las acusaciones de abusos que se le imputaban, pero que no había querido contestar nunca por respeto a las personas que exponían sus historias y porque las redes sociales no le parecían el lugar apropiado para hablar de asuntos personales importantes.
Gaiman enfatiza en que “mientras leía todos esos recuerdos, hay momentos que he reconocido parcialmente y momentos que no”, así como “cosas que rotundamente no sucedieron. Estoy lejos de ser perfecto, pero nunca he tenido una relación sexual no consentida con nadie”.
“Podría y debería haberlo hecho mucho mejor. No estaba disponible emocionalmente, a la vez que estaba disponible sexualmente, centrado en mí mismo”, añade. “No me importaban los sentimientos de la gente, y eso es algo que lamento profundamente. Fue egoísta por mi parte. Estaba atrapado en mi propia historia e ignoré la de los demás”.
“Como la mayoría de nosotros, estoy aprendiendo”, explica Gaiman, que insiste: “Al mismo tiempo, al reflexionar sobre mi pasado -y al volver a revisar todo lo que realmente sucedió, en contraposición a lo que se alega- no acepto que haya habido ningún abuso. Repito: nunca he mantenido relaciones sexuales no consentidas con nadie”.
“Estoy dispuesto a asumir la responsabilidad de cualquier error que haya cometido. No estoy dispuesto a dar la espalda a la verdad, y no puedo aceptar que se me describa como alguien que no soy, y no puedo ni quiero admitir que hice cosas que no hice”, concluye el escritor.
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