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Hoy, 3 de diciembre, es el Día Internacional de las Personas con Discapacidad. Y hoy me gustaría recuperar, a modo de reflexión, un trabajo que realicé con un compañero de la Universidad de Zaragoza, con el profesor César Sánchez Álvarez, sobre la co-construcción de sociedades inclusivas desde la participación de personas con discapacidad, y en concreto, de la participación de niños, niñas y adolescentes con discapacidad.
De manera habitual, la participación es considerada un proceso social que requiere la voluntad y la autonomía del sujeto participante para tomar parte en su contexto y existe una tradición en las democracias occidentales para promover la participación social bajo diferentes formas de ciudadanía.
En el caso de la participación de niños, niñas y adolescentes se observa su presencia en la agenda de las políticas públicas de manera reciente, pudiendo datar el inicio del fomento de la participación de estos a partir del año 1989 con la Convención Internacional de los Derechos del Niño. En cuanto a la participación de personas con discapacidad esta es identificada desde los procesos específicos de inclusión social de la propia población con discapacidad.
La participación de las personas con discapacidad en sus etapas de infancia y juventud requiere dirigir la mirada a la Convención sobre los Derechos del Niño y a la Convención Internacional sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad, teniendo en cuenta que, tanto la discapacidad como la infancia y la juventud pueden ser consideradas como construcciones sociales y, por lo tanto, ser tratadas de forma diferente dependiendo de los países, culturas y sociedades.
Así, la infancia sería la suma de aquellos discursos que generan representaciones y prácticas con los niños y las niñas en el marco de contextos socioculturales específicos, y la discapacidad no sería una condición a curar sino una construcción relacional entre la sociedad y los individuos y/o grupos, estando implicadas en la discapacidad un conjunto de prácticas que influyen tanto en la propia existencia de las personas en la sociedad, como en sus oportunidades de mejora y formas de participación.
En este sentido hay que destacar que, la participación de niños, niñas y adolescentes estaría íntimamente relacionada con la oportunidad para ser escuchados y por lo tanto de expresar su opinión libremente en todos los asuntos que los puedan afectar, como, por ejemplo, en su educación, su salud, o su participación en la vida cultural y en las artes.
Sin embargo, el interés por la participación se sigue viendo hoy en día limitada a un nivel más consultivo haciendo realmente imposible una intervención activa, y por lo tanto capaz de transformar sociedades a través de su influencia en la toma de decisiones políticas.
Actualmente estamos inmersos en un enfoque teórico de la infancia que considera a los niños y las niñas sujetos sociales capaces de ofrecer su versión de la realidad social y reflexionar sobre la misma, pasando así de ser sujetos objeto de estudio a ser sujetos activos.
El paso de un tipo de sujeto a otro está enmarcado en la consideración tradicional de la infancia en la que se concibe la socialización como el proceso a partir de la cual niños, niñas y adolescentes son socializados, en principio por personas adultas, mostrándose así esa niñez pasiva y dependiente. Sin embargo, se ha constatado a lo largo de los años que las personas adultas también están en un proceso permanente de transformación.
Las nuevas necesidades que aparecen con los cambios sociales en un mundo globalizado demandan que las personas adultas demuestren su capacidad de aprendizaje para adaptarse a dichos cambios, poniendo en jaque a esa visión reduccionista de la infancia. Los niños, niñas y adolescentes se convierten en los últimos años en co-constructores de la infancia y la sociedad.
Las nuevas necesidades que aparecen con los cambios sociales en un mundo globalizado demandan que las personas adultas demuestren su capacidad de aprendizaje para adaptarse a dichos cambios
Sin embargo, a las dimensiones consideradas en el estudio estructural de la infancia, como son los cambios demográficos, las actividades infantiles, la economía, la justicia distributiva y el estatus jurídico, se debería sumar la dimensión de la discapacidad, que supondría una causa más de deslegitimación de la infancia, como evidencia la escasez de investigaciones que demuestran los cambios en los niveles participación de niños, niñas y adolescentes con discapacidad después de haber participado en proyectos de inclusión.
Los niños, niñas y adolescentes con discapacidad se encuentran con dificultades añadidas. A la hora de plantear la participación en el sistema educativo y el futuro ingreso en el mercado laboral se identifican una serie de problemáticas y dificultades que deben ser tenidos en cuenta por los modelos de participación. Esto implica una fuerte importancia del rol de los adultos en las políticas de inclusión en los entornos escolares orientadas a niños, niñas y adolescentes con discapacidad. Así los modelos de medición de la participación deben considerar el enfoque sistémico que identifique las funcionalidades de niños, niñas y adolescentes con discapacidad en la estructura familiar para favorecer su propia inclusión.
Este estudio nos permitió identificar las perspectivas existentes sobre el fenómeno de la participación de niños, niñas y adolescentes con discapacidad. En particular modo, este trabajo se justificó en la diversa literatura sobre participación de niños, niñas y adolescentes con discapacidad orientada a la definición y medición de la participación, identificada en estas dos décadas, a partir de los trabajos de la OMS (2001) y Unicef (2020). Con la distancia de estos veinte años pudimos concluir la necesidad de generar insumos para las políticas públicas nacionales y crear un lenguaje común, así como conceder un mayor énfasis al contexto local en la actualidad para que se incentive la participación de una parte y de otra forma, fomenten la inclusión social de personas con discapacidad en diferentes ámbitos de la vida, y siempre desde un enfoque de derechos humanos.
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