Beatriz Carretero: “El trato vejatorio que sufren las mujeres deportistas es cruel. Y la sociedad lo tiene totalmente normalizado”

La Facultad de Empresa y Gestión Pública del Campus de Huesca de la Universidad de Zaragoza ha acogido la proyección y coloquio del documental ‘Hijas de Cynisca: El deporte femenino habla por la igualdad’, en el que trece deportistas de primer nivel, técnicas y periodistas deportivas aportan, a lo largo de los 96 minutos de este filme, su visión sobre la desigualdad de género en el deporte. Beatriz Carretero, autora de ocho cortometrajes de ficción y del documental ‘Diversidad’, recoge en este último trabajo las experiencias y opiniones de referentes del deporte femenino en España como la gimnasta Almudena Cid, la baloncestista Amaya Valdemoro, la ciclista Dori Ruano, la jugadora de waterpolo Jennifer Pareja, las nadadoras Ona Carbonell y Jessica Vall, la campeona olímpica de halterofilia Lydia Valentín, las jugadoras de balonmano Bea Fernández, y Carmen Martín, y la de voleibol Mary Álvarez. También entrevista a la periodista Paloma del Río -que fue directora de deportes de TVE-, y a las entrenadoras Laura Torvisco y Paula Tirini.

¿Cuándo surge la idea de poner en marcha esta película documental?

Nace por tres motivos. El primero porque soy una amante del deporte realizado por mujeres desde niña, cuando llegan las fechas por ejemplo de unos Juegos Olímpicos, me encierro en casa a ver cada segundo, sobre todo el deporte femenino. Por otro lado, todos mis trabajos tienen un componente social; me declaro feminista desde que tengo uso de razón, y quería que el documental tuviera esa parte social. Y, por último, llevamos más de 120 años de cine protagonizado, producido y dirigido por hombres y para mí era muy importante hacer una película que estuviera protagonizada íntegramente por mujeres, contada desde su punto de vista. Me parecía maravillosa la mezcla de cine, mujer y deporte para denunciar el machismo que está presente en el deporte, pero que, a la vez, está invisibilizado de una forma brutal.

¿Cuál es el objetivo final que busca con ‘Hijas de Cynisca: El deporte femenino habla por la igualdad’?

Es visibilizar toda la desigualdad que rodea a la mujer en el deporte, a todos los niveles. Estamos hablando de recursos, de sueldos, de premios, de falta de patrocinios, de falta de visibilidad en los medios de comunicación, y a la vez de una tremenda cosificación de la figura de la mujer deportista. Creo que la película refleja muy bien todas las temáticas de las que queríamos hablar en el guion, sin perder el foco, con una buena estructura, con ritmo, con calidad técnica y artística, con sentimiento, con verdad y que no te deja indiferente. Unido a la belleza que tiene el deporte en imagen y que queríamos plasmar. Quería que también fuera un homenaje a todas las deportistas desde aquella Cynisca de hace más de 2.000 años hasta ahora. Pero no solo quería hacer una denuncia a través del testimonio de las trece protagonistas, también he querido buscar propuestas y soluciones para revertir esta situación de discriminación y de machismo. Es un trabajo en el que la parte emocional es muy importante, pero también la parte reivindicativa, de ahí, que me haya apoyado en datos.

¿Cómo fue la selección y el contacto con estas trece mujeres deportistas?

La verdad es que hice la que yo llamo “mi lista soñada de cyniscas”, con los nombres de las mujeres que quería que estuvieran en el documental, y puedo decir que todas ellas son las que aparecen en el trabajo final. Quería que hubiera mujeres que han sido y son grandes referentes deportivas, en diferentes disciplinas, y con vidas también muy distintas. En realidad, que todas ellas sean tan distintas y que, aun así, sus experiencias de discriminación sean tan similares, refleja que hay un problema real, que no es algo puntual. Con algunas el contacto fue directo, pero a otras llegué a través de sus redes sociales, y la respuesta fue no solo positiva sino inmediata. Esto me hizo ver que la idea que había tenido viendo los JJOO de Río tenía todo el sentido: Las mujeres deportistas estaban ansiosas por hablar, por contar sus experiencias, por visibilizar. Pero nunca habían tenido la oportunidad de alzar la voz de esta forma, porque algo así no se había hecho antes en España.

Asegura que el público finaliza el visionado del documental con un impacto emocional importante. Durante el proceso ¿Hay algo que le haya impactado? Algo que no esperaba encontrar a pesar de haberse documentado en profundidad.

Podía imaginar que era un mundo machista, pero no esperaba el nivel de vejación que he encontrado. Las diferencias entre el hombre y la mujer en el mundo del deporte son abismales. La diferencia con otros sectores es que el trato es mucho más vejatorio, y está profundamente invisibilizado. Hablamos de tener diferente comida en el comedor, de no darles equipaciones suficientes y tener que lavarlas ellas mismas en unos Juegos Olímpicos, de diferencias en los transportes e instalaciones, de tener que entrenar a las diez de la noche porque el resto de horas están reservadas para los equipos masculinos; aun estando en primera división, de tener un trabajo paralelo porque no tienen sueldo y porque sino cuando acaba su carrera deportiva no tienen nada. Por no hablar de la cosificación de la mujer deportista y de la sexualización de sus cuerpos, algo que, en el deporte, alcanza la máxima expresión del machismo; por ejemplo, con las equipaciones diseñadas para “marcar su cuerpo”. Otra cosa que he comprobado es que esto lleva mucho tiempo pasando, y eso significa que ni las entidades pertinentes; las Federaciones, ni los medios de comunicación tienen interés alguno en que las cosas cambien.

Para la difusión de este documental, usted organiza coloquios posteriores al visionado del mismo ¿Cómo responde el público asistente? Por ejemplo, en los centros educativos.

Para empezar, en los coloquios con centros educativos tengo que hacer una labor didáctica importante, explicando por ejemplo qué es el feminismo, dejando claro que el documental no está hecho para ir en contra de los hombres y que el trabajo para conseguir la igualdad tiene que venir desde muchos ámbitos, la educación en casas y colegios, las redes sociales, los medios de comunicación, el arte, las instituciones, etc. Y que cada una de nosotras y nosotros tenemos que utilizar las herramientas que tengamos para poder cambiar las cosas. Y encuentro en el alumnado reflexiones recurrentes, como: por seguir con el caso de la indumentaria, que: “Ellas juegan así porque están más cómodas, o porque rinden mejor”. Y cuando les respondes que; si de verdad se rinde más a nivel profesional por ese tipo de indumentaria, también los chicos deberían llevarla, las cosas cambian: Se dan cuenta de que no es un tema de comodidad o rendimiento sino de cosificación. Por lo general ellos responden en público, dan su opinión; mientras que ellas esperan a que acabe la actividad para acercarse y contarme en privado sus impresiones sobre el documental, expresarme que es reconfortarte sentir que no están solas, que existe la sororidad, o que se han sentido totalmente identificadas. Lo que las deportistas explican en la pantalla, algunas niñas y adolescentes ya lo están viviendo.

¿Cuál es la reacción entre las personas adultas?

En este caso, ellas agradecen el trabajo y la visión que les ha aportado el documental, y se muestran interesadas por conocer más detalles, preguntan para profundizar en el tema. En cambio, ellos, suelen dar su opinión, es como si “sentaran cátedra”, pero no hacen preguntas. Hay casos también en los que hombres, después de ver el documental han acabado llorando, y hasta alguno ha pedido perdón a la sala en nombre de sus iguales. Como también hay niños que, días después de la actividad, me han escrito para hacerme preguntas, para decirme que qué pueden hacer ellos por cambiar esta situación o que de mayor quieren ser entrenadores y que no les gustaría repetir lo que han visto. Lo fundamental de este trabajo es que, en 96 minutos se produce un clic; hace cambiar la perspectiva de las personas que lo ven, hombres y mujeres, sobre la situación de las mujeres en el deporte; ya sea en las deportistas de base, o en las que están en la élite, la desigualdad, la vejación y el machismo están presentes e invisibilizados. El contenido de la película les emociona, les duele, les sorprende, les indigna, les remueve por dentro, pero también les llena de fuerza y ganas de querer cambiar las cosas y conseguir esa igualdad real con la que tanto soñamos.

¿Cómo se enfrenta al escepticismo y la acusación de subjetividad de algunos sectores de la población?

Una frase con la que me suelo topar es: “Esta es la historia de estas mujeres, pero habrá otras que no vivan esta situación”. Para desmontar la supuesta subjetividad de los perfiles de las trece mujeres (que presentan de por sí casuísticas y circunstancias muy diferentes entre sí para evitar precisamente esta idea de subjetividad), la mejor manera de responder es con datos. Por eso, en este documental tenía claro que no podía solo visibilizar los testimonios, tenía que apoyarlos con datos extraídos de estudios reales, cifras derivadas de investigaciones reales que reflejan, por ejemplo, los porcentajes de visibilidad de las deportistas en los medios de comunicación, o de cómo se trata la información deportiva cuando se habla de la mujer. Hay frases que me molestan mucho como: “Ellas no pueden ganar lo mismo porque no generan lo mismo”. Las mujeres no ganan más porque no se invierte más en ellas; a todos los niveles. Algunas están en la élite, consiguiendo los mismos resultados que sus compañeros, y al mismo tiempo se ven obligadas a trabajar en otra cosa porque ellas no tienen un sueldo.

¿Qué ha supuesto para usted trabajar en esta película? Y, aunque los estamentos profesionales y medios no estén por la labor de hacer ese cambio como usted comenta ¿Cree que se puede conseguir a nivel social?

Hacer esta película ha sido mi especial ciclo olímpico, ya que para realizarla fueron cuatro años de ilusión, trabajo, esfuerzo y sacrificio para poder sacarla adelante. Y otros 4 años de gira cynisca compartiéndola con el público de cada rinconcito al que he ido.bHa sido muy intenso y agotador, pero cuando miras los ojos emocionados de la gente cuando acaba la película ves que merece la pena cada segundo invertido.

Para mí ha supuesto un gran aprendizaje y crecimiento tanto a nivel profesional como personal. Hijas de Cynisca es la película, que toda mi vida desde que soñaba con ser cineasta, quería hacer, me ha hecho sentir que vuelo con ella, y soy muy feliz con todo lo que nos está dando, muy orgullosa de todo lo que está ayudando a conseguir. Como me dijeron una vez en un coloquio, estamos dejando un legado para un mundo mejor. Creo que ese granito de arena que era al principio en nuestra lucha por la igualdad se ha convertido en una montaña enorme llena de momentos bonitos con la que vamos creando una familia de cyniscas y cyniscos alrededor del mundo.