Dos años sin cobrar el bono social térmico en Asturias por un cambio de cuenta bancaria que no le reconocen

Cuando Rosa Fernández García se jubiló, hace ocho años, lo hizo cobrando la pensión mínima, que ahora, tras las subidas de estos años, le supone un ingreso mensual de 870 euros. A través de una amiga supo de la existencia del bono social térmico, y por ende, del bono social de electricidad. El segundo no va sin el primero.
Se trata de un programa de ayudas destinadas a paliar la pobreza energética en consumidores vulnerables, es decir, para que familias necesitadas, numerosas o pensionistas con paga mínima puedan pagar la calefacción. El Estado es el encargado de aportar el dinero para que estas personas puedan compensar los gastos necesarios que les garanticen el suministro de energía para calefacción, agua caliente y cocina, pero son las comunidades autónomas las que gestionan esta ayuda.
El bono social térmico se cobra siempre a año vencido, es decir, en octubre de 2023 Rosa cobró la ayuda correspondiente al ejercicio de 2022. Fueron 135,65 euros y la última cantidad que esta mujer jubilada de 75 años ingresó por última vez.
Harta de las comisiones que le cobraba el que por entonces era su banco, en aquel caso fueron 40 euros, decidió cerrar esta cuenta y abrir otra en una nueva entidad bancaria. Era algo que llevaba tiempo pensando, pero nunca había llegado a ejecutar por las complicaciones que pudiera, barruntaba ella, generarle desde el punto de vista administrativo con el Principado, pues para lo único que Rosa utilizaba la cuenta era para el cobro de esta ayuda.
No se equivocaba en lo que había aventurado, pues desde que en octubre de 2023 Rosa Fernández cerró esa cuenta bancaria y, pese a haber realizado todos los trámites exigidos por la administración para seguir cobrando la ayuda en su nueva cuenta, esto nunca más volvió a producirse “y ya estamos en marzo de 2025”, lamenta enfadada.
Cuando Rosa se pone en contacto con la Consejería de Bienestar Social para informarse del procedimiento que debe seguir ante un cambio de entidad bancaria, allí le informan de que ya no es el Principado quien gestiona estas ayudas pues, ante el volumen ingente de solicitantes han decidido contratar a Tragsa, empresa con un 51 por ciento de propiedad pública, para que gestione los bonos, y es con ella con quien debe ponerse en contacto para trasladarles este cambio. Ahí empezó su pesadilla. Hasta en cuatro ocasiones llegó a registrar el fichero de acreedores, perfectamente cumplimentado, para que realizasen el cambio de número de cuenta, pero eso nunca llega a pasar y nadie sabe explicarle por qué.
Las versiones de Tragsa han diferido a lo largo de todo este tiempo, incluyendo que es la comercializadora, en este caso, Basercor, quien les tiene que informar de ese cambio. Rosa, que asegura comprobar cada cosa que le dicen, habló con la empresa y esta le asegura lo que ella ya imaginaba, que por la Ley de Protección de Datos no están autorizados a dar sus datos a nadie.
La última vez que Rosa Fernández registró la documentación fue el pasado lunes y muy enfadada asegura que “estoy harta de que me tomen por tonta”. Mientras la Consejería le confirma que tienen su solicitud de cambio de cuenta registrada correctamente, Tragsa sigue manteniendo su antiguo número de cuenta. La conclusión es la misma de siempre, sigue sin recibir la ayuda que le corresponde desde hace dos años.
“Esto pasa en una comunidad autónoma de un millón de habitantes, no quiero ni pensar qué sucedería si fuésemos más”, asegura Rosa, a quien le consta que no es ella la única damnificada por la “pésima” gestión de Tragsa, empresa que, a su juicio, no está preparada para ocuparse de este tipo de ayudas.
Cada vez que llama a la Consejería de Bienestar Social recibe un buen trato, no obstante desde allí aseguran no poder ayudarla, pues la gestión corresponde a Tragsa.
Esta semana, Rosa registrará una queja formal por una situación que se alarga en el tiempo y que, según parece, nadie tiene intención de solucionar. “No lo hago por mí, lo hago por los miles de personas que están teniendo problemas con este bono y a las que nadie ayuda”, concluye.
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