Un policía local de Asturias admite que acosó sexualmente a otra agente después de varios intentos para archivar el caso
“Prefiero una conformidad a que él siga recurriendo. Está claro lo que me hizo y yo quería que admitiera los hechos como fueron, porque nadie que es inocente va a reconocer este tipo de delitos”. Con esta sensación de alivio, una agente de la Policía Local de Cangas de Onís abandonaba este martes el edificio del Juzgado de lo Penal número 1 de Oviedo donde el acusado, otro policía veterano, acababa de admitir que la había acosado sexualmente en varias ocasiones cuando ambos compartían el turno de noche.
El acusado, de 60 años, ha reconocido por primera vez su autoría en el delito de acoso sexual por el que no podrá acercarse a su compañera a menos de 200 metros, ni comunicarse con ella durante un año, seis meses y un día.
Además, tendrá que pagar una multa de 1.800 euros e indemnizar a la víctima con 3.000 euros por los daños morales ocasionados, según el acuerdo alcanzado esta mañana entre la Fiscalía, la defensa y la acusación particular, con la conformidad de la víctima, ante la titular del Juzgado de lo Penal número 1 de Oviedo donde se ha celebrado el juicio.
“Dijeron que era un malentendido”
No ha sido fácil para la víctima llegar a terminar este largo recorrido que comenzó cuando, en 2020, le comunicó a la primera teniente de alcalde del Ayuntamiento de Cangas de Onís, Mari Fe Gómez, miembro de la dirección regional del PP, que su compañero de patrulla le acosaba sexualmente cada vez que salían a trabajar.
Según ha explicado la víctima a elDiario.es Asturias, relativizó su testimonio al considerar que todo se debía a “un malentendido entre las partes”.
Se da la circunstancia de que Mari Fe Gómez estaba al frente de la Concejalía de Igualdad y era la responsable de la Jefatura de Personal. La política aludida ha evitado hacer declaraciones a este periódico al igual que el alcalde, José Manuel González Castro, y el PP regional que han declinado exponer su propia versión de los hechos.
Sin empatía y relativizando la denuncia
Según la versión de la víctima, se entrevistó con Mari Fe Gómez y, en un momento de la reunión, ésta le dio ejemplos personales y de allegados sobre circunstancias de acoso sexual que les habían sucedido, “restándoles importancia y dejando claro que en su visión el acoso sexual era algo normal con lo que las mujeres tienen que convivir”.
Tampoco encontró empatía en muchos compañeros de la Comisaría que preferían “no mojarse” ante sus denuncias. Finalmente, la agente buscó el asesoramiento profesional de la abogada Laura López Varona que denunció por la vía penal a su presunto acosador.
Sin embargo, hasta tres veces llegó a señalarse el juicio y en las tres ocasiones se suspendió. Las dos primeras veces se aplazó “por causas de fuerza mayor por cuestiones de salud” y la tercera vez cuando, en noviembre de 2023, los magistrados de la Sección Tercera declararon que la Audiencia Provincial de Asturias no era competente para enjuiciar la causa.
El juicio llegaba, en su cuarto señalamiento, al Juzgado de lo Penal número 1 de Oviedo donde hoy, casi cinco años después de que la víctima denunciara los hechos, ha visto cómo su presunto acosador admitía el relato de las acusaciones.
Los hechos admitidos por el acusado
La víctima fue primero agente auxiliar y, posteriormente, interina en la Policía Local. El acusado era su compañero de patrulla y siempre la acosaba, según ha admitido, cuando se encontraban de servicio y sin respetar la oposición de su compañera.
El 29 de mayo de 2020, entre la una y las tres de la madrugada, ambos fueron de patrulla en el coche oficial, en un recorrido entre el cementerio y el campo de tiro de Cangas de Onís. El acusado ha reconocido que, mientras conducía, le tocó el muslo izquierdo durante unos minutos, al tiempo que le contaba aventuras íntimas que había tenido con mujeres.
La Fiscalía sostiene que esta conducta duró hasta que la víctima interpuso el brazo antes de que alcanzase la ingle. Después, el acusado aparcó en las inmediaciones del campo de tiro, ambos salieron del vehículo y, estando ella apoyada en el coche, el acusado la acorraló contra él, restregándose, mientras le relataba “cómo cortejaba a mujeres y lo que hacía con ellas”.
Los episodios de acoso
No fue un episodio aislado. En un turno de noche de finales de octubre de 2020, en la Jefatura de Policía, el acusado se le acercó por detrás mientras la mujer usaba un ordenador, diciéndole: “bueno, ya te dejo sola para que veas porno tranquila” y le dio dos besos en la cabeza.
En el turno de noche del 6 de noviembre de 2020, sobre la una y media de la madrugada, el acusado le dijo: “pero cómo me pones, es que esas cejas, cómo me ponen”. Después, la agarró por detrás y la abrazó con fuerza, dándole un beso en la sien, y le pidió que le imprimiese un documento, respondiendo ella afirmativamente, intentando levantarse.
Entonces, el acusado la soltó y le dio otro beso en el mismo lugar. Posteriormente, sobre las cinco y media de la madrugada de ese mismo turno, el acusado le pidió que se sentase en una silla del comedor de la Jefatura de Policía, sentándose él encima de ella, quedando cara a cara, y le dijo: “¿qué piensas, que quiero liarme contigo, qué crees, eso?”, “pero a ver ¿cuántos años tienes? dime ¿cuántos? ¿Te crees que me quiero liar contigo?”.
Las secuelas en la víctima
Ella negó con la cabeza y le respondió que tenía 26 años, todo ello sin que el acusado apartarse su rostro de su confrontación con el suyo. A continuación, el acusado se levantó de sus piernas y le dijo: “tira pa casa, anda”.
Estas conductas provocaron en la víctima un profundo malestar, angustia, ansiedad y trastornos en el sueño, llegando a acudir a consulta en la unidad de salud mental, donde se le diagnosticó una reacción de ansiedad. Se le prescribió la baja médica.
La mujer decidió entonces denunciar a su compañero ante la Guardia Civil. Ahí ya empezó todo el proceso que ha derivado en el procedimiento judicial que hoy ha acabado en una sentencia condenatoria para el acusado.
Las reacciones al acuerdo
La víctima se ha mostrado satisfecha con el acuerdo de conformidad. No es una satisfacción por la cuantía de la condena impuesta 'in voce' en la sala de vistas del juzgado, que no ha sido significativa dados los hechos denunciados, sino porque por primera vez ha escuchado de boca del acusado que su denuncia era tal y como ella lo contaba.
“Hace una semana mi abogada recibió la llamada del abogado del acusado para decir que estaban dispuestos a la conformidad y yo estoy a favor de esa conformidad porque lo que quiero es que, por fin, reconozca lo que me hizo”, ha asegurado al Diario.es Asturias.
La agente, que sigue en activo, ha afirmado que esa admisión de los hechos por parte del acusado tiene “más valor” que si dependiera de cómo se valoraba la prueba porque, bajo su perspectiva, “está claro que pasó como lo conté porque nadie que es inocente va a decir que lo hizo y mucho menos en este tipo de delitos”, especialmente después de que, en su opinión, “intentara boicotear todos los juicios que pudo”.
Además, si llega a ser un juicio sin conformidad, él siempre tendría abierta la vía del recurso y al tratarse de una conformidad la sentencia ya es firme.
La reclamación a la Seguridad Social
Una vez conseguida la condena penal del acusado, el siguiente paso que va a dar junto a su abogada Laura López Varona va a ser la presentación de una reclamación a la Seguridad Social (SS). La agente permaneció una temporada de baja a causa del cuadro de ansiedad provocado por el acoso que sufría, pero estaba catalogado como una enfermedad común ya que la SS exigía que hubiera una condena penal en firme para que pasara a ser considerada como una enfermedad laboral.
La agente ahora se encuentra más animada cada vez que acude a su puesto de trabajo desde que ha llegado gente joven a la plantilla de la Policía Local de Cangas de Onís y sus nuevos compañeros “no tienen nada que ver con la plantilla que había antes. Ahora hay más gente interina y estoy mucho mejor”, mantiene.
Por su parte, la abogada Laura López Varona ha destacado la importancia de que estos casos se denuncien y no queden impunes: “Estos delitos tienen una gran repercusión no solo en la vida laboral, sino también en lo personal. En el caso de mi cliente, casi deja su profesión, para la que tiene una gran vocación y podíamos haber perdido a una buena agente y la jefa de personal, que era Mari Fe Gómez, no estuvo a la altura cuando denunció los hechos. Estos delitos -continúan- se dan en muchos ámbitos y hasta en las élites. Por fin, a mi representada, se le ha hecho justicia”, concluye.
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