Daniele Bonzi, Francesco Fumagalli y Thomas Triboli completan 'Trident VI Orobica' en el circo de Fox Jaw (Groenlandia)
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“De aquí a veinte años, estoy seguro que estaremos más decepcionados por las cosas que no llegamos a hacer que por las que hicimos”. Con esta premisa en mente, Daniele Bonzi, Francesco Fumagalli y Thomas Triboli, buenos amigos y miembros del equipo de Rescate Alpino Italiano, decidieron embarcarse en una auténtica aventura en Groenlandia, lejos de la seguridad que otorga lo conocido y cercano. Su objetivo no era otro si no explorar las imponentes paredes de granito del circo de Fox Jaw, una región localizada al este de Groenlandia.
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El equipo partió el 31 de julio de Tasiilaq, donde les había recibido previamente Robert Peroni, un explorador del Tirol del Sur. Tras 70 kilómetros de navegación por aquellas gélidas aguas, y tres agotadores viajes, que fue lo que necesitaron para transportar 200 kilogramos de equipo y provisiones, establecieron el campamento base a unos 12 kilómetros del punto dónde desembarcaron.
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El día a día fue duro: sin comodidades, con comida muy racionada, con las comunicaciones limitadas y reducidas a tan solo algunos mensajes por teléfono satélite y durmiendo a cielo abierto con la única protección de un viejo fusil ruso.
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Al menos el tiempo acompañó, lo que les permitió aventurarse a intentar la travesía de Fox Jaw en tres días. El primer día escalaron Baby Molar (1.132 metros) en 14 largos, y pudieron disfrutar de las vistas impresionantes que regala esa cima, donde además hicieron noche. El segundo día, tras cinco rápeles, alcanzaron Molar Spire (1.270 metros) e Incisor (1.360 metros), donde pasaron la segunda noche. El tercer día, y debido a la dificultad de la cresta, optaron por descender por la ruta Tears in Paradise (Lágrimas en el Paraíso), enlazando así los tres picos. Decidieron bautizar la ruta (1.000 metros de escalada y dificultades de hasta V+) con el nombre de Tridente VI Orobica, en honor a su delegación del CNSAS.
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Tras unos días de descanso, y algo de pesca, intentaron escalar Cavity Ridge, una pared de 700 metros aun virgen. El 12 de agosto, a las 3:15 de la madrugada, comenzaron la escalada. La cosa no empezaba bien y tuvieron que afrontar unas condiciones muy duras, con nieve, lluvia y roca muy húmeda y resbaladiza. A pesar de ello escalaron 12 largos y ascendieron 600 metros. Estuvieron a punto de alcanzar la cumbre, pero el agotamiento les obligaría a retirarse. El descenso les llevó hasta las 5.30 de la mañana del día siguiente. Llamaron a la ruta No Me Moleste Mosquito, en homenaje a The Doors y por los molestos mosquitos a los que tuvieron que hacer frente.
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De esta aventura se traen mucho cosas pero una de las más importantes es la importancia del trabajo en equipo, de la confianza y saber disfrutar de todos los momentos auténticos y únicos de una experiencia así. Groenlandia, con sus vastos espacios y su luz infinita, les hizo sentirse muy pequeños, pero libres al mismo. Volver a casa sanos y salvos fue el mejor regalo. Sin duda, una experiencia que llevarán siempre en el corazón.
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