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La zona rica de Barcelona se vuelca con el PP: “La derrota del independentismo es sólo el principio del cambio”

Imagen del barrio de Sant Gervasi-Galvany, que se ha volcado con el PP en las elecciones de 2024

Sandra Vicente

13 de mayo de 2024 21:43 h

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Este domingo el distrito barcelonés de Sarrià Sant Gervasi acudió en masa a las urnas. Es la zona más adinerada de la ciudad y la que siempre registra más participación. Así como en las elecciones municipales su voto fue para el Junts de Xavier Trias, en estos comicios se ha volcado con el PP de Alejandro Fernández.

Se trata del único distrito de Barcelona que se ha teñido de azul, con algunas secciones censales en las que el apoyo a los populares ha llegado a superar el 50%. Una de ellas es la que comprende las inmediaciones del Turó Parc, una zona verde en el barrio de Sant Gervasi-Galvany en la que este lunes a media mañana diversas personas jubiladas -y algunas sustancialmente más jóvenes- aprovechaban para tomar el sol.

Juanjo y Alberto son dos amigos “emprendedores” de unos cuarenta años que han bajado a una terraza a hacer un “break” y han aprovechado para comentar la noche electoral. Ambos votaron al PP y, a pesar de que no apostaron por el partido ganador, aseguran que están “contentísimos”. Juanjo es un fiel popular, de toda la vida, y comenta que, a pesar de que Alejandro Fernández no era del todo de su agrado, hacía tiempo que no votaba tan convencido.

“En el fondo, no eran unas elecciones normales. Era Feijóo contra Sánchez. O mejor, el sentido común contra el independentismo”, asegura. Para ellos, lo más destacado de los comicios es la derrota del bloque nacionalista catalán, que ha sacado sus peores resultados en los últimos 40 años.

“Ya tocaba, chica”, comenta Alberto, aliviado. Él, al contrario que su compañero, no se declara de derechas. Ha pasado años buscando un partido al que fidelizarse, todavía sin éxito. Ha votado a Ciudadanos e incluso llegó a votar a Trias (Junts) en las pasadas municipales. Su último voto fue para el PSOE, pero tenía claro que no iba a repetir. “Lo de la amnistía ha sido muy fuerte. Eso no se puede hacer. Tiene que haber un límite”, asevera. Si el PSOE es “cómplice del independentismo”, la única manera de conseguir derrotarle era votar al PP. Y así lo hicieron.



El distrito de Sarrià-Sant Gervasi es la zona más adinerada de la ciudad, con una renta media de 33.500 euros. Según los análisis que comparan el grupo social y el voto se comprueba que, a más renta, más de derechas (que no de extrema derecha). De hecho, los vecinos de Sarrià se encuentran entre el 10% más rico, que es el que más vota a los partidos conservadores (PP y Junts).

En Catalunya, los electores de derechas y de orden siempre se han congregado alrededor de las siglas que aparecieran en las papeletas del espacio convergente, ya fueran CiU, Convergència o, ya iniciado el procés, JxSí, PDeCAT o Junts. Con un partido catalanista, conservador en lo social y lo económico y de 'seny', a los catalanes no les hacía falta votar al PP.

Pero en los últimos años se ha visto un auge de otras fuerzas de derechas como (en su momento) Ciudadanos o más recientemente Vox, Aliança Catalana o el PP, que ha quintuplicado sus escaños respecto a las elecciones de 2021. Para entender los motivos de este cambio de tendencia el caso de Sarrià-Sant Gervasi puede ser muy ejemplificador.

Esta zona bienestante ha sido históricamente un feudo convergente, en el que se han premiado las políticas conservadoras y de derechas de los gobiernos de Pujol y de las alcaldías de Trias. Pero la cosa cambió drásticamente en 2015, con el inicio del procés.

A la burguesía catalana de estos barrios no le gustó el viraje independentista de Junts y, cuando adoptaron la estelada, su hegemonía llegó a su fin. Al principio, todas las esperanzas se pusieron en Ciudadanos, un partido muy beligerante contra el nacionalismo. Tanto, que llegaron a ganar las elecciones catalanas de 2017, celebradas menos de tres meses después del referéndum. Pero lo de los naranjas fue flor de un día.



En los comicios de 2021, el voto conservador de este distrito se dividió entre un Ciudadanos residual, un Vox que subía con fuerza, un Junts que se hundía cada vez más y un PP que emergía. Y en los comicios de este domingo la tendencia se ha afianzado: es una zona que no se siente cómoda con la extrema derecha de Vox ni de Aliança, así que este votante de derecha se ha decantado decididamente por un PP que aquí ha ganado 15 puntos en sólo tres años.

“¿A quién querías que votara? Si el panorama está lleno de estafadores, mangantes y socialistas extremos”. Quien habla es Emilia, una vecina octogenaria del barrio de Galvany, que cuenta que su papeleta fue para el PP. Aunque no se declara seguidora de la causa popular, asegura que no tuvo más remedio. “Mira que yo he votado a Pujol. Pero cuando se volvieron independentistas, fuera. A mí, cosas raras no”, asevera.

Alberto también dejó de votar al espacio convergente cuando empezaron a sonar campanas independentistas. Aunque con una excepción: en las municipales de 2023 votó por Trias, como muchos de sus vecinos. “No te equivoques, no soy independentista. Es que había que echar a Colau”, reconoce este emprendedor, que ahora confiesa arrepentirse de su voto. “Total, para eso, podría haber votado al PP directamente”.

Unidos contra el independentismo

Al ser interpelada por las elecciones de este domingo, Emilia no deja ni que acabe la pregunta. “Son todos unos malnacidos”, exclama. “Puigdemont es el peor de todos. Un estratega que nos quiere llevar por el mal camino. Y Sánchez vendería a su madre por un plato de lentejas”. Esta mujer tenía claro que debía dar su voto al PP en esta ocasión. Pero niega en rotundo ser de derechas. “¡Yo soy demócrata!”.

Para demostrarlo repasa su trayectoria electoral, en la que hay nombres como el de Felipe González, Pujol, José María Aznar o Albert Ribera. Y asegura que en esa lista nunca habrá nadie de Vox. “Como mujer que soy no podría votarles”, afirma esta mujer, química farmacéutica de formación, que denosta a los extremos (en los que incluye el independentismo de Junts, aunque no el de ERC).

Emilia se encuentra cada día a tomar el sol con su amigo Pedro, que tampoco se considera de derechas. Él es “centrista”. En su historial de voto está Adolfo Suárez, el PP y, desde su nacimiento, Ciudadanos. De hecho, en estas elecciones reconoce que no fue a votar porque, de haberlo hecho, habría votado a los naranjas. “Pero ¿para qué? Si iban a desaparecer igual”, se lamenta este hombre, que reconoce que echa de menos un partido como UCD.

Ambos amigos difieren en algunos puntos de sus tesis ideológicas, pero en lo que están de acuerdo es en su rechazo a los movimientos nacionalistas. “Un país que está hecho de retales y de gente que se quiere ir, no puede funcionar. Hay que acabar con esto”, dice Pedro. Por su parte, Emilia, asegura que “los [partidos] vascos y catalanes son lo peor. Así no se podía seguir”.

Ellos dos están encantados de que el independentismo haya perdido fuelle. Alberto y Juanjo también están contentos. Aunque las elecciones las haya ganado el PSC, partido por el cual no tienen ninguna simpatía, no sienten que hayan perdido. El motivo es que ellos están pensando en el escenario español. Quizás por eso, ninguna de las personas entrevistadas para este reportaje ha mencionado a Salvador Illa cuando se le ha preguntado por las elecciones, sino a Pedro Sánchez.

Para Juanjo, la remontada del PP en una comunidad como Catalunya, en la que el partido nunca ha gozado de grandes resultados, es una “buena señal” que se va a materializar en los próximos comicios generales. “La derrota del independentismo es sólo el principio del cambio”, advierte este emprendedor de la zona alta de Barcelona.  

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