¿Anglés vivo? Netflix cree que es factible
¿Está vivo Antonio Anglés? El asesino de las niñas de Alcàsser, nacido en São Paulo y que actualmente tendría 57 años, lleva tres décadas desaparecido tras una fuga de película. Dos veteranos periodistas de investigación —Genar Martí (La Pobla de Vallbona, 1969) y Jorge Saucedo (València, 1975)— siguen desde hace años y en varios países la pista del fugitivo más famoso de España. La serie documental Anglés: historia de una fuga, estrenada en Netflix, aporta valiosas claves que apuntan a la posibilidad de que el delincuente, del que se perdió definitivamente la pista en el puerto de Dublín el 24 de marzo de 1993, sobreviviera a la trepidante huida, en plena conmoción en España por el secuestro, violación y asesinato de las adolescentes Toñi, Miriam y Desirée.
“Enfrentarse a un caso de hace tantos años es sumamente complicado”, explica a elDiario.es Genar Martí, codirector de la serie. Tras recolectar toda la documentación del caso, incluyendo el sumario, los periodistas rastrearon teléfonos y direcciones de los principales testigos, con el grave inconveniente de que algunas fuentes habían fallecido y otras permanecían prácticamente ilocalizables, dado el tiempo transcurrido. “Es un trabajo de años, al final activas todos los recursos posibles para localizar a las fuentes”, agrega Martí.
El crimen de Alcàsser dio pie a un ciclo de basura televisiva, con programas especialmente tóxicos que promovieron una teoría de la conspiración sin pies ni cabeza, singularmente Esta noche cruzamos el Missisipi de Telecinco, dirigido por Pepe Navarro, en el que se llegó a exhibir imágenes de la autopsia de una de las víctimas, entre otros muchos atropellos cometidos en horario de máxima audiencia.
Pero el tenebroso caso también ha propiciado excelentes trabajos periodísticos, como el libro pionero de Joan Oleaque o el más reciente firmado por los autores del documental. Una de las principales exponentes de este periodismo serio y riguroso es la jefa de Sucesos del diario Levante-EMV, Teresa Domínguez, que explica en el documental las peripecias de la fuga pasa a paso.
Una huida de 44 días
La serie, dividida en tres capítulos, arranca la noche del 24 de enero de 1993, cuando fueron hallados los cuerpos de las tres adolescentes y repasa minuciosamente los 44 días de huida de Antonio Anglés, un experimentado delincuente con serios antecedentes penales. “Se alinean los planetas para que a Anglés le salga todo bien y a la policía, todo mal”, resume Martí. La catastrófica cadena de errores policiales y la pericia del fugado, con buenos contactos en el submundo del hampa y mucho dinero en efectivo a mano, hacen que el fugitivo siempre lleve una ventaja de, al menos, 24 horas respecto a sus perseguidores.
La serie de 'true crime', rodada en varios países, cuenta con los testimonios de las amistades de la familia Anglés en Catarroja y el paso del fugitivo por Alborache, Benaguasil y València, donde aprovecha para cambiar su aspecto en una peluquería mientras la ciudad vivía un amplio despliegue policial para su infructuosa localización. Los amigos de la época, que aparecen a cara descubierta ante la cámara, incluso aportan fotografías inéditas. “Ha sido duro convencerlos, nadie decía que sí a la primera”, recuerda Genar Martí.
Con varios millones de pesetas en metálico a su disposición, el asesino de las niñas de Alcàsser culmina la primera etapa de la huida hacia Vilamarxant y, tras el secuestro de un agricultor en su vehículo, continúa hacia Minglanilla (Cuenca), Madrid y, finalmente, Lisboa. Mientras, su amigo Miguel Ricart, único condenado, confesaba el crimen a la Guardia Civil.
El cartel de Interpol con las fotos de Anglés, un documento icónico del terrible crimen que marcó toda una época, incluye las identidades falsas que usó a lo largo de su carrera delictiva, así como los tatuajes que podían delatarlo (un esqueleto con una guadaña en el brazo derecho y la leyenda Amor de madre y una mujer china con paraguas en el izquierdo).
En Lisboa, Anglés pernocta con un toxicómano hasta que resulta identificado. Sin embargo, la orden de detención de las autoridades españolas tarda en llegar a manos de sus homólogos portugueses a pesar de que la policía lusa lo tenía localizado. “Es un punto crucial que no está nada claro y no ha sido bien explicado por la Policía”, lamenta el autor de la miniserie.
Polizón en el 'City of Plymouth'
Anglés consiguió embarcarse como polizón en el carguero City of Plymouth. Durante la travesía hacia la capital irlandesa, la tripulación del barco lo detecta y lo mantiene retenido. Pero el fugitivo se echa al agua y es rescatado y encerrado en un camarote. A la llegada al puerto de Dublín, donde agentes de la Garda (la Policía de la República de Irlanda) esperan la llegada del carguero para colocarle las esposas, Anglés se ha esfumado.
¿Qué pasó a bordo del City of Plymouth? Los autores del documental cuentan con el testimonio clave del capitán Kenneth Farquharson Stevens. Todo apunta a algún tipo de colaboración por parte de algún miembro de la tripulación dado que el camarote estaba cerrado. Los periodistas han conseguido establecer qué marineros, varios de ellos ya fallecidos, estuvieron en contacto con Anglés. También han logrado el testimonio inédito de otro testigo portuario que asegura haber visto al fugitivo bajar del barco tranquilamente. “Es un testimonio muy importante, el eslabón perdido que confirma que pudo bajar del barco por su propio pie”, afirma Martí.
Lo cierto es que la pista del criminal se pierde para siempre en Dublín. Sin embargo, los dos periodistas valencianos han indagado varios indicios relevantes. Por un lado, han localizado los registros sobre la temperatura y el nivel de la marea de aquella jornada. También han logrado acreditar que desde el puerto irlandés partían barcos hacia destinos como Brasil, país de origen de Anglés, Uruguay o México, aunque no se conservan los registros de entradas y salidas de barcos. “No pudimos confirmar qué barcos salieron del puerto en esas fechas pero sabemos que lo hacían con una periodicidad semanal o quincenal”, explica Martí.
La policía irlandesa también indaga actualmente en los cadáveres de varios individuos no identificados fallecidos en aquellas fechas, aunque el Grupo de Localización de Fugitivos de la Policía Nacional española, que tres décadas después aún sigue la pista de Anglés junto con Interpol, no tiene constancia de diligencia alguna practicada por parte de sus homólogos.
El fugitivo siempre tuvo en mente Brasil como destino para evitar sus problemas judiciales en España, incluso antes del crimen de Alcàsser. Los autores del documental también viajaron al país de nacimiento de Anglés, donde consiguieron localizar a su tía, a pesar de que “buscar a personas en São Paulo [una urbe con una población de más de 12 millones de habitantes] es como buscar una aguja en un pajar”.
“Ha sido muy difícil localizar a sus familiares porque las direcciones que teníamos son de hace 30 años, pero el testimonio de su tía es muy interesante, tengo la sensación, como la Policía, de que si su sobrino llamara a su puerta y dependiera de ella ayudarlo, lo haría”, sentencia el periodista.
Los negocios de la familia Anglés
La serie documental repasa también el llamativo patrimonio y los problemas judiciales de varios hermanos de Antonio Anglés, con numerosos antecedentes penales, criados en una familia lumpenproletaria muy pobre y vinculados supuestamente al tráfico de drogas y a otros negocios de los bajos fondos. Así, han amasado un llamativo patrimonio inmobiliario, gestionado por Kelly (hermana de Anglés), además de varias empresas. “Sorprende mucho cómo esta familia ha podido hacerse con ese patrimonio, son muchas propiedades, pisos en barrios humildes pero que suman bastante y van generando ingresos”, afirma Martí.
Un informe de la Unidad de Drogas y Crimen Organizado (UDYCO) de la Policía Nacional reseñó los viajes y movimientos bancarios de Kelly en Estados Unidos. En 2012, participó en el 'talent show' Tú sí que vales. Carlos, otro de los hermanos, fue condenado a un año y tres meses de cárcel por un delito de tenencia ilícita de armas, así como a otros tres años y seis meses de prisión y al pago de una multa de 5.000 euros por un delito contra la salud pública, en un juicio en el que resultaron absueltos otros dos hermanos por una supuesta extorsión a un socio empresario en una gasolinera en Yecla (Murcia). El condenado tenía un Ferrari y un Audi en su garaje.
La causa afloró varios negocios familiares, como un restaurante o una clínica capilar, entre otros. Tras el juicio (y la inevitable exposición mediática a causa de su conocido apellido) se deshicieron de muchas de las empresas. Todos los hermanos se cambiaron el apellido para sustituir el paterno Anglés por el materno Martins.
El pasado febrero, la Guardia Civil detuvo a Joaquín Martins (antes llamado Mauricio) por el presunto secuestro de un hombre que fue retenido en Montserrat y liberado desnudo en Paiporta, tras haber sido supuestamente torturado. La titular del Juzgado de Primera Instancia e Instrucción número 2 de Picassent decretó el ingreso en prisión provisional, comunicada y sin fianza del Mauri y de otros tres supuestos compinches.
La sombra del crimen de Alcàsser
En 1997, Mauricio reconoció que compró a un toxicómano la pistola utilizada presuntamente en un atraco a un banco y para asesinar a las niñas de Alcàsser y que se la entregó a su hermano Antonio. A pesar de algunos indicios sobre su supuesta participación en el crimen nunca fue acusado e incluso se paseó por los platós de televisión que lo invitaron.
La sombra del crimen de Alcàsser sobrevuela tres décadas después a la familia Anglés. La titular del Juzgado de Instrucción número 6 de Alzira, encargado del 'caso Alcàsser', mantiene abiertas las pesquisas sobre el paradero del fugitivo. El caso prescribía en 2019, al haberse practicado la última diligencia diez años antes. A raíz de las revelaciones de Martí y Saucedo en su libro El fugitiu (Vincle, 2018), la jueza solicitó una comisión rogatoria a Irlanda y Reino Unido y el contador de la prescripción volvió a la casilla de salida.
El 14 de diciembre de 2029 prescriben los hechos. Antonio Anglés, si es que estuviera vivo, tendría 63 años. De momento, el fantasma de Anglés sigue en busca y captura.
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