La líder de Los Verdes franceses, sobre Mazón y la DANA: “Si no tuviera nada que reprocharse, sabríamos dónde estaba”

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Marine Tondelier (Bois-Bernard, 1986), la líder de Los Verdes franceses, ha visitado València, invitada por Compromís, para conocer de primera mano las zonas afectadas por la catastrófica DANA del pasado 29 de octubre, incluyendo la reserva natural del lago de l'Albufera. En esta entrevista con elDiario.es, Tondelier sostiene que lo “imperdonable es la incompetencia política de haberse tomado las cosas con tanta ligereza”.
¿Cómo cree que afecta el negacionismo climático a la gestión de catástrofes como la DANA?
Desafortunadamente, el negacionismo climático existe y está muy expandido entre los hombres y las mujeres políticos. En general, cuanto más a la derecha, más está expandido. No digo que sea perdonable, pero desafortunadamente es corriente. Lo que es imperdonable es la incompetencia política de haberse tomado las cosas con tanta ligereza y eso es un fallo político gordo, que hay que admitir y reconocer. Hay que saber pedir perdón en política. Por lo que los compañeros locales me han explicado, creo que es muy chocante. Habrá que asumir las consecuencias. Cuando me entero de que, hoy en día, están tomando regularmente decisiones que van a llevar a poner a los valencianos en la misma situación, creo que es completamente incomprensible, porque quiere decir que no aprendemos de nuestros errores y que las mismas causas supondrán las mismas consecuencias. Es una fatalidad.
¿Cómo analiza el fenómeno de la DANA desde la perspectiva francesa?
Vengo de una provincia del norte de Francia en la que hubo grandes inundaciones hace un año y medio; no hubo muertos porque es un lugar plano y poco poblado, pero todas las cosechas se echaron a perder, fue un momento muy duro. La gente pide ahora que les expropien, saben que cada 20 años pasará y piden al Estado que les expropie porque, si quieren marcharse, no podrán vender su casa y quieren declarar esa zona inhabitable. Me chocó mucho ver gente que no era para nada ecologista, como un hombre que claramente no había votado a los ecologistas en su vida que me dijo: Ya está, soy un refugiado climático. Se había topado con esa situación pensando que nunca le iba a afectar. Para mucha gente, el cambio climático es algo lejano en el tiempo y en el espacio, pero es aquí y ahora. Hay que tener el valor de mirar esa realidad de cara y tomar buenas decisiones.
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¿Son inevitables?
Las inundaciones no son simplemente fenómenos naturales; detesto la expresión catástrofe natural. Porque hay fuertes precipitaciones todos los años en Valencia, pero también es una consecuencia de la gestión del territorio. Hay que tener el valor de decirse que durante siglos hemos tenido una sociedad del drenaje: había que secar las mareas para cultivar, canalizar para el transporte, desviar a veces ríos para construir o artificializar para hacer supermercados, almacenes de Amazon o aparcamientos. Son decisiones sucesivas del hombre que hacen que hoy en día el agua, cuando cae, sabemos qué consecuencias produce.
Hay un consenso científico inédito en la historia del mundo
Todos los científicos lo dicen, pero no se escucha a los científicos, a pesar de que es un consenso científico inédito en la historia del mundo. Ahora que se ha hablado bastante hay que actuar y proteger a la gente. En Francia hay mucho debate sobre la seguridad, pero siempre es sobre un tipo de seguridad (los homicidios, violencia), contra lo que hay que luchar, pero los políticos hablan mucho de eso y nunca de todo el resto de la seguridad: la calidad de lo que comemos, de lo que respiramos y de lo que bebemos, nuestra protección frente a los sucesos climáticos que van a intensificarse y que verdaderamente, lo repito, demandan valor.
¿Cree que sería concebible en Francia una actitud de opacidad como la que ha mostrado el president Carlos Mazón y el resto de responsables de articular la respuesta a la catástrofe?
Pienso que si no tuvieran nada que reprocharse, sabríamos hace tiempo dónde estaban. El hecho de que no lo sepamos muestra que hay un problema y una incomodidad (y pienso que la palabra se queda corta). Nuestro trabajo como políticos es hacer que emerja la verdad. Cada uno puede comprender que, estadísticamente, pasan este tipo de catástrofes, pero la gente tiene derecho a la verdad y a la transparencia, si no hacemos eso no creamos condiciones para que no suceda más, no se sacan las lecciones correctas.
La gente tiene derecho a la verdad y a la transparencia
¿Cómo ha visto la respuesta posterior a la DANA?
La respuesta política, por lo que percibo, es que los grandes supermercados han sido reconstruidos enseguida y muy rápidamente, son sitios de mucho dinero y muy resilientes. Por el contrario, los pequeños comerciantes pienso que algunos no reabrirán nunca, es el trabajo de toda una vida que se esfuma. Aunque tuvieran una edad cercana a la jubilación, no se ha podido transmitir el comercio. Es una parte de su identidad que se debe abandonar, es muy duro. Los grandes se salvan siempre, nuestro trabajo de políticos es ayudar a los más pequeños, ya sean comerciantes o vecinos. Es, verdaderamente, nuestro trabajo como políticos. El capitalismo se apaña sin políticos. Tengo la impresión de que no se han puesto todos los medios encima de la mesa para asegurar al máximo a la gente que más lo necesitaba. Pienso que muchos se han podido sentir abandonados.
¿Considera peligroso el negacionismo climático de la extrema derecha?
Son populistas y demagogos que han decidido fijarse solo en ellos, como si fueran más fuertes que el cambio climático o el hundimiento de la diversidad: no me concierne, no es un problema, estoy por encima de ello. No es verdad. Es un poco el mito de Prometeo, se ve que no va a terminar bien. Pienso que vivimos un momento extremadamente descorazonador cuando se es ecologista y se sabe todo esto, aunque no pienso que haya una élite ecologista y los otros. Creo que el ser humano, en el fondo, tenemos todos una parte de ecología en nosotros, es algo muy documentado por la neurociencia. Es algo tan brutal, y tan enorme como riesgo, que el cerebro humano no está equipado para aprehender un riesgo tal.
¿Qué propicia esa vinculación entre la extrema derecha y el negacionismo climático?
Basculan en el negacionismo climático y en el ecoescepticismo, el cabreo, las fábricas de las dudas o la ecoansiedad. Todas esas reacciones son, aun así, el fruto de una toma de conciencia. Cada uno la expresa de maneras diferentes, pero pienso que, en el fondo, cada uno de nosotros sabe lo que nos está pasando. Hay algunos que han decidido alargar la fiesta hasta el fin del mundo; dicen: mientras podamos, usemos los jets privados y los superyates. En general, es gente con mucho dinero, pero lo ganan sobre todo a costa del medio ambiente, explotando los recursos, pero también a los hombres, las mujeres y los niños. Todo el dinero que obtienen hace de ellos los principales contribuyentes al cambio climático.
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Hay una estadística de Oxfam, cuya directora general es la exministra de Los Verdes Cécile Duflot, que refleja un balance anual de una especie de cota de lo que cada ser humano podría gastar como huella de carbón, si se divide entre toda la humanidad. El 50% de los más pobres de este planeta lo usa en tres años, a pesar de que es un balance anual. El 1% más rico lo gasta en 10 días. El 10 de enero de 2025 ya habían agotado su cuota. Bernard Arnault, el millonario francés de LVMH, solo en dos horas y cuarto había agotado su cuota anual.
¿Cómo aprovecha la extrema derecha esa desigualdad climática?
Hace falta decirlo: la justicia social y la justicia medioambiental hay que ponerlas en el mismo sitio como sociedad. La extrema derecha se alimenta de todo esto, recoge la ira, la capitaliza electoralmente sin aportar ninguna solución, aparte de las gesticulaciones. Pienso que la polémica que organiza Trump cada día está hecha para que no debatamos sobre el fondo porque, de hecho, todos estamos atrapados en esta tormenta en la que cada día hay que comentar una nueva imbecilidad y cosas que superan el entendimiento. Pienso que es un método como en el tenis, que envías la pelota al fondo de la pista y corres sin parar, sin posibilidad de construir nuestro juego.
Hay una internacional fascista organizándose, con muchos medios y poder
¿Qué papel tienen formaciones como Los Verdes en ese contexto?
Nuestro deber es organizarnos mejor. Hay una internacional fascista organizándose, con muchos medios y poder. Antes existía el movimiento altermundialista, muy estructurado y organizado. Hoy en día, veo que es más complicado. En Los Verdes tenemos una red internacional muy organizada a nivel europeo con el Partido Verde Europeo, somos una de las familias que más trabajamos de manera integrada a nivel mundial. Pienso que hace falta acentuar aún más eso, porque hoy hay una apisonadora en marcha, han comprado los medios y el poder y, en parte, la fábrica de la opinión. Nuestras sonrisas, nuestras buenas ideas y el apoyo de los científicos no van a ser suficientes.
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