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Me he desmayado, ¿debo preocuparme?

Foto: Pixabay

Marta Chavarrías

Mareo, náuseas o vómitos, palmas sudorosas, falta de equilibrio, latidos del corazón rápidos e irregulares, sudores… suelen ser algunas de las señales que pueden experimentarse antes del desmayo(síncope, en términos médicos). Estos van acompañados de pérdida de conciencia y de tono muscular y no suelen durar más de unos segundos o pocos minutos. Se calcula que aproximadamente una de cada tres personas tienen uno en algún momento de la vida.

¿Por qué nos desmayamos?

Para entender mejor por qué nos desmayamos, antes es importante entender por qué estamos despiertos. El cerebro necesita flujo sanguíneo para proporcionar oxígeno y glucosa a sus células. Para que el cuerpo esté despierto, debe activarse un área ubicada en el tronco encefálico y al menos un hemisferio cerebral debe estar funcionando. Cuando se produce un desmayo, el sistema de activación reticular pierde su suministro de sangre y los hemisferios del cerebro se ven privados de sangre, oxígeno o glucosa.

El desmayo se produce sobre todo cuando la presión arterial es muy baja (hipotensión) y el corazón no bombea suficiente oxígeno al cerebro. No debe confundirse un desmayo con una lipotimia: en el desmayo hay pérdida de conciencia; en la lipotimia hay síntomas que nos avisan antes pero no hay pérdida de conciencia, informa laSociedad Española de Medicina Interna(SEDI).

No todos los desmayos son iguales

Las causas potenciales de los desmayos son distintas, por tanto, los tipos de desmayo también. En líneas generales, se clasifican en dos categorías principales:

  • síncope debido a causas no cardiacas
  • síncope provocado por una enfermedad cardiaca

En las no cardiacas se incluyen desmayos como el vasovagal, el más común y el que quizás es más fácil de predecir, reconoce el Colegio Americano de Cardiología, y se produce una disminución repentina de la frecuencia cardiaca y la presión arterial. Ocurre en un tercio de la población. En estos casos, el cuerpo tiene una reacción en la cual el corazón late muy lentamente o los vasos sanguíneos se expanden (o ambos).

Las personas pueden tener un síncope vasovagal si tienen estrés por miedo o dolor (por ejemplo, por una lesión o si se les extrae sangre), porque están cansadas… La mayoría de las veces este tipo de desmayo no tiene una causa clara. Pero también puede ser que el desmayo se produzca por causas como toser con fuerza; en personas con problemas de deglución; al girar el cuello rápidamente, etc.

Es lo que los expertos denominan síncope situacional. O el postural, que se produce cuando una persona que está tumbada se pone de pie de repente. Este tipo de desmayo se produce a causa de un volumen sanguíneo bajo, causado por la pérdida de sangre, o por agotamiento por calor. También puede producirse por ciertos medicamentos, trastornos del sistema nerviosos o diabetes. Y por supuesto por intoxicación etílica.

Desmayos por causas más graves

También se producen desmayos por causas neurológicas, aunque son una causa poco frecuente y se calcula que representan solo el 1% de los desmayos. Suelen producirse debido a un accidente cerebrovascular o un ataque isquémico transitorio, que suele provocar desmayos precedidos por visión doble, pérdida de equilibrio o vértigo.

En casos más graves, el desmayo puede deberse a causas cardíacas, como arritmias, obstrucción cardiaca provocada por enfermedades como embolia pulmonar, hipertensión pulmonar, ataques cardíacos y otras casuísiticas del mismo estilo, según la Asociación Americana del Corazón (AHA).

Cuándo se considera grave

Como hemos visto, el desmayo puede estar causado por una afección grave. Por tanto, en todos los casos deben tomarse en serio. Aunque la mayoría de las personas con antecedentes de desmayos vasovagales, situacionales o posturales no requieren hospitalización, es aconsejable que un médico las examine. La mayoría de los diagnósticos se realizan a través del historial médico completo, un examen físico y un electrocardiograma.

Es importante también informar sobre lo que ha sucedido antes, durante y después del desmayo. Por ejemplo, qué estábamos haciendo antes de desmayarnos, cómo nos sentimos, cuánto tiempo estuvimos desmayados, cómo ha sido la recuperación, si ha habido otros desmayos en el pasado, los medicamentos que tomamos, etc.

Si el médico cree que es probable una afección cardiaca, puede ser necesario una evaluación cardiaca que incluya un ecocardiograma o una prueba de esfuerzo. Una parte importante del diagnóstico incluye descartar si ha habido un golpe en la cabeza durante la caída. Una lesión en la cabeza puede complicar la evaluación y el tratamiento de un desmayo. En la mayoría de los casos, un desmayo no está provocado por un traumatismo craneoencefálico porque la pérdida de conciencia después de una lesión en la cabeza se considera una conmoción cerebral.

Cómo actuar (y cómo no) si se desmaya una persona

Descartadas posibles lesiones y comprobaremos que la persona respira. Este paso es importante porque la pauta de actuación no es la misma para un síncope que para una parada cardiorrespiratoria (en el desmayo no se para el corazón y la persona no deja de respirar). Si la persona está consciente, la posición adecuada es tumbada boca arriba con las piernas levantadas por encima del nivel del corazón. Es importante comprobar que no haya ningún objeto que apriete, como cinturones, prendas que aprieten, collares o brazaletes, corbata…

Si la persona está inconsciente es mejor girarle el cuerpo un poco con la pierna un poco doblada. Es importante no darle nada para comer ni para beber, ni colocarle una almohada bajo la cabeza: con la cabeza en una posición superior a la de los pies solo dificultamos la recuperación porque se incrementa la falta de riego cerebral y se dificulta que la sangre circule hacia la cabeza, que es justo de lo que se trata. 

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