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Opinión - ¡Nos comerán! Por Esther Palomera

El BCE sube los tipos en 0,75 puntos, la mayor subida de la historia, ante los récords de inflación

Imagen de la presidenta del BCE, Christine Lagarde, durante una conferencia de prensa en la sede del Banco.

Andrés Gil

Corresponsal en Bruselas —
8 de septiembre de 2022 14:15 h

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La mayor subida de tipos de la historia de la zona euro para intentar hacer frente a las mayores tasas de inflación de la historia. El Banco Central Europeo ha aprobado este jueves subir los tipos 0,75 puntos, después de la subida de medio punto en julio pasado. Aquella subida de hace mes y medio fue histórica porque dejaba atrás 11 años de tipos negativos y acometía una subida sin precedentes en 22 años. Pero este subida de este jueves empalidece aquella de julio, en tanto que supone el mayor alza en la historia del BCE. “El Consejo de Gobierno ha adoptado la decisión de hoy [por este jueves], y espera volver a subir los tipos de interés, porque la inflación sigue siendo excesivamente elevada y es probable que se mantenga por encima del objetivo durante un período prolongado”, dice el banco presidido por Christine Lagarde, que rebaja las previsiones de crecimiento para la eurozona. Según la propia Lagarde, la subida de tipos se ha tomado de forma unánime dentro del Consejo de Gobierno del banco: “Y hemos decidido seguir subiendo los tipos porque estamos lejos de los tipos para que la inflación vuelva al 2%. Queremos llegar a ese 2% y tomaremos todas las decisiones que hagan falta, harán falta más de dos reuniones, pero seguramente menos de cinco”.

Eso sí, la decisión del BCE es una respuesta monetaria a una crisis de precios que no tiene tanto que ver con la demanda, sino, más bien, con la oferta golpeada por la crisis energética y las consecuencias de la guerra en Ucrania. Así, el frenazo del BCE al consumo por la vía de la subida de tipos puede afectar al crecimiento económico espoleado por los fondos de recuperación pero, también, amenazado por el contexto geopolítico.

En este sentido, el propio banco reconoce: “Tras experimentar un rebote en el primer semestre de 2022, los últimos datos apuntan a una desaceleración sustancial del crecimiento de la zona del euro, y se espera un estancamiento de la economía durante los últimos meses del año y en el primer trimestre de 2023. Los precios muy elevados de la energía están reduciendo el poder adquisitivo de la renta de los ciudadanos y, aunque los cuellos de botella están relajándose, siguen limitando la actividad económica. Por otra parte, la adversa situación geopolítica, especialmente la agresión injustificada de Rusia a Ucrania, está afectando a la confianza de las empresas y de los consumidores. Estas perspectivas se reflejan en las últimas proyecciones de los expertos sobre el crecimiento de la economía, que se han revisado notablemente a la baja para el resto de este año y para 2023. Los expertos esperan ahora que el crecimiento sea del 3,1% en 2022, el 0,9% en 2023 y el 1,9% en 2024”.

Según Lagarde, “en el contexto de la desaceleración de la economía mundial, hay riesgos para el crecimiento, en particular a corto plazo. Como se refleja en el escenario a la baja de las proyecciones del personal técnico, una guerra prolongada en Ucrania sigue siendo un riesgo significativo para el crecimiento, especialmente si las empresas y los hogares se enfrentan al racionamiento del suministro de energía. En tal situación, la confianza podría deteriorarse aún más y las restricciones por el lado de la oferta podrían empeorar nuevamente. Los costes de energía y alimentos también podrían permanecer persistentemente más altos de lo esperado. Un mayor deterioro de las perspectivas económicas mundiales podría suponer un lastre adicional para la demanda exterior de la zona del euro”.

El BCE sólo ha realizado un movimiento de esta magnitud, de tres cuartos de puntos, una vez. Fue el 10 de diciembre de 2008, pero en sentido contrario: una bajada en plena crisis financiera tras la caída de Lehman Brothers.

La tesis es que la política monetaria tarda un tiempo en notarse en la inflación. ¿Entonces? Las preguntas que sobrevuelan en Fráncfort son las siguientes: ¿Qué llegará antes? ¿El freno a la inflación o el freno a la economía? Lo que hace el BCE al subir los tipos, también, es intentar apreciarse con respecto al dólar, lo que puede tener un efecto en segunda ronda de bajada de inflación por las compras que se hacen en dólares: cuanto más caro esté el dólar, más caro cuesta el mercado internacional. El BCE está apreciando el euro, encarecer la moneda, que ahora al ciudadano le cueste más pedirla a la hora de firmar un crédito o una hipoteca. Es más, afecta directamente a los créditos y a las hipotecas ya firmadas, y eso desincentiva el consumo y la circulación del dinero... Pero, ¿pinchará la inflación antes de que se enfríe la economía?

“El Consejo de Gobierno ha decidido hoy [por este jueves] subir los tres tipos de interés oficiales del BCE en 75 puntos básicos”, dice el banco: “Este importante paso anticipa la transición desde el nivel muy acomodaticio de los tipos de interés oficiales vigente hacia niveles que asegurarán el retorno oportuno de la inflación al objetivo del 2% a medio plazo del BCE. Sobre la base de su evaluación actual, el Consejo de Gobierno espera incrementar los tipos de interés en las próximas reuniones para moderar la demanda y proteger frente al riesgo de un aumento persistente de las perspectivas de inflación. El Consejo de Gobierno reevaluará periódicamente la senda de su política a la luz de la nueva información y de la evolución de las perspectivas de inflación. Las decisiones futuras del Consejo de Gobierno relativas a los tipos de interés continuarán dependiendo de los datos y seguirán un enfoque en el que las decisiones se adoptarán en cada reunión”.

El BCE recuerda que, “según la estimación de avance de Eurostat, la inflación alcanzó el 9,1% en agosto. La fuerte subida de los precios de la energía y de los alimentos, las presiones de demanda en algunos sectores debido a la reapertura de la economía, y los cuellos de botella en la oferta continúan impulsando la inflación. Las presiones sobre los precios han seguido intensificándose y extendiéndose al conjunto de la economía, y la inflación podría continuar aumentando en el corto plazo. A medida que los actuales determinantes de la inflación vayan desapareciendo con el tiempo y que la normalización de la política monetaria se transmita a la economía y a la fijación de precios, la inflación descenderá. De cara al futuro, los expertos del BCE han revisado significativamente al alza sus proyecciones de inflación y ahora esperan que se sitúe, en promedio, en el 8,1 % en 2022, el 5,5 % en 2023 y el 2,3 % en 2024”.

En definitiva, “las vulnerabilidades persistentes causadas por la pandemia siguen representando un riesgo para la transmisión fluida de la política monetaria”, dice el BCE: “Por tanto, el Consejo de Gobierno seguirá reinvirtiendo con flexibilidad el principal de los valores de la cartera de compras de emergencia frente a la pandemia que vayan venciendo, con el objetivo de contrarrestar los riesgos para el mecanismo de transmisión relacionados con la pandemia”.

La inflación, difícil controlar

El Consejo de Gobierno del BCE ha decidido subir los tres tipos de interés oficiales del BCE en 75 puntos básicos. En consecuencia, dice el BCE, “el tipo de interés de las operaciones principales de financiación y los tipos de interés de la facilidad marginal de crédito y de la facilidad de depósito aumentarán hasta el 1,25%, 1,50% y 0,75%, respectivamente, con efectos a partir del 14 de septiembre de 2022”.

En el BCE, además, empieza a cundir la idea de que la inflación no será tan fácil de controlar. El escenario es nuevo, y el dato del 8,6% de junio, seguido del 8,9% en julio y el 9,1% en agosto, han sido una sorpresa negativa en la torre a las orillas del río Meno. La propia Comisión Europea prevé cerrar 2022 con una inflación del 7,6% en la zona del euro, y del 4% en 2023.

Es decir, los precios van a seguir muy elevados al principio de 2023, con los niveles actuales o mayores en los próximos meses, y va a costar que esté por debajo del 7%, lo cual ya está teniendo una influencia enorme. ¿Por ejemplo? Que el BCE decidió en julio analizar y evaluar la situación mes a mes, reunión a reunión, para tomar las decisiones sobre subidas de tipos. Hasta ahora, había una guía según la cual las decisiones monetarias se tomaban de tanto en tanto en las reuniones del consejo de Gobierno, aunque se daban indicaciones sobre la orientación futura de la política monetaria, la conocida como forward guidance. Pero ahora será mes a mes.

Impacto en las hipotecas

Con este incremento, una quinta parte de los hipotecados en España –exactamente el 20% con menos renta– alcanzará la línea roja del endeudamiento, según el modelo de sensibilidad que el Banco de España presentó en el Congreso de los Diputados el pasado junio.

Este “límite” que los hogares no deberían sobrepasar respecto al pago de sus deudas se establece en una carga financiera del 35% de la renta total, según distintas fuentes. El propio Banco de España señala que cuando se supera el 40% se está realizando un “esfuerzo elevado”, que conlleva riesgo de morosidad, incluso de impago. Un amenaza todavía moderada respecto al conjunto de la economía, pero preocupante.

Este encarecimiento de las hipotecas por la subida del Euribor –el índice de referencia para el tipo de interés o TAE final– y el endurecimiento también del resto préstamos son las tuercas que el BCE está apretando con las subidas de las tasas oficiales. Su objetivo es enfriar el consumo, la inversión de las empresas o la capacidad de gasto de los estados para combatir la inflación desbocada. Y el riesgo es que no solo se desaceleren las subidas de precios, sino que la economía entre en recesión.

En España, este peligro está más lejos que en socios como Alemania o Italia por la mayor intensidad del crecimiento (en pleno rebote) en este momento, por el turismo y por la explosión del sector servicios en general, por fin sin restricciones por la COVID.

Programas de compras del BCE

El Consejo de Gobierno, según ha anunciado, “prevé seguir reinvirtiendo íntegramente el principal de los valores adquiridos en el marco del APP [Programa de compras de activos] que vayan venciendo durante un período prolongado tras la fecha en la que comenzó a subir los tipos de interés oficiales del BCE [21 de julio de 2022] y, en todo caso, durante el tiempo que sea necesario para mantener unas condiciones de amplia liquidez y una orientación adecuada de la política monetaria”.

En lo que se refiere al PEPP, (programa de compras de emergencia frente a la pandemia) “el Consejo de Gobierno prevé reinvertir el principal de los valores adquiridos en el marco del programa que vayan venciendo al menos hasta el final de 2024. En todo caso, la futura extinción de la cartera del PEPP se gestionará de forma que se eviten interferencias con la orientación adecuada de la política monetaria. El principal de los valores de la cartera del PEPP que van venciendo se está reinvirtiendo con flexibilidad con el objetivo de contrarrestar los riesgos para el mecanismo de transmisión de la política monetaria relacionados con la pandemia”.

Además, el BCE dice que seguirá “vigilando las condiciones de financiación de las entidades de crédito y asegurando que el vencimiento de las operaciones de la tercera serie de operaciones de financiación a plazo más largo con objetivo específico (TLTRO III) no obstaculice la transmisión fluida de su política monetaria. El Consejo de Gobierno también evaluará periódicamente la forma en que las operaciones de financiación con objetivo específico están contribuyendo a la orientación de su política monetaria”.

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