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ENTREVISTA
Exvicepresidente de la Comisión Europea

Joaquín Almunia: “Europa ha vivido de la protección de Estados Unidos y ahora ve que en vez de un aliado es un rival”

Joaquín Almunia, en la entrevista con elDiario.es

Serafí del Arco

Madrid —
15 de marzo de 2025 21:54 h

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Joaquín Almunia (Bilbao, 1948) ha sido uno de políticos españoles que más relevancia ha tenido en Europa en asuntos económicos. Cuando dimitió de la secretaría general del PSOE después de la mayoría absoluta lograda por el Partido Popular en 2000, dejando abierto el camino para la llegada de Zapatero, se fue al Ejecutivo de Bruselas. Allí ejerció primero de comisario de Asuntos Económicos y, desde 2010 hasta 2014, fue vicepresidente de la Comisión Europea y comisario de Competencia por sugerencia del portugués José Manuel Durão Barroso.

Hoy sigue viajando de vez en cuando a la capital belga, donde participa en el think tank Centre for European Policy Studies (CEPS), que presidió durante un tiempo. Celebramos la entrevista el jueves, con el objetivo de reflexionar sobre los retos económicos que tiene por delante la Unión Europa y España tras la guerra comercial impulsada por Donald Trump, pero estos desafíos van quedando eclipsados por la seguridad, “el mayor problema de los europeos, tras la llegada de Trump a la Casa Blanca”, según Almunia.

 ¿Qué le parece la respuesta arancelaria de Europa ante la guerra comercial iniciada por Trump?

Es obligado responder si te suben los aranceles y te amenazan con más subidas a cada tuit que escriba Trump. Europa tiene mucha experiencia en manejar la política comercial con terceros países, siempre ha sido un mercado abierto que favorece los acuerdos comerciales, los intercambios y trata de eliminar todas las barreras posibles al comercio, pero cuando tienes un socio muy importante, como es Estados Unidos, que amenaza de manera injustificada, poco meditada y medida, con subirte los aranceles, tienes que preparar una respuesta.

¿Comparte las medidas anunciadas?

Por lo que se conoce de momento me parece una respuesta medida, pensada, ponderada. Y si Trump aplica más medidas, como las que acaba de anunciar para el vino y para otros productos, Europa debe seguir respondiendo.

¿Qué efecto va a tener toda esta escalada? Los primeros datos de la economía norteamericana sugieren un parón. ¿Teme un contagio y que haya una recesión a nivel global?

Trump se está ganando el premio al mejor organizador de una recesión en su propia economía. Está teniendo presiones internas para que evite daños mayores, pero se está haciendo daño a sí mismo. Y si la economía norteamericana sufre con las medidas de Trump para tratar de herir a sus antiguos socios, pero infligiéndose un castigo mayor, también nos va a tocar algo en respuesta a una recesión o una caída del crecimiento norteamericano. Pero intentaremos que sea lo mínimo posible.

Trump se está ganando el premio al mejor organizador de una recesión en su propia economía

En cuanto a precios parece evidente. La presidenta del Banco Central Europeo, Christine Lagarde, ya ha advertido de las dificultades para garantizar un nivel de inflación del 2%.

Sí, el BCE siempre tiene que poner precaución ante los riesgos de inflación. Espero que en Europa no suba mucho, pero Estados Unidos probablemente va a sufrir un repunte de la inflación. Vamos a ver lo que dice la semana que viene el presidente de la Reserva Federal, en la reunión para decidir qué hace con los tipos de interés. A Trump le gustaría que los bajase, pero si aumentan los riesgos de inflación, lo lógico es que el presidente de la Reserva Federal sea muy prudente y en vez de bajarlos anuncie que los va a subir.

Varios economistas alertan de que, ante los aranceles generalizados de Trump a China, el gigante asiático acabe colocando muchos más productos en Europa, con lo que el perjuicio para la economía europea será doble. ¿Está de acuerdo?

Es posible. A China ya le han subido mucho los aranceles en general y tiene que defenderse. Es posible que si eso produce menor crecimiento y mayores dificultades de exportar desde China hacia terceros países, intente aumentar sus exportaciones hacia Europa, donde ya tiene un superávit comercial grande. Habrá que negociarlo con ellos y desde luego seguro que Europa intenta una negociación razonable y sensata con China, que no tiene ningún interés en dañar a Europa.

A España todo este terremoto le pilla en una fase expansiva. ¿Cómo va a afectarnos?

A diferencia de otros países europeos, tenemos déficit comercial con Estados Unidos, exportamos menos que otros países grandes europeos, aunque sin duda tendrá sus consecuencias. A nosotros nos puede perjudicar no solo por el daño directo a la economía española, sino por el daño indirecto a través del menor crecimiento de países como Alemania, Francia o Italia.

Y en paralelo vivimos otro gran desafío, que es el rearme de Europa y el aumento del gasto en defensa y en seguridad. ¿Comparte también los planes de la Comisión Europea en este sentido?

El mayor problema que tenemos los europeos con la situación creada por Trump desde su llegada a la Casa Blanca es el de nuestra seguridad. Hemos vivido durante décadas, desde el final de la Segunda Guerra Mundial y la creación de la OTAN, de las rentas de la protección de Estados Unidos a través de la Alianza Atlántica o con acuerdos bilaterales complementarios. Y ahora nos encontramos con que Estados Unidos no es un interlocutor fiable, está dejando de ser un aliado nuestro, en vez de un aliado es un rival, es un adversario.

Tenemos que cuidarnos de nuestros propios instrumentos de defensa para garantizar la seguridad de los europeos. Y esa seguridad no está bien repartida en el territorio de la Unión Europea. Es evidente que los países bálticos sienten que hay una directa amenaza por parte de Rusia y temen que desaparezca el apoyo de Estados Unidos, que es la principal garantía de seguridad frente a un riesgo real de que Putin les ataque. Polonia está en una situación parecida. Los países escandinavos, como Finlandia o Suecia, tienen una frontera de más de mil kilómetros de distancia con Rusia y se sienten también muy amenazados. Meses después de entrar en la Alianza Atlántica, se están dando cuenta de que la Alianza Atlántica probablemente deje de protegerles.

El mayor problema que tenemos los europeos con la situación creada por Trump desde su llegada a la Casa Blanca es el de nuestra seguridad

El resto de países europeos debemos sentirnos comprometidos y ayudarles, ya que no tenemos de momento bien organizada nuestra capacidad de defensa con nuestros propios medios. Eso hay que hacerlo, hasta ahora Europa no ha considerado necesario tener una política de defensa propia, creíble, eficaz, con capacidad de disuasión, porque lo teníamos delegado en Estados Unidos. Y ese mundo, con Trump en la Casa Blanca, desde luego se ha acabado, por desgracia. Y sin Trump, en el futuro es posible que ya no vuelva a repetirse la misma situación de protección que hemos tenido hasta su llegada.

¿Le preocupa más el desamparo de Estados Unidos o la amenaza de Putin?

Las dos cosas, porque lo uno va ligado a lo otro. La amenaza de Putin es real. Cualquiera que conoce a Putin sabe que, si sale triunfador de la invasión de Ucrania, y Ucrania está perdiendo el pulso en estos momentos, tenemos una amenaza tangible para todos los europeos. Y la amenaza de no estar protegidos por la actual presidencia de Estados Unidos.

¿Cómo debería financiar la Unión Europea todo este gasto? ¿Debe computar a efectos de reglas fiscales? Algunos Estados, como España, sugieren fondos específicos, parecidos a los Next Generation, que no comprometan las reglas fiscales. Pero, al final, la deuda es deuda, compute o no.

Las cosas por su orden. ¿Qué tenemos que hacer los europeos? Tenemos que dotarnos de nuestra propia capacidad de defensa con nuestros propios recursos. Lo cual no quiere decir cortar con la OTAN, ojalá podamos seguir protegidos por la OTAN, pero no podemos arriesgarnos a que de un día para otro miremos el horizonte y deje de existir, o a que Estados Unidos abandone la OTAN y la deje a la intemperie. Por lo tanto, tenemos que dotarnos de una capacidad de disuasión. ¿En qué consiste eso? Consiste en ejércitos, no un ejército único europeo, quizás en el futuro lo veamos, pero ahora no. Consiste en una mejor coordinación de las Fuerzas Armadas de los países de la Unión Europea, con estrategias comunes, con entrenamiento y estándares comunes, con coordinación en la batalla contra la ciberseguridad, en la inteligencia artificial para usos de defensa… Con armamento común, que de momento compramos dos terceras partes a Estados Unidos.

Y tenemos que ser conscientes de que Estados Unidos, si Trump sigue haciendo de las suyas, podría de un día para otro negarnos la posibilidad de utilizar el armamento. No podemos jugar con esos riesgos, tenemos que contar cada vez más con armamento europeo. Los ejércitos europeos necesitan estar coordinados, la industria de defensa tiene que ser europea. Es un esfuerzo que nos va a llevar años, pero que tenemos que empezarlo ya.

Yo le preguntaba por la financiación de todo este esfuerzo.

Hace pocos meses presentó Mario Draghi su informe en el que decía que serían necesarios 800.000 millones de euros al año de inversión para mejorar nuestra competitividad, elevando nuestra productividad, potenciando nuestra capacidad de innovación, etc. Es mucho dinero y en esos 800.000 no estaba incluida defensa. El otro día la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, hizo una estimación y puso encima de la mesa a los jefes de Estado y de Gobierno 800.000 millones para gastos en defensa: 150.000 millones procedentes de un fondo común europeo y 650.000 de los presupuestos nacionales. Eso sí, mirando para otro lado en la aplicación de las reglas fiscales de control de déficit. Pero es lo mismo, porque la deuda está ahí.

Si la deuda es nacional, para financiar aumentos de gastos de defensa y de seguridad nacionales, los mercados que tienen que prestar a los países saben qué deuda es. Da igual que la computen a efectos de la corrección del déficit o no. No es relevante. Si te endeudas como país, a quien miran los que prestan el dinero al comprar deuda pública es a ese país. No miran a Bruselas. Es un esfuerzo enorme y si ese esfuerzo los europeos somos capaces de hacerlo en común con las mismas prioridades, coordinando políticas, coordinando estrategias, nos saldrá muy caro, pero nos saldrá más barato que si cada uno vamos por separado.

Cuando Von der Layen anunció los 800.000 millones, se sugirió la posibilidad de que los Estados miembros desvíen fondos destinados a la cohesión. ¿Existe el riesgo de que se invierta en armas a costa del Estado del Bienestar?

Cuando se habla de gastos de defensa no se habla solo de armamento, se habla de los salarios de los militares, de mejorar las condiciones de vida y de trabajo de las Fuerzas Armadas para que estén movilizadas y con moral. Se habla de seguridad, que no es armamento, es ciberseguridad, inteligencia artificial aplicada a defensa, de financiación de satélites… Va más allá del armamento. El armamento es imprescindible si tú quieres ser creíble, para poderte defender de un enemigo, pero aparte del carro de combate, del fusil o de la munición, hacen falta muchas más cosas que tienen un coste y de los cuales muchos de los países europeos estamos muy bajitos, en capacidad de disuasión. No hay que poner el énfasis solo en el armamento, aunque no se puede ignorar que el gasto en seguridad y en defensa incluye también armamento.

Yo quería poner el énfasis en el Estado del bienestar.

El Estado del Bienestar no va a ser olvidado por gobiernos democráticos, pero el bienestar es imposible si cada uno de los ciudadanos de los países europeos se siente inseguro y amenazado, si siente que su vida o la vida de sus hijos, o de sus hermanos está en peligro porque tenemos un adversario, un enemigo exterior. El estado de bienestar bien entendido no se trata solo de que los maestros tengan mejores sueldos, que por supuesto que sí porque la educación es una inversión de futuro impresionante, o de dotar a los sistemas de salud, las pensiones, etc. El bienestar incluye también la seguridad de que no estás amenazado, porque si vives angustiado porque tienes a un enemigo enfrente que te puede atacar y algunas veces tiene ganas de atacarte, ¿qué bienestar vas a tener?

Todo este terremoto, proteccionismo y mayor gasto en defensa, nos pilla a la Unión Europea con unos retos económicos y sociales por delante, marcados por los informes Letta y Draghi, al que usted hacía referencia, para que la Unión Europea recupere competitividad y relevancia a nivel económico, frente a Estados Unidos y China. Usted sostenía hace unos meses que si no hacíamos determinados deberes, Europa corría el riesgo de ser irrelevante.

Es verdad y lo mantengo. Pero una cosa es ser irrelevante y otra todavía peor, es ser una presa fácil del enemigo que tienes enfrente. Una presa a la que se le puede atacar sin tener respuesta y a la que se le puede amenazar sin tener capacidad de disuasión. Yo soy muy optimista en cuanto al futuro de la integración europea porque cada vez que hay una dificultad grande, a pesar de ser 27 países y con decisiones que no son siempre tan completas como nos hubiese gustado, con financiación que no es tan suficiente para atender todas nuestras necesidades, Europa está reaccionando ya frente a las nuevas amenazas que se han añadido a las que usted comenta, y que antes fueron la pandemia y antes la crisis financiera.

Pero no ha habido conciencia suficiente hasta ahora en la mayoría de los líderes europeos y en la mayoría de las opiniones públicas europeas de que son amenazas reales y que solo actuando unidos podemos abordarlas con garantías de éxito. Teniendo a un enemigo temible en el Este, a Putin, y teniendo un enemigo nuevo, podíamos decir que…[pausa] no lo quiero decir...

Adelante, dígalo.

No, vamos a ser educados. Una amenaza de un tipo...imprevisible, como es Trump y que, por desgracia, no todas las amenazas se convierten en falsas al cabo del tiempo, estas semanas estamos viendo que acaben siendo reales. Algunos pensábamos que Trump iba a tener una victoria electoral menos clara en noviembre pasado. Debemos estar lo más preparados posible, ya.

Pero en Europa tampoco hay unidad, asistimos al auge de la extrema derecha, el PP pacta con Vox, en Italia está Meloni y Le Pen puede ser presidenta de Francia pasado mañana.

Yo confío en que esas diferencias que ahora nos parecen todavía patentes, también en España, vayan apaciguándose a medida que vaya aumentando todavía más la conciencia de que nuestra seguridad colectiva está en peligro. Unos ven esta amenaza más cercana, nosotros la vemos algo más lejana, pero la amenaza es la misma para todos, para nuestra democracia, para nuestra capacidad de vivir en paz, en libertad, con estados de bienestar, en países con libertad de expresión, dinámicos, modernos. Esa amenaza concierne a todos y tenemos que ser conscientes todos de que no podemos seguir discutiendo minucias.

¿Cree que el gobierno de Pedro Sánchez logrará sacar adelante el aumento de presupuesto hasta el 2% sin consecuencias?

He leído las declaraciones de Feijóo a la salida de la reunión con Pedro Sánchez. Me parece que un político, jefe de la oposición, que pretende ser el líder del -le encanta decirlo- mayor partido de España no puede ir contra los intereses de España negando el apoyo a un gobierno, que es un gobierno legítimo, con dificultades a veces para sacar adelante propuestas en el Parlamento, otras veces no. Un político patriota, jefe de la oposición en España, que quiere ser el presidente del Gobierno, no puede negarse a ese apoyo. Y lo mismo digo de socios parlamentarios del Gobierno de Pedro Sánchez.

¿Apela más a la responsabilidad del PP o a la de los socios parlamentarios y de gobierno?

A la de cualquiera, pero el PP es de mayor en tamaño. Vaya ejemplo del mayor partido de España, que niega apoyo a un gobierno legítimo, democrático y comprometido con las posiciones comunes de la Unión Europea. ¿Cómo le va a explicar Feijóo a sus socios del Partido Popular Europeo, al futuro nuevo canciller alemán, Friedrich Merz, al primer ministro polaco, Donald Tusk, y a sus colegas de los países bálticos, que España se lava las manos en esto? ¿Quién es el señor Feijóo? ¿Qué idea tiene de su país? ¿Qué idea tiene para los ciudadanos de su país que están amenazados hoy ya por esas amenazas a la seguridad?

¿Qué le parece las relaciones del PP con la extrema derecha de Vox?

El PP pensaba que eso les iba a dar una mayoría parlamentaria, pero por haberlo pensado y haberlo hecho público perdieron las elecciones de hace dos años. Intentó el PP otra vez otro pacto con Vox en varias comunidades autónomas en las que gobierna, que son muchas, pero ese pacto no ha funcionado, no están apoyando al PP. Ahora en Valencia, por ejemplo, con Mazón, no saben qué hacer. No tienen ninguna salida porque el PP no se fía de VOX en el País Valenciano y a la vez no quieren dialogar con el principal partido de la oposición, que es el Partido Socialista. Tendrá que decidir qué hace: con papá o con mamá. No puede estar con los dos si los dos no son un matrimonio.

¿Cómo afecta todo este contexto a España el hecho de no tener presupuestos?

Es malo, claro. Hay reformas que no pueden salir adelante en el Parlamento y el presupuesto es un instrumento fundamental para poder gobernar de manera eficaz. ¿Se puede gobernar con un presupuesto prorrogado? Sí, con una mano atada a la espalda, y sobre todo si te tomas en serio la tarea de gobernar y de sacar adelante los proyectos que crees que son buenos para tu país. No tenemos posibilidad de negociar con el Partido Popular, que tiene muchas comunidades autónomas, unos presupuestos, ni tampoco lo tenemos con parte de quienes apoyaron en su día a Pedro Sánchez como presidente del Gobierno. Esas son manos atadas a la espalda, pero se puede gobernar, de manera menos eficaz. Y todo el mundo paga la ineficacia, no es una cosa que la pague solo el gobierno.

¿Cómo le va a explicar Feijóo a sus socios del Partido Popular Europeo, al futuro nuevo canciller alemán, Friedrich Merz, al primer ministro polaco, Donald Tusk, y a sus colegas de los países bálticos, que España se lava las manos en esto?

¿Como exsecretario del PSOE, cómo ve en estos momentos al partido?

Muy bien. Tiene dificultades para gobernar porque tiene unos socios que no siempre son dignos de tal nombre y una oposición que se niega a cualquier cosa. Dicen cosas tan terribles como ‘antes saldrá partido mi país que ayudar al gobierno de Sánchez a que resuelva los problemas’, del tipo que sean. Y eso que se han resuelto problemas fundamentales en España. En los últimos 10 o 15 años se ha resuelto el terrorismo, la situación del País Vasco es muchísimo mejor de la que nos podíamos imaginar desde que acabó el terrorismo, y se ha resuelto bastante bien el tema catalán. No está resuelto del todo, falta que el Tribunal Constitucional opine sobre la Ley de Amnistía. Yo confío que una vez que el Constitucional, ojalá, dé el visto bueno a la Ley de Amnistía y se produzca la completa aplicación de la Ley de Amnistía, espero que el tema catalán, que nos dejó un procés extensísimo y dificilísimo, sea ya algo para los historiadores y no para los políticos del día a día de 2025.

Muchas veces la oposición del PSOE viene desde dentro del propio partido, también.

Llevo muchos años en el Partido Socialista, muchísimos. Y es difícil imaginar alguna época del Partido Socialista que haya estado tan unido como ahora. Lo cual no quiere decir que sea unánime en todo y para todo. El Partido Socialista tiene que ser un partido vivo, dinámico, con debates, con mayorías y minorías. Pero en este momento veo al partido muy cohesionado. Lo que no está cohesionada es la política del país.

Vídeo íntegro de la entrevista.

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