¿Cuánto envejece la piel de la cara con el sol?
Arrugas, líneas finas y pigmentación son signos inevitables de la piel que aparecen a medida que envejecemos. Unos cambios que se vuelven cada vez más y más evidentes, ayudados no solo por el paso del tiempo, sino también por factores externos como la exposición al sol, que puede alterar la apariencia de la piel e, incluso, su estructura.
Fotoenvejecimiento, el efecto de la exposición al sol sobre el envejecimiento facial
Uno de los principales culpables es el fotoenvejecimiento, es decir, el daño en la piel provocado por la exposición a la luz solar y la ultravioleta. Considerado el responsable del 90% de los cambios visibles en la piel, es el resultado directo del daño solar acumulado a lo largo de toda la vida.
La piel está compuesta por tres capas: la epidermis (la capa más externa), la dermis (capa intermedia que contiene colágeno, elastina y otras fibras que soportan la estructura de la piel) y el subcutis (la capa más interna). Los elementos de la dermis son los que dan a nuestra piel su apariencia juvenil y que, con los años, son dañados por la radiación UV (que incluyen UVA y UVB).
Cuando exponemos la piel a estos rayos, se daña su ADN. En respuesta, las células de la dermis producen melanina en la epidermis para evitar daños mayores, el bronceado, que es la respuesta de la piel para intentar bloquear la radiación.
Mientras los rayos UVB queman, los UVA envejecen la piel porque pueden penetrar más profundo en la piel y son los que desempeñan un importante en el envejecimiento de la piel y las arrugas.
El fotoenvejecimiento es el envejecimiento prematuro de la piel que difiere del cronológico en que los efectos dañinos de los rayos de sol alteran las estructuras normales de la piel. Por tanto, es irreversible.
Cuáles son los signos del fotoenvejecimiento en la cara
La sobreexposición crónica a los rayos UV puede dañar el sistema inmunológico de la piel, degradando la capacidad para proteger el cuerpo de los microorganismos que causan enfermedad y para curar heridas.
El número de células inmunitarias de la piel disminuye de forma significativa como consecuencia tanto de la exposición a los rayos UV como de los procesos normales de envejecimiento.
Algunos de los signos más claros son:
- Arrugas y líneas finas alrededor de los ojos, la boca y la frente: están provocadas por la exposición a los rayos UVA. Con la exposición continua al sol durante varios años, las arrugas alrededor de los ojos y la boca aumentan y se convierten en pliegues profundos; las líneas del ceño fruncido aparece y son visibles cuando no se frunce el ceño.
- Cuperosis o arañas vasculares en la nariz o las mejillas: se hacen visibles a través de la piel de la cara (telangiectasias) por cambios en su tamaño.
- Pecas o manchas pigmentadas
- Melasma: manchas de color marrón grisácea en la piel.
- Sequedad y aspereza al tacto: pérdida general del tono de la piel en las zonas más expuestas al sol.
- Engrosamiento de la epidermis y destrucción de las fibras elásticas: es muy gráfica esta fotografía publicada en The New England Journal of Medicine en la que los expertos muestran los efectos del sol en un camionero en una parte de la cara durante años de exposición solar, lo que demuestra cómo el sol multiplica el envejecimiento.
- Lentigo senil o actínico: como reconoce la AEDV, es una respuesta de la piel a la radiación ultravioleta que afecta sobre todo a las zonas más expuestas como la cara o el cuello. Estas lesiones suelen aparecer en personas de raza blanca a partir de los 60 años y está asociado con una historia de larga exposición solar.
Además de todos estos signos, demasiada radiación solar, al dañar el ADN de las células de nuestra piel, este le dice a nuestras células cómo funcionar. Si se acumula suficiente daño en el ADN con el tiempo, puede hacer que las células empiecen a crecer sin control, lo que puede provocar cáncer de piel.
Cómo proteger nuestra piel
¿Qué podemos hacer para prevenir el fotoenvejecimiento? Aunque no podemos retroceder en el tiempo, sí hay formas de preservar la juventud de la piel.
- Usar fotoprotector: es un excelente remedio para prevenir el daño celular y del ADN en la piel porque la protege contra los rayos UV. Lo recomendable es aplicar un protector solar de espectro alto todos los días en las zonas más expuestas, como la cara y el cuello.
- Evitar la exposición al sol entre las 12 del mediodía y las cuatro de la tarde: durante estas horas el sol es más fuerte y sus efectos también.
- Proteger la cara: usar una gorra para el sol y permanecer bajo la sombra.
Llevar una alimentación saludable: si la piel ya está dañada podemos ayudarla con la ingesta de alimentos que contengan vitamina C y E y antioxidantes, que ayudan a retrasar el daño causado al colágeno y sus fibras en la piel.
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