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Los caciques de Madrid
Mediante un artículo en este medio el pasado 23 de noviembre, el señor David Redoli -director de Relaciones Institucionales de Solaria-, levantó la mano, apartó a sus subordinados de la sucursal de Miñano (Álava) y tomó la palabra directamente para “prevenir” a la sociedad sobre nosotros, las asociaciones “propagadoras de bulos”.
Este señor, de dilatada trayectoria de “asesoría política” en las más altas instancias políticas del Estado, incluso en el Consejo de Seguridad Nuclear, y ahora ventrílocuo mayor de Solaria y sus relaciones con el poder, ha venido a descalificarnos y a “explicar” qué es un bulo y de paso qué es bueno para nuestra sociedad, sin conocerla, basándose en un relato repleto de argumentos falsos, de fácil comprobación.
Sabido es que, en los círculos de poder de Madrid, ecosistema que sin duda domina, no llevan bien eso de que les lleven la contraria desde “provincias”. Cuando hablamos de este tipo de personas, conviene no olvidar eso que nos recordó Rodriguez Castelao, de que “los caciques son parásitos de un sistema de pura apariencia democrática”. Esa frase es válida para los caciques y para sus fieles servidores.
Aquí somos gente directa y ya se lo explicamos directamente a sus jefes el pasado mes de mayo en un hotel de Vitoria-Gasteiz: que aquí no permitiremos cacicadas, que no entendían nuestra sociedad y se equivocaban al interpretarla. Que no les sería suficiente con tratar de “seducir” a los gobernantes de la comunidad autónoma vasca y a los círculos de poder.
Los caciques jefes se mostraron contrariados y amenazantes. Como sabíamos, volverían y han vuelto pues con fuerzas renovadas. Ahora incluso con el hito rocambolesco para una empresa del IBEX-35, de convocar ante las Juntas Generales de Araba una concentración que se presenta como “ecologista”, que encabezarán con el lema “Álava necesita placas y patatas”. El ansia por el lucro obsceno no conoce la vergüenza.
Nos explica el señor Redoli cuán importante es la transición energética y qué obtusos e irracionales debemos ser algunos aquí en el norte. Debe ser que el modelo ecológico y social que siembran en la Iberia vaciada, es también su oferta para nosotros. Redoli añade que “tratan de construir una legitimidad social en el ámbito de las energías limpias”. En esta necesidad de construcción de relato subyace la idea, y es la clave, de que lo que tratan de hacer no es legítimo, debido a su irracionalidad, tamaño y ubicación, y, de ahí, la necesidad de “construir la legitimidad” tratando de engañar a nuestra sociedad.
Les tratamos de explicar que su estrategia de crear un relato artificial a base de inflar con euros a los principales medios de comunicación de la zona donde pretendan aterrizar, tratar de seducir hasta al hastío a las fuerzas políticas principales, acosar a los agricultores o a tenedores de tierra desarraigados de nuestros pueblos hace tiempo, y finalmente, esforzarse en estereotiparnos en la narrativa de “los del no a todo” y “los radicales”, no les resultará suficiente. Y, como esto no es Colombia, no podrán hacer otras cosas que los caciques acostumbran, y tendrán que asumir, les guste o no, lo que diga la sociedad civil organizada.
Esto no va de si Solaria multiplica sus dividendos y de paso el hijo del jefe puede comprarse un Porsche más grande para exhibirlo en el Paseo de la Castellana, esto va del futuro y de la participación democrática de nuestras sociedades, desde Zigoitia hasta Vitoria-Gasteiz, desde aquí hasta Mali. Y, por supuesto, si nos dejan, ahí sí estaremos de forma corresponsable.
Donde la sociedad civil organizada y empoderada no existe, los caciques campan a sus anchas. Donde ésta sí existe, lo tienen más difícil y aquí estamos para pararles. Pero la cuestión es cómo hacerlo, cómo parar este atropello de Solaria y enfocar el debate, de forma madura entre el conjunto de la sociedad alavesa y vasca.
En Gorbeialdea Defendatu, plataforma que une a las asociaciones de Zuia, Urkabustaiz y Zigoitia, sabemos que estamos en un proceso de una transición ecosocial y exigimos que esta sea justa. La cuestión es pues definir qué es “justo”; justo para nosotros y también para el resto del mundo. Este proceso es también una oportunidad como sociedad.
Nuestros colectivos saben que hay que empoderar a la comunidad, entre otras cosas, formándola, y ayer día 23 de noviembre culminamos el primer ciclo de tres sesiones divulgativas, experiencia llevada a cabo en colaboración, entre la UPV/EHU y Gorbeialdea Defendatu: Gorbeialdeako Unibertsitatea.
De la mano de varios profesores de la UPV/EHU y otros pertenecientes a instituciones como el BC3 (Basque Centre for Climate Change), la UAGA (Unión Agroganadera de Álava) o GADEN (Grupo Alavés de Defensa y Estudio de la Naturaleza), hemos analizado la transición ecosocial, desde la vertiente jurídica, la de la protección de la biodiversidad, el paisaje, el consumo, redes actuales y las necesidades futuras, y, como no, también de la necesidad de abordar el futuro de forma decidida y solidaria. Pero siempre, con la condición de que se dé un proceso de participación democrática, y no de simulación democrática.
La democracia y la participación ciudadana es una parte esencial en este proceso. Establecer los marcos de decisión, y representatividad de los ayuntamientos y colectivos ciudadanos es un reto ineludible. La simulación de la participación es un mal de consecuencias terribles y muestra de una muy baja calidad democrática. La cuestión es pues decidir de forma democrática qué proyectos de energías renovables hacemos, cómo los hacemos, dónde los hacemos, cuándo los hacemos y, también, con quién los hacemos.
Una sociedad sana que crea en un futuro sostenible no puede permitir que, al estilo de la conquista del oeste norteamericano, Solaria y otros arramplen con todo en un marco desregulado y comprado.
El imaginario colectivo que interesa sembrar al señor Redoli, es ese bulo pretendidamente sibilino que trata de enmarcar a todos los colectivos sociales de Álava y Treviño en la “narrativa del no”. Llueve sobre mojado y otros, como Ramiro González, diputado general de Álava, ya lo intentaron previamente.
La cuestión no es si nuestra sociedad y nuestras organizaciones sociales abordarán la transición ecosocial, pues lo harán; una cuestión primigenia es si debe hacerlo con empresas como Solaria. Ahí mi respuesta es rotunda, ya que evidentemente no son de fiar y no representan ni de lejos el interés de nuestra sociedad. Y el cacique tendrá que asumir también, que aquí, el término sociedad alavesa y el interés colectivo de la misma, tienen un valor más alto del que se puede pagar con dinero.
Los enemigos de la verdad ocultan además información verificable por cualquiera, por ser ésta pública. Interprete el lector por qué lo hacen. Ocultan, por ejemplo, lo que los propios propietarios de Zigoitia les demostraron en comparecencia pública del 26 de julio de este mismo año, que mienten hasta con los terrenos que dicen haber acaparado. El señor Redoli y sus secuaces de Solaria están más preocupados por construir ese relato, esa legitimidad, que por la propia realidad.
Pero más grave es incluso que oculten, por ejemplo, su acuerdo con Repsol, empresa que como todo el mundo sabe, no es precisamente un icono de la energía “verde”. En virtud de ese acuerdo, el 18 de septiembre de 2024, el Área de Relación con Inversores de Solaria y a efectos de dar cumplimiento al artículo 227 de la Ley 6/2023 de los Mercados de Valores, informó de que una filial suya (LandCo Generia Land, S.L.) había firmado con Repsol Renovables, S.A un acuerdo de prestación de servicios para la búsqueda de terrenos, interlocución con los propietarios y suscripción del contrato de arrendamiento. En virtud de ese pacto, Solaria adquirirá los terrenos, para en paralelo firmar con Repsol Renovables un derecho de uso sobre dichos terrenos. Esa es una información pública y muy clarificadora.
También es digno de mención que esto no haya merecido ni una línea informativa en la prensa vasca, (¿cómplices?, el tiempo pondrá a cada uno en su lugar).
Si lo anterior fuera poco, Solaria no informa en relación al Plan Territorial Sectorial de Energías Renovables, del que acaban de ser publicadas las respuestas del Gobierno vasco, cuál fue su actitud y el tipo de alegaciones que presentaron. El informe es público y se puede consultar. Juzguen ustedes mismos la “legitimidad” de las alegaciones presentadas al PTS. En ellas, Solaria solicita que la zona de sosiego o separación mínima respecto a zonas habitadas que una instalación fotovoltaica debía respetar, pasara de los 500 metros propuestos en el PTS inicial, a los 100 metros, o lo que es lo mismo, reducir la zona de protección de los centros urbanos. Además, entre otras alegaciones, o “propuestas legítimas” incluyeron algunas de clara intención depredadora, como, por ejemplo, solicitar que se permitiera la construcción de los parques industriales fotovoltaicos sobre terrenos de Alto Valor Agrológico. Todo lo que pudiera ser permitido para engullirnos, lo solicitó.
Tampoco menciona el señor Redoli la línea de evacuación de 101 km que quieren construir, con torretas de más de 100 metros de altura, atravesando la provincia de lado a lado, arrasando lo que se ponga por el medio, buscando ampararse en “ser una instalación de interés general” y, por ello, ser susceptible de saltarse cualquier control medioambiental, para, precisamente, llegar a donde está… Repsol. Las casualidades aquí, lamentablemente, no parecen existir.
Olvida el vocero de Solaria también mencionar la presentación del Macroproyecto Solar “Santurce Solar 1” en nuestras tierras hermanas de Treviño. En esta propuesta, Solaria tiró de nuevo de “legitimidad”, y como medida urgente justificada, según ellos, por la guerra de Ucrania, plantearon un procedimiento alternativo para saltarse las limitaciones de 15 km de trazado de tensión de 220 voltios aéreo. En este caso, las administraciones encargadas de evaluar el impacto ambiental y administrativo del proyecto les hicieron “recoger cable” y presentarlo como procedimiento ordinario. Pulcros, de nuevo.
La mentira, la tergiversación y el engaño es parte de determinadas prácticas empresariales que tenemos encima, y nos quieren callados. Ante los caciques pues, nos jugamos nuestro futuro y el de nuestra sociedad. En lo referido a la sociedad alavesa, el compromiso debe ser activo y la transición ecosocial debe ser construida de forma ordenada y democrática, con la corresponsabilidad de la sociedad civil organizada y reconocida, y también la de nuestros representantes políticos. Si no es de este modo, dejaremos la puerta abierta a los caciques y de nada servirán tantos años de luchas sociales y empoderamiento de una sociedad civil madura.
Castelao también nos dejó otra frase que condensa gran parte del mensaje, que creo, que como sociedad tenemos la obligación de dar a Solaria: “La libertad es la única reserva con que cuentan los pueblos para crear su futuro”. No vendamos pues nuestra libertad, y renunciemos a ella dejándola en manos de desaprensivos. No dejemos que estos expoliadores traten de “construir legitimidad” a base de mentiras. La legitimidad, en este caso, es nuestra. Es el momento de tomar las riendas de nuestro futuro y cerrar las puertas a estos caciques de Madrid.
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