María Guardiola, de moderada del PP en Extremadura a alumna aventajada de Ayuso

María Guardiola ha pasado de parecer la dirigente del PP más moderada a abrazarse a Vox para convertirse en presidenta de Extremadura; renovar su alianza con la extrema derecha para sobrevivir; y convertirse en la alumna más aventajada de Isabel Díaz Ayuso, el ala más radical de su partido. Todo en menos de dos años.
Suenan anacrónicos, lejanos, los principios que aseguró defender en junio de 2023: “No puedo dejar entrar en gobierno a aquellos que niegan la violencia machista, a quienes usan el trazo gordo, a quienes están deshumanizando a los inmigrantes y a quienes despliegan una lona y tiran a la papelera una bandera LGTBI”. Esa frase, pronunciada cuando rompió las negociaciones con Vox para convertirse en presidenta de la Junta, la hizo célebre más allá de Extremadura. Algunos medios de comunicación incluso llegaron a calificarla como “estrella emergente” del PP porque otros compañeros en otras comunidades autónomas habían pactado ya, o estaban intentándolo, con la extrema derecha. Pero Guardiola enfatizó aún más su declaración de intenciones: “Mi único patrimonio es mi palabra”, dijo.
Tres semanas después, la dirigente extremeña traicionó a su palabra y no solo llegó a un acuerdo con Vox para la investidura, sino que permitió que la formación ultra entrara en su Gobierno, en contra de lo que prometió antes, durante y después de las elecciones autonómicas.
El idilio entre PP y Vox en Extremadura duró lo mismo que en el resto de gobiernos autonómicos de derecha y extrema derecha: un año. Tras la decisión de la formación de Santiago Abascal de romper todos los Ejecutivos de coalición por permitir la acogida de menores migrantes, Guardiola, empatada en escaños con el PSOE, aunque los socialistas ganaron las elecciones en votos, se quedó en minoría.
Guardiola vuelve a 'abrazarse' a Vox
En esa situación, enfrentada a Vox y al PSOE, la responsable del PP fue incapaz de aprobar los presupuestos de Extremadura para 2025, que retiró antes de que se debatieran en la Asamblea. Su supervivencia política la fio a un decreto ley de rebajas fiscales que afectan al impuesto de donaciones, sucesiones, actos jurídicos e IRPF. Guardiola presentó el documento sola, sin negociar con la oposición, a pesar de que los socialistas, la extrema derecha y Unidas por Extremadura se abrieron a negociarlo.
Ante tantas manos tendidas, Guardiola ha optado, una vez más, por entenderse con Vox, que como moneda de cambio ha exigido la derogación de la Ley de Memoria Histórica de Extremadura y aprobar una denominada de 'Concordia'. Este punto estaba incluido en el pacto de gobierno entre PP y Vox de verano de 2023, pero el PP fue retrasando su cumplimiento porque no lo consideraba “urgente” y por el rechazo de las asociaciones memorialistas y los familiares de los represaliados por el franquismo. Incluso hace un mes, el partido de Guardiola presentó una enmienda a la totalidad a la propuesta de ley de Concordia que presentó Vox.
Ahora ha vuelto a cambiar su discurso. El giro ha tardado un mes, sabedora de que, si el decreto de rebajas fiscales no salía adelante, habría supuesto la tercera derrota del Ejecutivo y habría llevado la legislatura a pender de un hilo. De hecho, este nuevo entendimiento no es puntual, sino que la intención de la derecha y la extrema derecha es hacer borrón y cuenta nueva para llegar a más acuerdos que permitirán que Guardiola siga en la Presidencia hasta 2027.
“Copiar” las políticas de Ayuso en Madrid
Pero esos coqueteos constantes con Vox no son los únicos guiños de María Guardiola con el ala más radical de la derecha. Esta semana ha aplaudido las políticas de la presidenta madrileña, Isabel Díaz Ayuso, y ha venido a decir que es un espejo donde Extremadura se quiere reflejar: “Vamos a copiar todo lo que hace bien la Comunidad de Madrid, que es mucho”.
Ayuso estuvo en Extremadura para visitar Mérida, Trujillo y la central nuclear de Almaraz, principal propósito, este último, de la cumbre que ambas celebraron durante dos días. Aunque el pretexto fue firmar un “protocolo de colaboración institucional” con medidas muy generales que van de la formación a la sanidad, la dependencia, la economía, el empleo, la gestión de emergencias e incluso Hispanoamérica.
Por ahora, Extremadura trabaja en una ley de mercado único similar a la de Madrid, única comunidad que la ha puesto en marcha, y está dispuesta a estudiar que 1º y 2º de ESO vuelvan a los colegios, a pesar del rechazo de la comunidad educativa. Pero la izquierda no dejó pasar la oportunidad para afear a Guardiola su intención de emular a Ayuso por una política fiscal que beneficiar a las rentas más altas, unas medidas que favorecen a la educación concertada en detrimento de la pública o un sistema sanitario que deja en manos privadas la gestión de los hospitales públicos.
A juicio de la portavoz de Unidas por Extremadura, Irene de Miguel, la comunidad “tiene que prepararse para lo peor” si la intención del PP es “copiar un modelo sanitario público comatoso, con la menor financiación por habitante del país y el mayor índice de privatización” o “un modelo educativo en el que solo hay seis universidades públicas y 15 privadas” o “un modelo fiscal que nos convierte en los pagafantas de Madrid porque el dumping fiscal solo beneficia a ellos”.
De Miguel también preguntó a Guardiola: ¿Cómo puede usted pasearse con la señora Ayuso, que tiene a sus espaldas las muertes de 7.291 personas en las residencias públicas durante el Covid por sus protocolos de la muerte? [...] Se me ponen los pelos de punta“.
Para el PSOE, Extremadura y Madrid tienen poco o nada que ver. El presidente del grupo parlamentario socialista preguntó en el pleno a la presidenta extremeña “qué va a copiar” de Madrid “sobre el campo; sobre vivienda, con el problema que tienen; sobre cómo cuentan la lista de espera quirúrgica, el fracaso de la colaboración público-privada en los hospitales o cómo se cierran las urgencias en atención primaria”.
23