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Aplicaciones, cloud computing, parques móviles (MDM) y todas las soluciones informáticas que necesita una gran empresa para incrementar la productividad de sus empleados y optimizar sus procesos de negocio. La firma española NTS, líder en consultoría tecnológica, te pone al día de las últimas tendencias en el sector corporativo.

La pionera de la informática que quiere convertir a Google en reina de las nubes

Diane Greene, cofundadora de VMWare hace casi dos décadas, está a cargo de la nube de Google

NTS Solutions

“La nube es la mayor revolución TI de todos los tiempos. Todo está cambiando y todo está llevándose a la nube”. Así de tajante se mostraba hace poco una de las promotoras de que esa sentencia se cumpla. Diane Greene es desde hace unos meses la vicepresidenta de negocio empresarial de Google y la encargada de conseguir que los de Mountain View se impongan en la guerra del ‘cloud computing’, aunque por el momento sea Amazon la que está ganando la batalla con ventaja.

Su experiencia avala tanto su nombramiento como sus palabras. Hace casi dos décadas, se convirtió en una de las pioneras de la virtualización de servidores, una de las tecnologías más adoptadas por las empresas en los últimos años.

De fundar la exitosa VMWare a ser despedida

En 1978, veinte años antes de fundar VMWare, Greene comenzaba su andadura profesional en un sector que poco tenía que ver con las tecnologías de la información. Había estudiado un máster de ingeniería naval en el Instituto Tecnológico de Massachusetts y trabajaba para una consultora encargada de diseñar plataformas petrolíferas. Dejó aquel primer trabajo por la discriminación que sufrió. Según ha contado, la empresa no le permitía visitar las plataformas que ella misma se había encargado de diseñar simplemente por ser mujer. Así que aquella machista compañía dejó marchar a la que se convertiría en una de las mujeres más poderosas de la tecnologíamujeres más poderosas de la tecnología.

Tras pasar por varias empresas, la inquieta Diane Greene decidió volver a la universidad para estudiar un segundo máster en el ámbito que comenzaba a ponerse de moda a finales de los 80: la informática. Aquellos estudios cambiaron su vida laboral y personal, ya que conoció entonces al que sería su marido, el profesor de la Universidad de Stanford Mendel Rosenblum. A los pocos años, el investigador comenzaba a trabajar en la virtualización, una tecnología que permitía a un ordenador ejecutar más de una copia del sistema operativo al mismo tiempo y que acabaría siendo revolucionaria.

Tras vender la primera ‘startup’ que había fundado —VXtreme, una compañía de vídeos en ‘streaming’ que se quedó Microsoft— Greene decidió volcarse en el proyecto que había emprendido su cónyuge con el fin de llegar a comercializarlo. Junto a él y a otros investigadores, cofundó VMWare en 1998. Planeaba asumir el cargo de Chief Technical Officer (CTO por sus siglas en inglés), pero no encontraron a nadie que quisiera liderar el barco. “Nunca aspiré a ser una CEO, punto”, ha afirmado con rotundidad. Se quedó con el puesto sin cobrar nada durante un año.

Éramos austeros, así que intentamos encontrar una manera restrictiva de llevarlo al mercado. Éramos también muy cuidadosos con aquellos que contratábamos”, explicaba. Aunque cuidaron su crecimiento, lo cierto es que en una década la empresa tenía 3.000 empleados y unos ingresos de 1.900 millones de dólares (1.700 millones de euros) en 2008.

Eso sí, la CEO tuvo que abandonar la compañía líder en virtualización de servidores que había fundado ese mismo año. La emprendedora no se llevaba demasiado bien con el CEO de EMC Corporation, que había comprado VMWare por 635 millones de dólares (574 millones de euros) previamente. Cuando fue despedida, su marido y otros tres ejecutivos decidieron solidarizarse con ella y se marcharon tras conocer la decisión.

Pese a que había sido una impulsora fundamental del éxito de aquella empresa, a muchos no les gustaba el estilo directivo de Greene. Sus presentaciones en público, tan importantes para cualquier CEO, no hacían justicia a sus habilidades técnicas importantes para cualquier CEO, según afirmaba un inversor de capital riesgo hace unos años. Los medios la han definido como modesta y humilde, valores que no tienen por qué ser los mejores de cara a la galería. Sin embargo, aquel despido no sería el final de su carrera como emprendedora ni como pieza fundamental en el negocio de la nube, basada en buena medida en la virtualización.

El fichaje de Google por una cifra multimillonaria

En 2012, los de Mountain View decidieron que Greene entrara a formar parte de su consejo de administración. Ese mismo año, fundaba Bebop, una ‘startup’ de desarrollo de ‘software’ en la nube que Google ha adquirido hace unos meses por la escalofriante cifra de 380 millones de dólares (343 millones de euros). Poco se había oído hablar de aquella empresa por entonces, de ahí que se piense que la principal razón de la compra ha sido incorporar a la propia Diane, que conocía a Larry Page y Sergey Brin desde que estudiaban en Stanford.

Además de su experiencia previa como pionera en el campo del ‘cloud computing’, el azar también ha jugado en su favor en esta ocasión para conseguir el puesto. Hace unos años, quedaba habitualmente con Urs Hölzle, el octavo empleado de Google y vicepresidente de infraestructura técnica de Google Cloud, para pasear a sus perros. Ambos comenzaron a ser tan amigos entonces que incluso barajaron nombres de profesionales capacitados para asumir el negocio en la nube del gigante.

Al final, la propia Greene acabó tomando las riendas de un negocio que hasta hace poco había estado fragmentado. Ahora está a cargo de de Google for Work, Google Cloud Platform y Google Appsestá a cargo de bajo el paraguas de un mismo equipo de producto, ingeniería, marketing y ventas. Bajo su punto de vista, para trabajar bien, todas estas piezas de la nube han de funcionar conjuntamente, una forma de gestión que ha trasladado de su experiencia en VMWare. Además, planea la construcción de 12 nuevos centros de datos en la nube en los próximos 18 meses.

Los de Mountain View se están tomando este negocio muy en serio y se han marcado como objetivo que los ingresos en este ámbito superen a los beneficios en cinco años en este ámbito superen a los beneficios en cinco años. Eso sí, tendrá que hacer frente a la nube de Jeff Bezos. Amazon Web Services tiene una capacidad mayor que la de sus 14 competidores principales juntos14 competidores principales juntos y supone ya un negocio de 9.600 millones de dólares (8.600 millones de euros). Hasta Microsoft e IBM van por delante en la carrera de esta tecnología emergente.

Una cosa llevó a la otra y aquí estoy, llevando esto. Es genial tener un asiento en primera fila en la mayor revolución TI de todos los tiempos”, ha asegurado la capitana a los mandos de la nube de Google. Habrá que esperar para ver si consigue, por segunda vez, hacer que el proyecto en el que participa sea fundamental para los profesionales tecnológicos de todo el mundo.

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La segunda imagen de este artículo es propiedad de Wikimedia Commons

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