Cuando Madrid 'expolia' a las otras regiones españolas: el polémico retorno de los Bous de Costitx
Mallorca, finales de octubre de 2024. A su paso por el control de seguridad del aeropuerto, una ciudadana alemana es retenida por la Guardia Civil. No se trata de ningún control rutinario, ni tampoco es ella el objetivo de una investigación concreta. Resulta que, desde el Servicio Fiscal y de Fronteras, han avisado a los agentes de que porta un cargamento sospechoso. Al abrir las cajas, sorprenden a la señora con miles de restos arqueológicos. Este suceso, que bien podría parecer anecdótico, forma parte, según algunos arqueólogos y especialistas, de un “grave problema” para las Illes Balears: el “expolio” histórico de su patrimonio arqueológico.
“Se trata de un problema que surge en el siglo XVIII, cuando grandes potencias coloniales como Inglaterra, Francia y posteriormente Alemania, inauguran sus museos nacionales para mostrar músculo ante al resto del mundo. En el caso de Inglaterra comienza en la India, donde tienen sus colonias, la Francia de Napoleón con Egipto, donde comienza una campaña militar, pero también arqueológica, y Alemania, que se suma a la carrera cuando entramos en el siglo XX”, explica el periodista y filólogo clásico Antoni Janer.
El patrimonio arqueológico más valioso de las Illes Balears proviene de la cultura talayótica que se desarrolla en Mallorca y Menorca durante la época prehistórica y de las comunidades fenicias occidentales asentadas en Eivissa. Los casos más conocidos de esta dispersión se concentran en la ciudad de Madrid, como los ‘Bous de Costitx’, considerados un tesoro de la cultura talayótica de Mallorca y que forman parte, junto a otras piezas como la Dama d'Eivissa, de la colección del Museo Arqueológico Nacional. En otros espacios como la Real Armería se encuentra ‘Cimera del Rei Martí’, el mejor de los pocos objetos medievales conservados, que en 1831 pasó a formar parte de esta institución tras ser reclamada por la monarquía.
Los ‘Bous de Costitx’, tesoro de la cultura talayótica de Mallorca, forman parte, junto a otras piezas como la Dama d'Eivissa, de la colección del Museo Arqueológico Nacional. En la Real Armería se encuentra ‘Cimera del Rei Martí’, el mejor de los pocos objetos medievales conservados
Según el arqueólogo mallorquín Toni Puig, además de los casos más mediáticos, que también llegan hasta Barcelona, con la diosa Tanit en el Museo de Arqueología de Barcelona, el busto de Tiberio y el Atlas Catalán de la familia Cresques en la Biblioteca Nacional de Francia, o el Hipoglif en el Museo dell' Opera del Duomo de Pisa, “otro de los grandes casos proviene de la Necrópolis de Puig des Molins de Ibiza, donde a principios del siglo XX Antonio Vives y Escudero se hizo con una colección particular inmensa que hoy en día se ha repartido por todo”, incluyendo el Museo Arqueológico Nacional. Este antiguo cementerio es una de las más importantes necrópolis del Mediterráneo occidental, catalogado como Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. Sin embargo, el conocimiento de esta dispersión es una historia que se escribe día tras día, como asegura el arqueólogo, tras saber pocos minutos antes de hablar con elDiario.es, que “la Hispanic Society of America de Nueva York también tiene piezas talayóticas”.
“Tenemos un problema muy grave con el expolio en Baleares, donde casi todas las colecciones que se están formando, privadas y públicas, tienen alguna sospecha porque hoy en día no se pueden adquirir piezas arqueológicas sin pensar que se ha destruido un yacimiento”, expresa Puig, quien recuerda que “el gran peligro está en que no hay ningún coleccionista activo en la actualidad que no tenga una pieza que no provenga de un expolio”.
El gran peligro está en que no hay ningún coleccionista activo en la actualidad que no tenga una pieza que no provenga de un expolio
Según el arqueólogo, la importancia de esta cuestión radica en “no solamente en la pérdida del objeto, sino también de su contexto, lo que dificulta el estudio de cada una de las culturas a las que pertenecen”. “Es como si nos encontrásemos en una biblioteca donde sólo quedan el último ejemplar de un libro, como podría ser el Quijote, al abrirlo viésemos que faltan palabras, frases o páginas enteras porque han sido vendidas. Puede hacer ganar mucho dinero a mucha gente, pero nunca podremos entender ese libro”, enfatiza.
La representación de la diosa Tanit, hallada originalmente en el Puig d'es Molins de Eivissa, rinde culto a la diosa más importante de la mitología cartaginesa y es uno de los ejemplos del patrimonio arqueológico balear que se encuentra en Barcelona, en concreto, en el Museu d'Arqueologia de Catalunya. De este mismo yacimiento en el museo catalán se encuentran tres objetos más como un collar, una terracota púnica y un vaso (guttus) en forma de delfín con casi dos mil quinientos años de historia.
Para Toni Puig, las piezas más famosas que forman parte de la colección de este museo llegaron a través de una investigación del Institut d’Estudis Catalans de principios del siglo XX, que fue de las mejores que podía haber en el momento. “La situación de estas piezas es diferente de las más famosas de Madrid, como los Bous de Costitx, que fueron encontradas, vendidas y se destinaron al coleccionismo sin pasar por ningún estudio arqueológico, por eso son tan polémicas”. Sin embargo, este punto de vista no es compartido por todos los especialistas, como Antoni Janer, que entiende que “Catalunya apostó por la recuperación de un pasado talayótico para conectar la catalanidad con el Mediterráneo, la cultura clásica y promover su hermandad con las Illes Balears”.
¿Devolver o no?
El conflicto por esta cuestión enciende un importante debate en la actualidad entre arqueólogos, conservadores, especialistas y autoridades políticas que parece no encontrar una solución. La actual dispersión del patrimonio arqueológico e histórico de las Illes Balears en territorios como Madrid, Barcelona y otros países como Francia, Italia o Estados Unidos, frente a las iniciativas que exigen la devolución supone un delicado enfrentamiento entre de puntos de vista que oscilan entre quienes priorizan la no regulación del pasado, que otorgaba el derecho de propiedad de los objetos a quien los hallaba o compraba, y quienes apuestan por aplicar al pasado la legislación actual de Patrimonio Histórico Español, que establece desde 1985 que todos los materiales encontrados en yacimientos arqueológicos forman parte del conjunto de la sociedad.
En este sentido, Javier Rivas, presidente de la sección de Arqueología del Colegio Oficial de Filosofía y Letras de las Illes Balears, y Carme Colom, conservadora de Sociedad Arqueológica Lul·liana, no comparten la interpretación de la dispersión de las piezas como un “expolio”, sino como una “pérdida” patrimonial durante el siglo pasado. No obstante, siempre dependiendo del estudio de cada caso, Rivas defiende que “desligar el patrimonio de su contexto social y cultural no tiene sentido y es mejor que las piezas estén en sus lugares de origen, tal y como ocurrió con el busto del emperador Augusto”, que fue recuperado de manos privadas en 2022 tras formar parte, desde el siglo XVIII, de la colección del Marqués de Campofranco.
Otro de los grandes dilemas en torno a la discusión sobre la devolución del patrimonio arqueológico es, según los expertos, si las piezas están mejor conservadas en los territorios donde fueron halladas o en las salas de los grandes museos de capital. “Todo gira, como siempre, en torno a dos lados contrapuestos. Por una parte, el hecho de que el patrimonio esté en colecciones ayuda a conservar las piezas de bombardeos en momentos de guerra o de estar libres en naturaleza, lo que puede ser una amenaza. Por otra parte, los países expoliados pierden el derecho a tener su pasado en casa”, cuenta Antoni Janer.
“La primera en visibilizar este problema fue Melina Mercouri, la ministra griega que se enfrentó al expolio de Gran Bretaña exigiendo la devolución de la colección escultórica que expoliaron del Partenón”, continúa Janer. “Si ahora todos los museos quisieran recuperar las piezas de sus territorios se abriría la caja de pandora, porque todos se han construido a partir del expolio”, concluye.
Si ahora todos los museos quisieran recuperar las piezas de sus territorios se abriría la caja de pandora, porque todos se han construido a partir del expolio
Asimismo, el arqueólogo Toni Puig apunta sobre esta cuestión que, en el caso de las Illes Balears, y en concreto de la isla de Mallorca, “se dan todas las circunstancias para que las piezas se puedan conservar sin ningún tipo de dificultad en los equipamientos culturales, como en el Museu de Mallorca, que está a punto de abrir su sala dedicada a la arqueología y donde claramente podrían estar los Bous de Costitx”.
La promesa de la descolonización
“Al final, se trata de una falta de voluntad política para llevarlo a cabo, más que de problemas técnicos”, matiza. De hecho, la demanda de la devolución de algunas de las piezas arqueológicas más conocidas de las Illes Balears, pese a tener un largo recorrido histórico, se han acrecentado tras en la actualidad a raíz del anuncio de Ernest Urtasun, ministro de cultura, de que “descolonizaría” los museos nacionales. En este sentido, Javier Rivas defiende que “la solución es que las administraciones se pongan de acuerdo para replantear el modelo actual”.
La historia política reciente del patrimonio arqueológico de las Islas ha pasado por diferentes momentos. Tomando por ejemplo el reconocido caso de los Bous de Costitx, en 2008 el senador autonómico por Balears Pere Sampol presentó una moción en la que se instaba al Gobierno el retorno de las emblemáticas caezas de toro al Museu de Mallorca, con los votos a favor de Partido Popular, CiU, PNV y Entesa per Catalunya y el voto desfavorable por parte del PSOE. Pero todo quedó en el aire. Más adelante, en abril del año pasado, la consellera insular de Cultura y Patrimonio, Antònia Roca, dijo que en 2025 las piezas podrían volver a Mallorca de manera temporal.
Poco después y en pleno mes de agosto, la presidenta de las Illes Balears, Marga Prohens, exigía de nuevo al Gobierno de Pedro Sánchez que los devolviera. Al ser propiedad del Ministerio de Cultura, según los expertos, “no debería de ser complicado el retorno de los bous”, ya que el Museu de Mallorca pertenece al mismo organismo. Desde el Ministerio de Cultura, tras ser consultados por elDiario.es, han expresado que “no hay novedades al respecto”.
De hecho, tras entrar en 2025, los Bous de Costitx han vuelto a generar polémica a raíz de la exposición ‘Caps [y] Bous. El tercer cuerno’ en el Museo Arqueológico Nacional, donde las piezas patrimoniales son el punto de partida de la intervención artística del reconocido artista mallorquín Bernardi Roig. Durante la rueda de prensa de presentación de este proyecto en Madrid, el secretario autonómico de Cultura del Govern de les Illes Balears, Pedro Vidal, expresó a eldiario.es que en la actualidad “no hay nada” nuevo que contar sobre el retorno de las piezas a la isla. Durante la inauguración, la presidenta del Ejecutivo autonómico, Marga Prohens, manifestó que el Govern de les Illes Balears “se suma a la peticion del Consell [de Mallorca] para que los Bous de Costitx puedan ser visitados en Baleares”.
Con la mirada puesta en el futuro del patrimonio, los arqueólogos y especialistas celebran “una mayor consciencia social” de la ciudadanía por el cuidado de la historia de los territorios. En cuanto a las nuevas excavaciones arqueológicas, Javier Rivas explica que todo lo que se recupera está reglado y protegido por las autoridades. Sin embargo, destacan, como Toni Puig, la “escasez de medios” y la “ausencia de una prioridad política” no solamente para perseguir la devolución de los objetos arqueológicos, sino también para preservar los yacimientos en la actualidad.
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