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The Guardian en español

El primer ataque de Trump en Yemen pudo matar a una niña estadounidense de ocho años

Imagen tomada tras un atentado en Yemen, en las inmediaciones de una mezquita.

Spencer Ackerman /Jason Burke/ Julian Borger

El presidente Donald Trump aprobó personalmente un ataque comando en Yemen que, de acuerdo con miembros del ejército de EEUU entrevistados por the Guardian, terminó con la vida de un soldado de las tropas especiales y podría haber provocado también la muerte de una niña estadounidense de ocho años.

Al menos hubo 14 víctimas en el ataque que el Mando Conjunto de Operaciones Especiales (MCOE) desplegó el domingo. El MCOE está siendo ahora objeto de una investigación preliminar para determinar si las acusaciones de bajas civiles son lo suficientemente creíbles como para una investigación exhaustiva. 

De acuerdo con el coronel John Thomas, portavoz del Mando Central de EEUU, el objetivo de la operación era recolectar información sobre las operaciones de Al-Qaeda en la Península Arábiga (AQAP). Según Thomas, la planificación de los ataques “empezó hace varios meses”, durante el mandato de Barack Obama pero “no se había aprobado antes”.

Thomas dijo no saber por qué el gobierno anterior no había autorizado la operación y que la Administración Obama había utilizado lo que se conoce como un “veto de bolsillo” para impedirla.

Según un exfuncionario del Gobierno, la operación había sido analizada varias veces y no siguieron adelante porque pensaban que la información recolectada por los servicios de inteligencia no tenía la solidez necesaria para justificar los riesgos de la misión. Dejaron que la Administración Trump hiciera su propia evaluación.

“Eliminar a los terroristas y a sus familias”

Según sus familiares, la niña de ocho años, Nawar al-Awlaki, fue asesinada en el ataque. También conocida como Nora, Nawar era la hija de Anwar al-Awlaki, un miembro del aparato propagandístico de Al-Qaeda y ciudadano de EEUU que murió en septiembre de 2011 durante un ataque con drones en Yemen. El hijo de Awlaki, Abdulrahman fue asesinado en un segundo ataque con drones poco tiempo después. Tenía 16 años.

Durante su campaña, Trump apoyó la idea de matar a los familiares de los sospechosos de terrorismo, algo que es considerado un crimen de guerra. “El otro tema con los terroristas es que tienes que eliminar a sus familias, una vez que atrapas a los terroristas, tienes que eliminar a sus familiares”, dijo el presidente a la cadena Fox News en diciembre de 2015.

Thomas negó tajantemente que el ejército de EEUU supiera antes de lanzar la operación que la niña estaba en el recinto o que hubiera un solo civil entre las “aproximadamente” 14 personas que, según el Mando Central, perdieron la vida en el ataque. “Si hubiera sido así, a esta altura ya sabríamos que hubo víctimas civiles”, dijo.

Cuando le preguntaron si las fuerzas especiales habían encontrado el cuerpo de una niña en la escena, Thomas respondió: “Por lo que sabemos, no”.

En una entrevista telefónica con the Guardian, el abuelo de la niña, Nasser al-Awlaki, dijo desde Yemen que no creía que los estadounidenses hayan querido matar a su nieta. Nawar, que estaba en casa con su madre, recibió un disparo en el cuello y murió dos horas después. “No creo que esto haya sido intencional”, dijo. 

El anciano Awlaki, exministro del gobierno yemení, también dijo que la aldea donde vivía su nieta no era un nido de AQAP, sino el hogar de sus tíos, jeques tribales que luchan en apoyo del gobierno legal de Yemen, derrocado en un golpe de estado por el movimiento hutí que respalda Irán.

Según Awlaki, el gobierno anterior yemení, ahora en el exilio, les enviaba armas a sus familiares desde Aden, al sur del país, para combatir a los hutíes. “Si los estadounidenses supusieron que esas armas iban a parar a manos de Al-Qaeda o algo por el estilo, no lo sé”, dijo. “No puedo entender por qué los estadounidenses lanzaron este ataque comando tan grande, con características similares al dirigido contra Osama bin Laden, en una aldea tan pequeña de Yemen”.

Ciudadanos estadounidenses

“Ningún ciudadano de EEUU será atacado jamás” en las operaciones antiterroristas, dijo el portavoz de la Casa Blanca, Sean Spicer, aunque no quedó claro si anunciaba una nueva política o hablaba a título personal.

Llevado a cabo horas antes del amanecer, el ataque estuvo plagado de problemas desde el comienzo. La aeronave de rotor basculante que llevaba a los comandos, una MV-22, tuvo que practicar un “aterrizaje forzoso” cerca del objetivo y fue destruida. El suboficial de la Marina William “Ryan” Owens perdió la vida en el ataque y otros tres miembros de los Navy SEAL resultaron heridos. En sus declaraciones del lunes, el secretario de Defensa James Mattis dijo que Owens “había puesto el más noble de los estándares al servicio de su país”.

De acuerdo con Thomas, la misión del MCOE era extraer información sobre AQAP en el área de objetivo y no perseguir a sospechosos por terrorismo. “El objetivo no era matar a nadie. Somos muy buenos haciendo eso desde el aire”, dijo.

Por lo general, las investigaciones iniciales para establecer si la denuncia de muertes civiles causadas por EEUU es creíble llevan unas dos semanas. Sin gente en tierra en Yemen, los investigadores militares tendrán que usar imágenes aéreas y otros métodos para determinar si el caso exige una investigación formal.

Trump ha dado instrucciones a Mattis y a los estrategas militares para que analicen las opciones posibles de campaña contra el Estado Islámico, contra Al-Qaeda y contra lo que el presidente de EEUU llama el “terror islámico radical”.

Desde hace tiempo, Estados Unidos y otros organismos de inteligencia occidentales están preocupados por Yemen. Hace más de diez años que sirve de base a AQAP, uno de las filiales más eficaces e innovadores de la experimentada organización extremista. El Ejército Islámico (EI) también está presente en el país, aunque con dificultades para expandirse.

Yemen como campo de batalla

Una propuesta que se baraja en el Mando Central es la designación de Yemen como campo de batalla formal para las fuerzas estadounidenses, junto con Siria, Irak y Afganistán. De esa forma acelerarían la toma de decisiones, ampliarían las autoridades y aumentarían el ritmo de operaciones, en lugar de limitarse a incursiones puntuales o ataques con drones.

Durante 2015 y 2016, algunos funcionarios del Pentágono advirtieron a la Casa Blanca y a sus aliados en la región, como los Emiratos Árabes Unidos y Arabia Saudí, que la amenaza del AQAP en Yemen no estaba siendo atajada debido a la distracción creada por la brutal guerra aérea saudí (apoyada por EEUU) contra el movimiento hutí (respaldado por Irán) y por la terrible situación humanitaria que vive el país.

El AQAP es una de las pocas filiales de Al-Qaeda que han tratado de atacar a EEUU dentro del territorio americano, así como a otros objetivos en Occidente. Hace tiempo que los oficiales de seguridad estadounidenses están preocupados por la habilidad de este grupo para fabricar bombas.

En los últimos años, AQAP ha aprovechado el caos y el conflicto en Yemen para convertirse en un potente actor local capaz de conseguir nuevos reclutas y fuentes de ingresos, así como de apoderarse de franjas de tierra.

Según un ex funcionario del Pentágono, en los últimos años de mandato la Administración Obama se mostró “reticente” a operaciones especiales contra objetivos de AQAP, aunque sí permitía ataques con drones.

Esa reticencia ya no parece predominar en la nueva Administración. Cuando el Mando Central reportó sobre la incursión del domingo informó que la misión era “una en una serie de movimientos agresivos contra los terroristas en Yemen y en todo el mundo”.

A principios de esta semana, un portavoz del Pentágono dijo que las mujeres asesinadas en los ataques podrían haber sido “combatientes” y que “corrieron hacia posiciones preestablecidas como si hubieran sido entrenadas para hacer eso”.

Aunque en los últimos meses, tanto Al-Qaeda como el EI han estado utilizando cada vez más mujeres para sus ataques con bombas en el norte de África y Europa, hay pocas pruebas de que cualquiera de los dos grupos haya movilizado mujeres para roles de combate más tradicionales en Oriente Medio.

Según Nasser al-Awlaki las mujeres abrieron fuego contra los estadounidenses pero no porque fueran de Al-Qaeda, sino porque se asustaron al verse atacadas en el medio de la noche: “Cuando los comandos aterrizaron, todos en la aldea intentaron responder, incluso las mujeres”.

“Señor Trump, sus acciones solo harán difíciles las cosas, ya sea en EEUU o en cualquier otro lugar del mundo”, dijo también Awlaki. “Mi mensaje es que hay otras maneras de resolver los problemas en lugar de tomar medidas como matar a personas en Yemen y prohibir a los musulmanes entrar a Estados Unidos”.

Traducción de Francisco de Zárate

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