Davide Morana y Cecilia Cano: “Nunca consideré un enemigo a la bacteria que estuvo a punto de matarme”
Un día como cualquier otro de enero de 2018, Davide Morana (26 años, italiano afincado en Murcia) comenzó a sentir una fiebre aparentemente inofensiva que terminó revelándose como el primer síntoma de una sepsis meningocócica mortal. A lo largo de 48 horas desesperadas, los médicos y una increíble fuerza de voluntad personal lograron salvar su vida, cuando las posibilidades de supervivencia eran del 3%. Ahora bien, al joven deportista tuvieron que amputársele las cuatro extremidades. Fue el precio a pagar por una segunda oportunidad que no ha desaprovechado. Además, Internet hizo posible que, gracias a la generosidad de muchas personas, consiguiera la recaudación necesario para adquirir las carísimas prótesis que necesitaba. Hoy Davide ha reconquistado con esfuerzos inimaginables una vida autónoma y practica deporte adaptado. Los 100 y 200 metros son sus especialidades y aspira a perfeccionar los 400. Comparte sus conquistas diarias en redes sociales, donde le siguen más de 80.000 personas.
Su historia se publica ahora en forma de libro. Cecilia Cano, pareja de Davide que vivió junto a él tanto las angustias como las alegrías, es su autora. Bajo el título 'Arriba la vida' (Montena), el libro no es sólo una sincera historia de superación y amor, sino también el reflejo de cómo vive y siente una generación. El relato está lleno de hechos y reflexiones que encajan en tiempos de dificultad, aunque Cecilia asegura que no ha querido escribir un “manual”.
Cecilia, ¿en qué momento decidiste escribir vuestra historia?
Cecilia: Ya cuando Davide estaba ingresado, yo escribía lo que sucedía, lo que sentía. Es algo que siempre he hecho: En la vida, cuando he tenido un problema, lo he escrito. La única diferencia es que esta vez se ha convertido en libro. Cuando escribes, las cosas las entiendes mucho mejor. Te explicas a ti misma.
Davide, desde el primer momento decidiste “no odiar” a la bacteria que casi te mata, no verla como un enemigo. Es una actitud muy aplicable al modo en que, en general, afrontamos el coronavirus hoy.
Davide: Para mí la bacteria nunca fue el enemigo. En cierto modo quedé fascinado por la manera en que se comporta. Me hizo reflexionar sobre lo que creemos grandeza del ser humano: Solemos sentirnos invulnerables, y sin embargo una bacteria ni del tamaño de una partícula de polvo es capaz de ponernos de rodillas. Desde ahí mi admiración más profunda a la bacteria. Por supuesto nunca la culpé: Actúa por supervivencia, por naturaleza.
Casi ni nuestro cuerpo nos pertenece.
Davide: Nuestro cuerpo es nuestro, pero nos lo pueden arrebatar en cualquier instante, y hay que estar bien con eso porque formamos parte del medio y al medio volveremos antes o después.
En cierto modo 'Arriba la vida' se puede leer como un manual sobre cómo reaccionar ante la adversidad.
Cecilia: No queríamos hacer un manual ni decir a los demás cómo hacer las cosas… Porque no teníamos ni idea, en realidad. 'Arriba la vida' simplemente es un reflejo de cómo Davide afrontó la situación, sin dar lecciones. Pero si el libro ayuda a alguien, genial.
Hablando de reacciones, ¿esperabais la ola que se generó en redes sociales y que hizo posible adquirir las prótesis que necesitabas?
Davide: Para mí fue una sorpresa, porque en las redes sociales no veía más que apariencia, mentira… sin valores importantes para nuestras vidas. Por eso me maravilló descubrir esa cara tan bonita: No esperábamos esa marea de solidaridad, de amor. Nos llenó de ilusión y esperanza de cara a todos los retos que teníamos por delante. Esa gente que entregó su granito de arena, que aun hoy sigue ahí, contándonos sus vidas, sus cosas, enseñándonos… Siento todo el agradecimiento del mundo hacia ellos.
Cecilia, en el libro hablas del amor como una fuerza capaz de lograr cosas increíbles, incluso salvar una vida.
Cecilia: Así es como lo veo. Si el mundo funciona, es por amor. Amor en su espectro más grande, de todos los tipos.
Narras la primera noche de angustia e insomnio en que Davide de debatía entre la vida y la muerte, y cómo en esas horas lograste hallar paz en ese sentimiento.
Cecilia: Es algo que me costó escribir, porque es muy íntimo… Pero es cierto: En la desesperación máxima necesitas algo a lo que agarrarte. Y en ese momento mi religión, por así decirlo, fue el amor: Creer que éste puede insuflar energía en otra persona, ayudarla.
Uno de los grandes protagonistas del libro es el personal sanitario que te trató, Davide. ¿Qué recuerdo tienes de ellos?
Davide: El recuerdo es inolvidable. Siempre se habla de nosotros los supervivientes como superhéroes, pero los verdaderos superhéroes, que son ángeles, es el personal sanitario: Se quedaban conmigo las 24 horas del día los siete días de la semana, siempre listos para atenderme, darme palabras de ánimo ante las operaciones. Tras tres meses de hospital, cuando me dieron el alta fue como si dejara una familia. Se da muy poca importancia al personal sanitario. Es un colectivo que debería estar mucho más valorado.
Algo muy al orden del día, en plena pandemia.
Cecilia: Este año todo el que pasa por un hospital se está dando cuenta de lo importante que es el personal sanitario, no sólo en el lado profesional, sino también el humano.
¿Qué se vuelve lo más importante cuando recibes una segunda oportunidad y has estado tan cerca de la muerte?
Davide: Vivir de forma intensa, pasional, sabiendo que puede que mañana, o dentro de una hora, no estemos. Y sobre todo ser consciente de que las segundas oportunidades son una rareza. Así que intento no derrochar mi tiempo. Hago sólo lo que me hace feliz.
En una de las páginas del libro escribe Cecilia: “Si cuidas de tu cuerpo, él cuidará de ti hasta límites insospechados”.
Davide: Nuestro cuerpo es nuestro templo y hay que cuidarlo a diario porque, cuando las cosas se ponen feas, ante la enfermedad o las lesiones, él es quien se queda ahí luchando. Es entonces cuando los cuidados que le has dado a lo largo de tu vida marcan la diferencia, venzas la batalla o no.
De hecho afirmáis que el haber practicado baloncesto fue clave para sobrevivir.
Cecilia: Los médicos nos lo han dicho. Es un milagro que Davide sobreviviera. Cuando se llega a ese nivel de fallo multiorgánico y necrosis, las posibilidades de supervivencia son del 3%. El hecho de que él fuera joven, deportista, con buenos hábitos y buena alimentación ayudó muchísimo.
Cecilia, también cuentas que te cruzabas con personas que no comprendían que te quedases al lado de Davide cuando emprendió el duro camino de recuperar su autonomía personal.
Cecilia: No hay que irse a casos tan extremos como el nuestro. En general, la gente no quiere esforzarse por los demás. Queremos que las cosas sean fáciles. En las relaciones se tira la toalla enseguida. No digo que tengas que quedarte con alguien porque sí, por supuesto. Pero el amor no es algo de usar y tirar. No entiendo por qué hay tanta gente con miedo a dar, a querer. Ven en ello peligro y vulnerabilidad, me parece.
Davide, hoy practicas intensamente deporte adaptado.
Davide: Entreno a diario en el gimnasio, porque tengo que esperar antes de ponerme las prótesis de correr. Tengo unas heridas que deben cicatrizar primero. Estoy con un club de Madrid en que hay atletas paralímpicos. Mi objetivo es participar algún día en una competición internacional, o incluso unas paraolimpiadas. Es un sueño que tengo entre ceja y ceja desde que estaba en el hospital y antes o después probablemente lo conseguiré.
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