En los últimos años, la Consejería de Educación de la Región de Murcia ha invertido de manera considerable en materia de digitalización de los centros educativos. De esa forma, ha destinado dinero público a recursos como monitores interactivos, portátiles e impresoras 3D, entre otros. Asimismo, ha invertido en la formación de los profesionales docentes para implementar el Plan Digital en cada centro.
Además, este proceso de digitalización ha supuesto para el personal docente el desarrollo de las programaciones digitales, la adaptación de la metodología y nuestra capacitación en competencias digitales para adecuarnos a las “aulas del futuro”, siguiendo las directrices de la Consejería. No obstante, muchos docentes, especialmente de Primaria, expresamos desde el inicio nuestra disconformidad con la introducción de estos recursos digitales, de forma particular en las edades más tempranas. Señalamos entonces la prioridad para nuestro alumnado de conocer y desarrollar habilidades básicas para la correcta adquisición de la lectoescritura y el cálculo, aprendizajes esenciales para el desarrollo académico posterior. Además, observábamos cómo estas medidas eran retiradas en otros países europeos al comprobarse que resultaban contraproducentes. A pesar de nuestras advertencias, la implantación se llevó a cabo y ha progresado gracias al esfuerzo profesional docente y al dinero de los contribuyentes.
En este contexto nos encontrábamos cuando el presidente de la Región, durante el Debate sobre el Estado de la Región en junio, anunció la implantación de una nueva norma para prohibir la utilización de medios digitales en clase hasta quinto de Primaria. Esta será obligatoria para el curso 2025/2026 y recomendable para el próximo, fundamentándose en “evidencias científicas”.
Muchos docentes quedamos atónitos al conocer este cambio radical, que nos hace sentir despreciados. ¿La opinión profesional de quienes ejercen la tarea docente de manera directa, su experiencia y su conocimiento de la realidad no constituyen evidencia suficiente ni científica? Teniendo en cuenta que somos algo más de 10.000 docentes en Infantil y Primaria adscritos a centros públicos, parece razonable una mínima consulta de Educación a su propio personal, a quien confía el desarrollo educativo de los menores de nuestra región, en materia tan sensible.
El tiempo y dinero invertido en los últimos años parecen haber sido en vano. Si reflexionamos sobre el desarrollo del curso recién acabado, tras constatar la falta de fondos para reparar, por ejemplo, desperfectos en los centros, falta de climatización, la insuficiencia de espacio en los centros públicos, la paralización del transporte escolar durante meses e insuficiencias en la instalación eléctrica nos surge la pregunta: ¿por qué desperdiciamos el dinero público y no pasa nada? Tras miles y miles de euros del presupuesto regional para educación gastados (dinero de todas), donde dije digo, digo Diego y no hay consecuencia ninguna porque… “ ¿Quién me va a amonestar a mí?”
Adjunto dos notas para la reflexión.
Las modas no son buenas aliadas en educación. Suelen quedar en trampantojos que sustituyen sin rigor al conocimiento basado en la observación y la experiencia.
Depender de financiación europea para mantener un proyecto provoca la alarma en lo referente a la viabilidad del servicio educativo público y universal en el primer ciclo de Infantil, sostenido en la actualidad con fondos de Europa.
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