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Murcia se suma a la jornada de protesta estatal contra el negocio de la vivienda: “Seremos la tumba del rentismo”

Cabeza de la manifestación a su paso por el Hospital Reina Sofía, frente al Río Segura
5 de abril de 2025 17:14 h

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'Acabemos con el negocio de la vivienda' ha sido el lema que ha presidido la jornada de movilización estatal que durante este sábado ha movilizado a 40 ciudades de todo el país. Los manifestantes han denunciado, entre otras cuestiones, la subida abusiva de los precios de alquiler en los últimos años, la ejecución de desahucios a familias vulnerables en favor de alquileres vacacionales y la existencia y legitimación de empresas de desokupación.

Murcia, junto con Málaga, ha sido la primera ciudad en salir a la calle, con la jornada de protestas convocada a las 11:30 de la mañana. De acuerdo a datos proporcionados por los organizadores, en torno a unas 1.000 personas han acudido a la manifestación iniciada en la Plaza de Santoña, el punto de partida elegido por el Sindicato de Vivienda y la PAH, que ha continuado por la Avenida de la Fama hasta llegar a la Delegación de Gobierno.

En palabras de Claudia Romero, coportavoz del Sindicato de Vivienda de Murcia: “Estamos aquí para reinvidicar un acceso a la vivienda que pueda llegar a todas, bajo unas condiciones dignas. Pedimos que bajen y se impongan limitaciones al precio del alquiler; pedimos que se declaren las zonas tensionadas correspondientes y pedimos que el uso de los pisos sea para vivir y no para viajar.” Además de las organizaciones convocantes, a la manifestación han asistido otros sindicatos como UGT y la CNT, y partidos políticos como Recortes Cero, Izquierda Unida o Podemos –en presencia de su portavoz María Marín y el diputado Víctor Egío–.

La marcha se inició con un discurso de apertura por parte del Sindicato de Vivienda y PAH: “Nos quieren precarias y nos quieren sumisas, pero nosotras también sabemos lo que queremos: vivienda digna y vivienda universal.” Con el cántico “Ni gente sin casa, ni casas sin gente”, la manifestación ha arrancado en Murcia alrededor de las 11:55, recorriendo la Avenida de la Fama, una de las arterias principales de la ciudad.

No solo sindicatos y partidos, también ciudadanos de todas las edades, se han reunido de forma individual para denunciar el negocio de la vivienda. Entre consignas y lemas como “Tenemos derecho a tener un techo”, “Un rentista más, una vecina menos”, “Ser casero no es una profesión” o “Seremos la tumba del rentismo” la manifestación ha avanzado en paralelo al río Segura hasta alcanzar la Delegación de Gobierno, destino final del recorrido.

Alrededor de las 13:00, la pancarta que había presidido todo el trayecto con el lema 'Acabemos con el negocio de la vivienda' ha sido colocada frente al edificio, en manos del Sindicato de Vivienda y la PAH. A su alrededor, cientos de manifestantes y diversas organizaciones han formado un corrillo que ha abarcado toda la extensión entre la Delegación y el Río Segura.

Ha sido entonces cuando se ha iniciado la lectura del manifiesto, elaborado por el Sindicato de Vivienda de Murcia y la PAH, en el que se ha denunciado que “para que la vivienda llegue a ser un derecho tiene que dejar de ser un negocio”. Además, se han presentado una serie de exigencias que constituyen la columna vertebral de la jornada de protestas, entre las que se incluyen la prohibición del acaparamiento de viviendas; la limitación del precio de los alquileres a un máximo del 30% del ingreso de los inquilinos; la prohibición de los desahucios y el corte de suministros, así como el fin de la represión al movimiento de vivienda y la prohibición de las empresas de desokupación.

Jornada de protestas con nombres y apellidos

La jornada de protesta, además de las reivindicaciones y denuncias de las organizaciones convocantes, se compone de historias personales. Marta Sánchez, de 28 años, asistente a la manifestación, ha explicado que “en la actualidad vivo en un piso minúsculo en el centro de Murcia. Me vi obligada a dejar el anterior porque no se me garantizaban las condiciones climáticas para poder vivir: era un tercero sin ascensor, sin aire acondicionado, y el casero nunca estuvo dispuesto a renovar y actualizar la instalación de la casa. Ahora mismo, pese a tener un salario bastante digno como profesora, para mí es imposible poder ahorrar y pensar en el futuro mientras pago el alquiler”. Junto a ella, Eli Maiquez, otra joven profesora, ha añadido que tiene 29 años “y sigo compartiendo piso, no sé cuántos años más me quedan así.”

Por su parte, Ana Arce, periodista de 41 años, ha denunciado su experiencia con las inmobiliarias en Murcia: “Siempre he vivido de alquiler. Una vez alcancé estabilidad económica con mi marido y teníamos claro que nos asentaríamos en Murcia, decidimos buscar piso a través de inmobiliarias pensando que nos iban a ayudar, pero lo único a lo que nos ayudaron fue a robarnos la energía. Las prácticas abusivas de las inmobiliarias es uno de los grandes problemas de esta crisis. Si tu presupuesto es modesto, como era nuestro caso, no van a hacer nada por ayudarte a encontrar una casa. Están cobrando cláusulas del 3% sobre el precio de la vivienda simplemente por enseñártela. Una práctica muy abusiva.”

Consciente de cómo el negocio de la vivienda ha afectado su vida personal, Ana Arce ha señalado que “en 6 meses mi marido y yo vimos unos 30 pisos, y nos acabamos conformando con uno que no nos convencía del todo, y por el que nos pidieron un mes a la casera, un mes a la agencia y un mes de alquiler, o sea, de golpe muchísimo dinero que para muchísima gente es imposible pagar. Un precio totalmente abusivo. Esta experiencia nos dejó traumatizados y solo el hecho de tener que vernos en la misma situación nos parece terrible. Quizá suene frívolo, pero lo que debería ser algo ilusionante, como es buscar hogar para tu familia, se convirtió en una pesadilla.”

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