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Las investigadoras de las oposiciones de la Sanidad vasca se enteraron por la prensa de quién era el autor de un examen bajo sospecha

El doctor Cabriada y su abogado, Jesús Urraza, en el juzgado

Iker Rioja Andueza

El doctor José Luis Cabriada, jefe de Digestivo del hospital de Galdakao, es uno de los tres primeros imputados en la investigación penal que dirige la juez de Vitoria Yolanda Varona en torno a las filtraciones de exámenes en las oposiciones médicas del año pasado en el Servicio Vasco de Salud (Osakidetza). Él elaboró la parte teórica y fue miembro del tribunal que preparó la práctica y corrigió ambas pruebas. En septiembre, la representante de Osakidetza, Maite Yeregui, inició una investigación ante las sospechas que recaían sobre esta categoría y citó a Cabriada. Sin embargo, tuvo que repetir el interrogatorio solamente 72 horas después porque, entre medias, conoció por la prensa que Cabriada había sido el autor de las preguntas teóricas.

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La primera comparecencia de Cabriada se produjo el lunes 10 de septiembre. No fue muy extensa. En ella se habló especialmente de la parte práctica, ya que un análisis estadístico de las notas de una prueba de alto nivel mostraba un elevado número de exámenes perfectos o casi perfectos y un pelotón más amplio de resultados bajos, con un 80% de suspensos. Fueron dos los casos clínicos prácticos tratados y Cabriada había sido el autor de uno de ellos. Además, como vocal del tribunal, corrigió los exámenes y controló el desarrollo de la oposición. Apenas se tocó el asunto de la prueba teórica más allá de que reseñó que era “bastante fácil” aunque también hubo un número significativo de no aprobados.

24 horas después, este periódico publicó una información titulada “Nuevos datos de la OPE de Osakidetza apuntan a trato de favor en las categorías de Digestivo, Angiología y Anestesia”. En ella, se hacía referencia a que “en el caso de Digestivo, el IVAP encomendó el trabajo al doctor José Luis Cabriada, responsable de la especialidad en el hospital de Galdakao. Los aspirantes con las notas comprendidas entre la segunda y la cuarta son todos de ese centro. Asimismo, la primera de ellas, según las fuentes consultadas, comparte un centro privado con el autor de la prueba”.

Una de las grandes novedades de esta OPE de Osakidetza -precisamente en busca de mayor transparencia- fue que se acordó despojar a los tribunales de al menos una parte de preparación de los exámenes, en este caso la teórica. El organismo elegido para ello fue el IVAP (Instituto Vasco de Administración Pública). Pero como el IVAP no tiene especialistas en medicina, recurrió a la propia Osakidetza para que le señalara a quienes deberían redactar realmente las preguntas. En la oposición de Digestivo el elegido fue Manuel Zaballa, de Cruces, pero renunció por motivos personales y la encomienda la aceptó finalmente el doctor Cabriada, que no hizo mención a ello en su comparecencia ante la investigadora de Osakidetza.

Así las cosas, el 13 de septiembre Yeregui volvió a citar a Cabriada. ¿Por qué? Según la documentación interna obrante en el sumario de este caso, “se le indica la pretensión de completar la declaración [...] en especial en relación con la noticia publicada [...] por 'eldiario.es' en la que se afirma que él, responsable de la especialidad en el hospital de Galdakao, ha sido la persona que elaboró el examen teórico”. Además, sostiene Osakidetza que en esa información “se realizan afirmaciones que podrían considerarse acusatorias contra él” al explicar su vínculo laboral con los mejores opositores.

Sin embargo, Cabriada no sólo admitió que era el autor real del examen teórico sino también que es colega en un centro privado de la opositora con mejor nota y en el hospital de Galdakao de los tres siguientes. Negó filtraciones, eso sí, e indicó que otros aspirantes de su servicio obtuvieron malas notas. Con quienes aprobaron mantiene una “relación cordial, sin más”, apostilló. Y añadió: “Esta comunicación de un diario digital va dirigida contra mí sin ningún tipo de prueba”. Pidió también a Osakidetza que “tomara cartas en el asunto” en su nombre, si bien en los meses siguientes la Fiscalía lo imputó por un presunto delito de revelación de secretos junto a los autores de las pruebas de Anestesia y Angiología, los doctores César Augusto Valero y Reyes Vega.

Se da la circunstancia de que en las investigaciones internas sobre estas otras dos especialidades médicas -que se realizaron tres meses atrás, en junio- los comisionados por Osakidetza para analizar lo ocurrido conocían perfectamente a quién había seleccionado el IVAP para realizar los exámenes e interrogaron a Valero y Vega en esa condición. Esa información, además, había sido facilitada a la oposición en el Parlamento Vasco, donde en junio y julio, antes de las vacaciones, se produjeron varios debates sobre la crisis abierta por la OPE.

“Todos más o menos conocíamos el examen práctico”

En Digestivo, el grueso de la investigación interna estuvo orientada a analizar lo ocurrido en la segunda prueba, la práctica, consistente en dos casos clínicos de dificultad elevada seleccionados y elaborados por los vocales del tribunal. Además, se ha conocido que se modificó el criterio para subir el nivel después de haber conocido las notas del teórico al entender que se necesitaba más dificultad para “diferencias” y elegir a los mejores. 

A finales de abril, según las explicaciones de todos los vocales y las actas, se acordó que cada uno de los seis vocales preparara un caso y que el día del examen se elegirían los definitivos. Cuatro de los miembros del tribunal aseguran en sus declaraciones que no trasladaron a nadie sus preguntas y que respetaron la confidencialidad. Hablan incluso de “caza de brujas” (Manuel Álvarez) o de “difama, que algo queda” (Cabriada), en referencia a los medios de comunicación. 

Pero en las explicaciones de otros dos hay matices. El doctor Zaballa, por ejemplo, indica que no tiene “constancia” de filtraciones pero incide: “Desde el 26 de abril, que es cuando ponemos los casos, hasta el 19 de mayo [día del examen], hay unos cuantos días y en ese intervalo alguien puede tener la intención de filtrar”. Insiste también en que “es inadecuado que médicos de los hospitales de donde proceden los examinandos formen parte del tribunal”. En su caso, por ejemplo, reconoce que siente “cercanía y cariño” por sus colegas.

Por su parte, el vocal Juan Arenas indicó que “una persona que estudia” podía sacar una gran nota pero admitió que los resultados “pueden ser sospechosos”. Además, desmiente a sus compañeros e indica que aunque oficialmente no se pusieron en común las propuestas de casos prácticos sí se conocía por dónde podían ir los tiros. “Al final todos, más o menos, conocíamos el examen práctico. Sin detalles, pero alguna información teníamos, claro”. “Visto lo visto y una vez pasado, lo ideal es que se hubieran puesto en común los casos el día del examen y no antes”, planteó.

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