Cazadores de mareas negras desde el espacio: una empresa española vigila los vertidos de petróleo en el planeta
En el verano de 2021, una gigantesca mancha de petróleo se extendió por el Mediterráneo en dirección a Turquía y Chipre desde una planta de energía en Siria. Los tanques dañados contenían unos 12.000 m3 de combustible, por lo que conocer la posición y alcance del vertido era vital para tomar medidas.
Entre los especialistas que movilizó el centro europeo de respuesta (REMPEC) estaba la empresa valenciana Orbital EOS, que aportó decenas de imágenes y análisis de la zona. “No es posible comprender un derrame de petróleo desde un avión, como solíamos hacer en el pasado”, explicó su responsable, Juan Peña, en varios medios internacionales, incluida la BBC. “Hay que observarlo desde el espacio”.
El de Siria es uno de los muchos escenarios en los que esta pequeña empresa tecnológica valenciana ha tenido un papel relevante. Gracias a su herramienta de detección de manchas de petróleo vía satélite, la compañía ha trabajado en algunas de las 'zonas calientes' del transporte del petróleo en el planeta como India, Singapur, Angola o Nigeria. En abril de 2024, por ejemplo, una explosión en el pozo Campeche, propiedad de Pemex, produjo una mancha de más de 500 km2 en el Golfo de México que sus equipos siguieron con detalle. Y lo mismo ha sucedido con algunos petroleros atacados recientemente por Yemen en el mar Rojo.
En las ‘autopistas’ del petróleo
Desde hace unos años, su principal cliente es la compañía pública saudí SIRC (Saudi Investment Recycling Company), para quienes monitorizan los derrames en el Golfo Pérsico y el mar Rojo. “Vieron nuestro trabajo y, después de muchas conversaciones, llegamos a un acuerdo para ofrecer un servicio de entre 30 y 40 imágenes de la zona al día, unas 600 imágenes al mes”, explica Pablo Benjumeda, director de Operaciones de Orbital EOS, a elDiario.es.
Trabajar en esta zona no es sencillo, porque la concentración de petroleros que pasa por allí es la mayor del mundo. “Casi todo el tráfico de hidrocarburos entre Europa y Asia pasa por el Golfo Pérsico y el Mar Rojo”, subraya Peña. “Por un lado está la contaminación intencional de los barcos, que vacían sus tanques para limpiarlos, y por otro la situación geopolítica, ya que cada semana Yemen ataca a un petrolero británico o americano, lleno de toneladas de combustible”.
Reacción inmediata
Su herramienta principal, EOS Viewer, es una plataforma online que combina observación de la Tierra y análisis geoespacial. El sistema se alimenta de imágenes obtenidas por los satélites de la NASA y la ESA que procesa para distinguir las manchas de aceite o petróleo y predecir su evolución, una tecnología de la que muchos países no disponen. Además de tomar fotos regularmente de las zonas más transitadas por petroleros o donde hay plataformas y oleoductos, en ocasiones el cliente les avisa para el seguimiento de una situación de crisis concreta, que pueden monitorizar en pocos minutos.
“En verano nos llegó un aviso interno de que los hutíes habían atacado un petrolero con 150.000 toneladas de crudo en frente de la costa de Yemen”, explica Juan Peña. “Esto era como cuatro veces el Exxon Valdez y el doble que el Prestige”. Como los hutíes detonaron las cargas en la superficie del barco, crearon una serie de fuegos en los agujeros de los tanques en los que ardían los gases que emanaban del crudo, como si fuera una enorme lámpara. “En nuestras imágenes por satélite se veía eso, 14 llamas en lo alto del barco”, relata Benjumeda. “Por eso esta vez no hubo mancha”.
Aprendizaje automático
La historia de los dos fundadores de la empresa es un poco de película. Juan y Pablo trabajaron en Salvamento Marítimo entre 2008 y 2020, volando en misiones de búsqueda de embarcaciones y al mando de los sensores de teledetección. “Era una operativa combinada”, recuerda el segundo. “Cuando no había una emergencia por vidas humanas, hacíamos vuelos para vigilancia de contaminación, o sea que el 80% eran destinadas a buscar manchas de petróleo”. Un buen día decidieron dejarlo todo y utilizar ese conocimiento sobre el terreno para establecerse por su cuenta.
Los éxitos no tardaron en llegar y en 2020 su solución digital fue premiada por la Agencia Espacial Europea (ESA) por su carácter innovador. Ahora, tras entrenar a un sistema de aprendizaje automático con más de 200.000 fragmentos de imágenes extraídas del satélite público Sentinel-1, aspiran a conseguir, mediante inteligencia artificial, que el sistema detecte las manchas de forma autónoma con imágenes de otros satélites en cualquier parte del mundo. “Tenemos un modelo que funciona muy bien y obtiene resultados similares a un experto humano, algo que hasta día de hoy no se había logrado”, explica Peña.
‘Flores’ de fuel en el océano
El principal problema es que desde el espacio las manchas de petróleo y aceite no se manifiestan de forma tan evidente como pudiera parecer y hay muchos falsos positivos. “Lo que se distingue es una mancha sobre fondo gris, pero no es fácil, porque muchas veces no son manchas”, asegura Benjumeda.
La experiencia les ha enseñado los patrones que distinguen el vertido de un barco o las flores que dibujan en el océano los oleoductos que tienen una fuga. “Si el crudo escapa de una tubería, una plataforma o de un yacimiento natural, suelen salir del mismo punto”, explica el experto. “El petróleo fluye desde el fondo del mar y sube a la superficie derivando en función de la corriente, que cambia cada día, y deja una sucesión de manchas que se proyectan alrededor de un punto fijo”.
El petróleo fluye desde el fondo del mar y sube a la superficie por lo que, con lo que deriva en función de la corriente y deja una forma de flor
Cuando les encargaron hacer un mapa histórico en el Golfo de México, aplicando la IA, aparecieron varias de estas estructuras de flor que indicaban múltiples fuentes de contaminación. “El origen es un conjunto de plataformas en la zona de Campeche que, claramente, tienen asociadas muchas fugas, tanto en superficie como en los pozos que explotan”, explica Benjumeda. “En Singapur, a partir de 500 imágenes de los últimos 5-7 años tenemos un mapa de la contaminación crónica tremendamente detallado, puedes ver fallos de tuberías, que son muchas, filtraciones naturales, zonas de tráfico, incluso manchas de hace un año”, indica Peña.
A menudo, no son los países los que contratan la herramienta de vigilancia, sino las propias compañías petroleras, ya que les interesa más que a nadie saber si se está produciendo una fuga. “Si una empresa pierde crudo, está perdiendo aquello que vende”, subraya Peña. “Nosotros les ayudamos en cualquier momento del ciclo de vida de un proyecto petrolífero, desde que están buscando el yacimiento hasta cuando la instalación está obsoleta y la tienen que desmantelar”, explica. “En el Mar del Norte hay 1.500 plataformas y de aquí a 2030 se desmantelarán más de 600”, añade Benujumeda. “Y ese proceso va a requerir vigilancia”.
Esto se ve en todo el planeta, en aquellos lugares donde hay vigilancia, los barcos manchan mucho menos que donde no hay
Lo que han visto en estos años es que el hecho de saber que hay alguien mirando reduce el número de vertidos, en especial por parte de los barcos que quieren limpiar sus tanques. “Esto se ve en todo el planeta, en aquellos lugares donde hay vigilancia, los barcos manchan mucho menos que donde no hay”, señala Peña. “En el Mediterráneo, por ejemplo, vemos muchas más descargas ilegales por debajo de las fronteras de los países europeos, que son los que lo prohíben”. Quizá la extensión de esta tecnología a más países y zonas más amplias del océano, combinada con medidas disuasorias a quienes no cumplen con las normas de seguridad, pueda traernos un futuro con mares más limpios. Y que los ojos que miran desde el espacio conviertan las mareas de crudo en cosa del pasado.
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