Los humanos ya fabricaban grandes cuchillos de hueso hace 1,5 millones de años: “Era la navaja suiza del Paleolítico”

Hace un millón y medio de años, un grupo de antepasados humanos que vivían en la zona de la garganta de Olduvai, en la actual Tanzania, utilizaba los huesos de elefantes e hipopótamos para fabricar grandes cuchillos portátiles y multiusos con los que cortaban la carne. El material era resistente, más ligero que la piedra y se podía tallar in situ o transportar desde otros lugares. Un cambio que se produjo mucho antes de lo que creíamos y que formó parte de la revolución tecnológica y cognitiva que ayudó a prosperar a los primeros humanos.
El hallazgo se publica este miércoles en un artículo de la revista Nature en el que Ignacio de la Torre y su equipo del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) describen 27 herramientas realizadas a partir de huesos largos, principalmente fémures y húmeros de grandes mamíferos, que componen una colección de instrumentos de corte, afilados y resistentes, de hasta 38 cm de longitud. Aunque no hay restos humanos asociados a las herramientas, los científicos creen que, por la edad y estratificación, fueron fabricadas por nuestro antepasado Homo erectus y que se acumularon durante un periodo relativamente corto de tiempo, quizá unas pocas décadas.
“Lo que tengo aquí es una de las herramientas de hueso más antiguas de la humanidad”, explica De la Torre. “Tiene un millón y medio de años, cuando los referentes que teníamos para el hueso tallado eran mucho más recientes”. Para el investigador, lo más relevante es que hasta ahora creíamos que en esa época los humanos no eran capaces de hacer este tipo de trabajo y solo estaban trabajando la piedra. “Ahora sabemos que, de una forma sistemática, también estaban trabajando el hueso”, señala. “Eran herramientas multiusos, como la navaja suiza del Paleolítico”.
La charca de los hipopótamos
El descubrimiento no solo cambia lo que sabíamos sobre el pasado humano, sino que pone de manifiesto una de las grandezas de la ciencia, su capacidad de reacción cuando las pruebas se imponen a las ideas preconcebidas. La historia se remonta al año 2015, cuando un miembro del equipo que trabajaba en el yacimiento de Olduvai encontró un hueso que parecía haber sido tallado.
Trabajaban los huesos de elefante en otro lugar y visitaban la charca de los hipopótamos con esas herramientas
“Mi respuesta fue decir: ni de broma”, reconoce De la Torre. Los científicos no esperaban encontrar un hueso trabajado en este contexto, porque las primeras herramientas de este material se encontraron en el sur de Europa y tienen una antigüedad de 500.000 años. “Pero en 2018, cuatro campañas después, encontramos este otro hueso, que está clarísimamente trabajado, porque tiene extracciones en todo el filo y la punta rota. Y nos pusimos a revisar todo el material”.
El lugar en el que se han encontrado los cuchillos de hueso fue en su día el entorno de una charca en la que se acumulaban los cuerpos de gacelas e hipopótamos que los humanos consumían. “Creemos que estaban usando los propios huesos de hipopótamo para procesar la carne”, señala De la Torre. Como en la zona no hay restos de elefantes, y muchas de las herramientas son de este material más duro, los científicos piensan que las fabricaban en otra zona y las transportaban hasta allí. “Trabajaban los huesos de elefante en otro lugar y visitaban la charca de los hipopótamos con esas herramientas”.
Una revolución cognitiva
Uno de los aspectos más interesantes del hallazgo es que coincide temporalmente con un momento de transición en la tecnología de fabricación de objetos. “Lo que vemos es que estas herramientas de hueso aparecieron en la transición del Olduvayense al Achelense”, explica De la Torre. La primera es una cultura basada en la obtención de pequeñas lascas e instrumentos de corte muy sencillos, mientras que el Achelense es una tecnología de hachas de piedra más sofisticada, que arrancó hace unos 1,7 millones de años y duró hasta hace unos 150.000 años.

“El que de repente encontremos herramientas que están realizadas en otra materia prima ya nos está indicando una capacidad de adaptabilidad y flexibilidad que no teníamos antes”, subraya el investigador principal. También es significativo, apunta, que todas estas herramientas estén realizadas sobre el mismo tipo de huesos, que son los de las patas. “Esto indica que tenían un conocimiento anatómico de los animales”.
Que de repente haya herramientas que están realizadas en otra materia prima ya nos está indicando una capacidad de adaptabilidad y flexibilidad que no teníamos antes
Por otro lado, todas las herramientas están realizadas de la misma forma, lo que indica que sus creadores tenían un patrón mental sobre cómo debían ser trabajadas. En otras palabras, seleccionaban rutinariamente huesos específicos para darles forma utilizando patrones de producción estandarizados. “Esto es un salto cognitivo”, insiste De la Torre.
Comparando con huesos actuales
Si estos primeros Homo erectus, que luego salieron de África en diferentes oleadas, usaban esta tecnología de trabajo en hueso, ¿por qué no se ha encontrado en otros yacimientos posteriores? Los científicos creen que un factor importante es la dificultad de que se conserven elementos orgánicos (el yacimiento de Olduvai es excepcional en este sentido) y sospechan que, de haber pruebas en el registro, pueden haber pasado desapercibidas, como casi les sucede a ellos.

Los autores del artículo también descartan que estas herramientas cortantes fueran utilizadas para cazar, ya que requerían acercarse demasiado a animales muy grandes con una piel muy dura. Para asegurarse de que las marcas de tallado no son producto de una fractura fortuita o accidental del hueso, el equipo obtuvo huesos recientes (el zoo de Barcelona les cedió los restos de la famosa elefanta Yoyo, que murió en diciembre) y comprobaron que al partir el material no aparecen los patrones que ven en los “cuchillos” de Olduvai.
Su intención es seguir trabajando con estos huesos en el Laboratorio de Arqueología del Pleistoceno (LAP), del Instituto de Historia del CSIC, para intentar reproducir estos tallados mediante piedras percutoras y poner a prueba cómo se fabricaron estas herramientas.
Un ejemplo de plasticidad cerebral
Para el paleoantropólogo español José María Bermúdez de Castro, se trata de un trabajo fascinante que arroja luz sobre nuestra historia evolutiva. “Las herramientas que presentan los autores son increíbles”, asegura a elDiario.es. “Seguramente sus creadores tuvieron la capacidad cognitiva suficiente como para tallar el hueso de grandes animales a falta de otras materias primas”, añade. “Si es así, se trata de una evidencia de la plasticidad cerebral y capacidad de planificación, improvisación, ahora hay que seguir investigando si se ha pasado por alto la fabricación de herramientas de hueso en otros lugares en los que no se esperaba encontrar esa tecnología”.

“La evolución de la psique humana nos lleva a discurrir formas de resolver problemas, y las herramientas y la tecnología son la expresión más clara de esa forma hacernos la vida más fácil”, asegura María Martinón, directora del Centro Nacional de Investigación sobre la Evolución Humana (CENIEH). “Hace dos millones de años y medio, con el género Homo, una piedra dejó de ser solo una piedra y se convirtió en una herramienta en potencia. Este estudio nos muestra cómo un millón de años más tarde, un hueso dejó de ser un resto de comida para convertirse también en un utensilio”.
La evolución de la psique humana nos lleva a discurrir formas de resolver problemas, y las herramientas y la tecnología son la expresión más clara
Antonio Rosas, investigador del Museo Nacional de Ciencias Naturales (MNCN-CSIC), cree que el hallazgo nos dice que las capacidades cognitivas de estos ancestros humanos son más amplias de lo que creíamos. “Estas herramientas de hueso son muy largas y probablemente permitían una serie de manipulaciones distintas a las que se pueden hacer simplemente tallando piedra”, recalca. En su opinión, el descubrimiento pone una fecha con una antigüedad sorprendente a un hito importante en nuestra historia evolutiva. “Y, como bien señalan los autores, muestra el momento en que el consumo de carne mete a los homininos en la cadena de los carnívoros, lo cual es un cambio de nicho ecológico”, asegura.
Al paleoantropólogo Juan Luis Arsuaga el hallazgo también le parece muy interesante. “Es una industria en hueso muy antigua, los autores dicen que se trata de la primera talla sistemática. Es decir, no ocasional, sino con un propósito de obtener estas herramientas”, asegura. A su juicio, el descubrimiento tendría especial interés si nos permite saber mejor cuál era el nicho ecológico o la alimentación de estos primeros Homo erectus africanos. “Si se confirma, mostraría que tenían una mayor capacidad de planificación, al usar nuevos materiales, pero a estos primeros humanos yo ya les atribuyo mucha capacidad cognitiva. Si lo hubieran hecho los Australopithecus sería mucho más sorprendente”.
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