Cinco maravillas naturales que puedes ver en Cantabria
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Cantabria, situada en el norte de España, es una región que destaca por la riqueza y diversidad de sus paisajes naturales. Desde imponentes montañas hasta costas escarpadas, pasando por frondosos bosques y ríos serpenteantes, esta comunidad autónoma ofrece una variedad de entornos que cautivan a quienes la visitan. La combinación de verdes intensos, azules profundos y grises rocosos crea un mosaico visual que refleja la riqueza de su entorno.
La naturaleza cántabra se despliega con una majestuosidad singular, ofreciendo escenarios que han sido moldeados a lo largo de millones de años, testimonio de procesos geológicos y climáticos que han dado lugar a formaciones únicas. Además, la región ha sabido preservar estos tesoros naturales, manteniendo su esencia y pureza a lo largo del tiempo.
Desfiladero de La Hermida
Este cañón, excavado por el río Deva, se extiende a lo largo de 21 kilómetros y marca el límite entre Cantabria y Asturias. Encajado entre paredes calizas que en algunos tramos superan los 600 metros de altura, el desfiladero flanquea el macizo oriental de los Picos de Europa. Históricamente, ha sido una vía de comunicación natural entre el mar Cantábrico y el interior.
Recorrer este desfiladero es adentrarse en un paisaje sobrecogedor, donde la naturaleza muestra su faceta más salvaje y espectacular. El mirador de Santa Catalina es uno de los puntos más destacados para contemplar desde las alturas este paraje natural, enmarcado en el horizonte por los imponentes Picos de Europa.
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Costa Quebrada
Costa Quebrada es un espectacular tramo de la costa cantábrica que se caracteriza por sus acantilados y formaciones rocosas, moldeadas durante millones de años por la erosión del mar y el viento. Esta franja costera se extiende desde la playa de Valdearenas hasta la playa de Usgo, en el municipio de Piélagos, y ofrece impresionantes vistas de los acantilados que caen sobre el mar.
Es una zona de gran valor geológico y paisajístico, ideal para los amantes de la naturaleza y el senderismo. Además, la costa está salpicada de hermosas playas y pequeños islotes que refuerzan su belleza salvaje.
Parque Natural Saja-Besaya
El Parque Natural Saja-Besaya alberga uno de los hayedos más extensos y mejor conservados de Cantabria. Este bosque caducifolio se transforma con cada estación, ofreciendo un espectáculo cromático que va desde los verdes intensos de la primavera y el verano hasta los ocres y dorados del otoño.
El parque cuenta con una red de senderos que permiten adentrarse en el corazón del hayedo, donde es posible encontrar especies emblemáticas de la fauna ibérica, como el corzo, el jabalí o el urogallo. Además, el río Saja atraviesa el parque, formando pequeñas cascadas y pozas que añaden un encanto especial al entorno.
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Bosque de Secuoyas
Ubicado en Cabezón de la Sal, este singular bosque de secuoyas se extiende sobre 2,5 hectáreas y alberga alrededor de 850 ejemplares de Sequoia sempervirens. Plantado en la década de 1940, es la masa forestal más extensa de esta especie en Europa. Los árboles alcanzan alturas de hasta 40 metros y perímetros de tronco de aproximadamente 2 metros, creando un entorno majestuoso y poco común en la península ibérica.
Una red de senderos permite a los visitantes adentrarse en el bosque y disfrutar de diferentes perspectivas de estas imponentes coníferas. El Bosque de Secuoyas es un testimonio de la adaptabilidad de esta especie y ofrece una experiencia única para los amantes de la naturaleza
Parque Natural de los Collados del Asón
Ubicado en el municipio de Soba, el Parque Natural de los Collados del Asón es un paraje de gran valor geológico y paisajístico. Este espacio protegido se caracteriza por su relieve calizo, resultado de procesos de karstificación que han dado lugar a formaciones como lapiaces, dolinas y poljés. En su interior nacen los ríos Asón y Gándara, cuyas aguas forman cascadas espectaculares, siendo especialmente notable el Salto del Asón, una caída de agua en forma de cola de caballo que impresiona por su belleza.
El parque ofrece diversas rutas de senderismo que permiten al visitante adentrarse en bosques de hayas y encinas, descubrir cuevas y simas, y disfrutar de panorámicas que abarcan desde las cumbres hasta los valles circundantes. La riqueza faunística incluye especies como el buitre leonado y el alimoche, que surcan los cielos de este enclave natural.
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