Los cuatro castillos más relevantes que puedes ver en Barcelona: historia, arquitectura medieval y vistas espectaculares

Castell de Santa Florentina

Sofía Alcahud

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Barcelona y su provincia poseen un impresionante legado de castillos que han sido testigos de siglos de historia. Desde fortalezas medievales construidas para la defensa del territorio hasta residencias señoriales reformadas con el paso del tiempo, reflejando así la evolución de la arquitectura y de la sociedad catalana. Mientras que algunos han sido escenarios de combates clave, otros han sido el refugio de nobles y monarcas. Actualmente, muchos de estos castillos han sido restaurados y han abierto sus puertas al público, ofreciendo una mirada única al pasado.

Más allá de su importancia histórica, los castillos de Barcelona destacan por su diversidad arquitectónica y sus espectaculares ubicaciones. Algunos se encuentran en lo más alto de montañas, con vistas panorámicas que en su época permitían controlar el territorio y que ahora atraen a visitantes en busca de paisajes impresionantes.

Para conocer a fondo estas fortificaciones, es fundamental recurrir a fuentes oficiales que garanticen información precisa y actualizada. Organismos como el Ayuntamiento de Barcelona, la Agencia Catalana de Patrimonio Cultural y el Instituto de Estudios Catalanes han documentado la historia y características de estas construcciones, permitiendo descubrir su valor más allá de su imponente apariencia. A través de sus registros, es posible comprender el papel que estos castillos han desempeñado en la historia de Catalunya y cómo han llegado hasta nuestros días.

Castell de Montjuïc

El Castell de Montjuïc se encuentra en lo alto de la montaña de Montjuïc, al suroeste del centro de Barcelona, y fue construido como una fortaleza defensiva en el siglo XVII. Originalmente, era un pequeño fortín construido en 1640 durante la Guerra dels Segadors, pero en el siglo XVIII el ingeniero militar Juan Martín Cermeño lo reformó y lo convirtió en la gran fortificación que conocemos hoy en día. Su diseño en forma de estrella y su ubicación estratégica lo convirtieron en un punto clave para el control de Barcelona.

A lo largo de los años, este castillo no fue solo una defensa militar, sino que también fue un símbolo de represión. En el siglo XIX, se usó para bombardear la ciudad y encarcelar a opositores políticos. Durante la Semana Trágica de 1909 y la Guerra Civil Española, siguió funcionando como prisión. Durante la dictadura franquista, se convirtió en un lugar de fusilamientos, siendo el más conocido el del presidente Lluís Companys.

En 1963 pasó a ser un museo militar donde finalmente en 2007 se convirtió en propiedad del Ayuntamiento de Barcelona. Hoy en día, es un espacio cultural y turístico donde los visitantes pueden aprender sobre su historia y disfrutar de una de las mejores vistas de la ciudad.

Castell de Santa Florentina

El Castell de Santa Florentina, en Canet de Mar (costa norte de Barcelona), se sitúa a unos 40 kilómetros de la ciudad y es una impresionante mezcla de arquitectura medieval y modernista. Su historia moderna comienza en 1881, cuando Ramón Montaner, un importante editor, compró la antigua Casa Forta de Canet para devolverla a su familia. Con la intención de convertirla en un símbolo de su linaje, encargó a su sobrino, el famoso arquitecto Lluís Domènech i Montaner, la restauración y ampliación del edificio, transformándolo en un castillo de inspiración medieval.

Para darle un estilo medieval auténtico, se trajeron elementos de antiguos edificios, como partes del Monasterio del Tallat, incluyendo arcos, puertas y ventanas, que fueron desmontados y reconstruidos en el castillo. Además, otros artistas colaboraron también en la decoración con esculturas en piedra, techos con madera tallada y mobiliario antiguo.

En 1908, con la reforma a punto de acabar, el rey Alfonso XIII visitó el castillo y concedió a Montaner el título de Conde del Valle de Canet. La familia residió allí a lo largo de generaciones, hasta que, por matrimonio, pasó a la familia Capmany. Hoy en día, aunque sigue utilizándose como residencia privada, se ha convertido en un museo y se puede visitar para conocer su fantástica historia y arquitectura.

Castell de Cardona

El Castell de Cardona, situado en el pintoresco pueblo de Cardona, se encuentra a tan solo una hora de Barcelona en la comarca del Bages y es una de las fortalezas más emblemáticas de Catalunya. Este castillo fue construido en el siglo IX por Wifredo el Velloso para consolidar el dominio sobre las tierras reconquistadas a Al-Ándalus. Su estratégica ubicación sobre el valle del Cardener y las salinas le dio gran poder a los señores de Cardona, la familia que residió en el castillo en esa época, quienes se convirtieron en una de las más influyentes de la Corona de Aragón y la Monarquía Hispánica. Gracias a esta importancia le ha valido el apodo de “los Reyes sin corona”.

Esta fortaleza contiene elementos destacados: la torre del homenaje, la Iglesia de San Vicenç y un patio gótico. Actualmente, el castillo se ha convertido en un parador de gran importancia turística, donde los visitantes pueden conocer su historia y disfrutar de las impresionantes vistas panorámicas de la zona.

Castell de Castelldefels

El Castell de Castelldefels se encuentra en la cima de una colina de 59 metros, con vistas sobre la costa entre el macizo del Garraf y Barcelona. Este castillo se encuentra en el municipio de Castelldefels, al suroeste de Barcelona, a aproximadamente 20 km de la ciudad. Fue construido sobre los restos de un antiguo poblado ibérico y una villa romana, y su construcción finalizó en el siglo XVI. Su ubicación le permitió dominar la zona sur del Delta del Llobregat, pero con el paso del tiempo cayó en desuso y en 1883 el castillo ya se encontraba en ruinas.

En 1897, se empezó a restaurar y se añadieron murallas y torres de estilo gótico tardío, además de puertas y ventanas. Más tarde, el castillo fue adquirido por el Ayuntamiento de Castelldefels en 1988, que promovió un estudio histórico y arqueológico del lugar. 

El castillo se rehabilitó en dos fases. En la primera (2001) se reforzó la estructura, se restauró el ala institucional y se creó un centro de interpretación para conocer la historia del castillo. En la segunda fase se rehabilitó el resto del castillo, creando un teatro al aire libre y un mirador en la parte más alta de la edificación.

Además, el castillo se divide en tres sectores principales en función de la época de construcción: la Iglesia de Santa María donde los primeros documentos sobre este templo datan de 966, el cuerpo A del castillo, construido en 1550, marcando el inicio de la fortaleza y el cuerpo B, añadido en el siglo XVIII, que representó la ampliación de la fortaleza.

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