¿Jaque mate a El Algarrobico?

La demolición de El Algarrobico, llamado así el hotel ilegal a medio construir en la playa del mismo nombre del parque natural Cabo de Gata-Níjar, ha sido una larga partida de ajedrez sin fin durante dos décadas. Ni las administraciones competentes, Gobierno, Junta de Andalucía y Ayuntamiento de Carboneras, ni la Justicia, con más de veinte sentencias declarándolo ilegal, han sabido encontrar la manera de echarlo abajo. No parecía que fuera por falta de interés o ganas. Convertido en símbolo de la depredación urbanística del litoral, los gobiernos y partidos que los han sustentado se han colgado la foto de la promesa de hacer arenilla la mole de 21 plantas y 400 habitaciones. Todo quedó en cháchara. El enorme adefesio al borde de las olas siguió incólume, mientras sus propietarios de Azata del Sol se tendían en la hamaca a la espera del mejor postor.

María Jesús Montero se ha plantado frente a la hamaca con el propósito de darle jaque mate a El Algarrobico. El anuncio promete. La vicepresidenta recupera una propuesta parecida a la de otra socialista aguerrida, Cristina Narbona. La de la declaración de utilidad pública de los terrenos y la licencia de obra (último sobresalto judicial), es decir, llegar a un acuerdo con los propietarios, pagarles y proceder a su expropiación. Montero, pertrechada de atril delante del adefesio, pelo alborotado al viento, ha venido decir, si todo al final es cosa de dinero, pues venga, vamos, paguemos y a derribar.

Parece fácil, pero no lo es. Para que la iniciativa tenga éxito deben salvarse otros escollos. El primero es que la propiedad acepte la propuesta de justiprecio y no recurra a los tribunales contra la expropiación, lo que alargaría otra vez el proceso. Montero parece tener amarrado este inconveniente. Conocida es su solvencia en la negociación, por lo que ya habrá tanteado la reciprocidad de la propiedad. Pronto conoceremos la cantidad estipulada.

Otra cosa es el órdago a Juan Manuel Moreno que su propuesta lleva implícito. El Gobierno solo puede expropiar el 40% del terreno en el que se asienta el hotel, el otro 60% es competencia de la Junta de Andalucía. María Jesús Montero es la nueva líder del PSOE de Andalucía y futura candidata a la Presidencia de la Junta. Parecería que Montero se quiere presentar como candidata en el congreso socialista de la próxima semana en Armilla con una promesa sonada, la del derribo de El Algarrobico. Una promesa que Juan Manuel Moreno lleva realizando varios años, incluso con cifras presupuestadas, pero que no ha conseguido llevar a término.

Cabo de Gata y Doñana son dos de los grandes espacios naturales de Andalucía. Mientras Montero aparecía en Cabo de Gata, Moreno hacía lo mismo en Doñana, uno en cada punta de Andalucía. El disgusto en San Telmo es tremendo

La operación de Montero ha disgustado mucho en San Telmo. El órdago podría haber partido del presidente andaluz, pero la vicepresidenta le va ganando la partida. Moreno lleva tiempo trabajándose el máster de presidente ecológico, tras el borrón de la legalización de regadíos frente a Doñana. La vicepresidenta se le ha adelantado al derribar una de sus torres propagandísticas. El presidente andaluz dio a conocer el mismo día la compra por la Junta de 1.134 hectáreas de terrenos en Doñana por seis millones de euros. Una noticia feliz y resuelta, pero opacada por el revuelo que siempre ocasiona lo de El Algarrobico. Cabo de Gata y Doñana son dos de los grandes espacios naturales de Andalucía. Mientras Montero aparecía en Cabo de Gata, Moreno hacía lo mismo en Doñana, uno en cada punta de Andalucía. El disgusto en San Telmo es tremendo.

Tanto que tuvo una reacción de pataleo, endiñándole al Ayuntamiento de Carboneras un entuerto, para que cumpla la sentencia que le obliga a desactivar la licencia de obras, otro farallón judicial para la demolición. Ningún alcalde del pueblo almeriense ha querido saber nada de derribo, ni el del PSOE que osó aprobar las obras, ni otros socialistas, del PP y ahora de Cs. Es como pedir peras al olmo. 

La nueva partida de ajedrez para demoler El Algarrobico se va a dirimir entre Moreno y Montero como un pulso preelectoral. Hay quien habla de guerra entre ambos. Podría ser, sin embargo, una ocasión de quedar en tablas para salvar al Cabo de Gata-Níjar del adefesio. Lo más rápido, en contra de lo que aventura el PP de Moreno, es la propuesta de la vicepresidenta. Una expropiación conjunta y luego el asolamiento, que ya el Gobierno ha dicho que corre de su cuenta, siete millones de euros. El jaque definitivo a El Algarrobico se plantea también como una nueva oportunidad para Moreno de su tercera vía. Ya veremos.