Salen adelante la mitad de los huevos en el nido que una tortuga marina puso en plena playa de Marbella
Más de la mitad de los huevos del nido de tortugas marinas que, la primera semana de julio, encontró la perra Cali en la playa El Rodeíto de la localidad malagueña de Marbella junto al hotel Guadalpín Banús empezaron a eclosionar desde el pasado sábado, con lo que hasta ahora ya son 39 las crías que han visto la luz. En total fueron 69 huevos de Caretta caretta, y ya han visto la luz 31 tortuguitas en la playa y ocho en las instalaciones de Bioparc, en Fuengirola, a donde se llevaron nueve huevos para su incubación artificial.
El recuento se ha encargado de hacerlo el delegado territorial de Medio Ambiente de la Junta de Andalucía, José Antonio Víquez, que ha recordado que el traslado a Bioparc se hizo en aplicación de la recomendación de la Estrategia Nacional de nidificación de tortugas marinas, con el objetivo de asegurar el nacimiento de un porcentaje de la puesta, si hubiese sucedido algún problema en la playa“. De paso, ha agradecido ”el gran trabajo coordinado“ de los distintos organismos y asociaciones con la ”destacada“ labor del personal voluntario, que durante 49 días han participado en la protección del nido para permitir que este fenómeno haya sido posible”. Agentes pertenecientes al Seprona de la Guardia Civil también han participado en el dispositivo de seguridad establecido.
Víquez ha resaltado sobre todo el buen desarrollo del operativo “en una zona muy concurrida durante el verano”, lo que ha tenido el final feliz de la eclosión de 39 huevos hasta la fecha. El nido donde los depositó la madre (que puso rumbo al aguan nada más acabar) ha estado protegido por un perímetro y vigilado por voluntarios para evitar que sufriera daños.
Éste es el segundo nido de tortuga marina que se localiza en la Costa del Sol, un hecho que se está empezando a dar cada vez con más frecuencias en zonas costeros del Mediterráneo occidental. La explicación a este fenómeno está en el cambio climático, que está recalentando el mar y empujando a estos animales a buscar aguas más frías, que en este caso están más a occidente por la cercanía de la zona en la que se junta con el Atlántico.
Un año para darles más opciones de vida
Las crías se han trasladado al Cegma de Algeciras, donde permanecerán en cautividad durante al menos un año para asegurar su supervivencia de forma muy significativa, ya que la mortandad de neonatos en esta especie es altísima, por encima del 95%. Asimismo, una vez que pasen los primeros meses bajo supervisión veterinaria en este centro en Algeciras, un porcentaje de estas crías se trasladará al Acuario de Sevilla, con la idea de que la cría se realice de forma separada en dos centros distintos, maximizando de esta forma la supervivencia de las crías. En el verano de 2024, estos animales volverán a su medio natural, y no es descartable que una vez adultas las hembras “vuelvan a elegir las playas de la costa malagueña para sus puestas, ya que esta especie siempre vuelve a su lugar de nacimiento para reproducirse”.
Por último, Víquez ha hecho un llamamiento a la colaboración ciudadana que ha considerado “fundamental para garantizar que nuestras playas sean lugares seguros de puesta y reproducción de esta magnífica especie, por lo que si alguna vez se observa una tortuga marina en la playa, se debe llamar al teléfono de emergencias 112”. En este sentido, desde la Guardia Civil se recuerda que no hay que manipular a los animales si se hallan varados en la playa y la necesidad de avisar con urgencia a los teléfonos de emergencias o al 062 para que por parte de personal cualificado se proceda a su traslado y recuperación.
Cuando se localizó el nido en julio, y tras asegurarse que todos los huevos localizados se encontraban en perfecto estado y que el nido se situaba en un lugar seguro, se solicitó ayuda a Bioparc Fuengirola para que participara. Desde entonces han pasado 49 días, en los que se ha desarrollado un estricto protocolo con los huevos que se trasladaron a estas instalaciones para así garantizar los mismos niveles de humedad, temperatura e iluminación que en su nido original.
Una compleja incubación controlada
Durante todo este tiempo, el equipo de Herpetología ha estado en contacto con los técnicos del Cegma para compartir datos referentes al estado de ambas incubaciones. Milagros Robledo, responsable de Herpetología, ha explicado que, al contar con acceso directo a los huevos, se pudo ir comprobando su estado real. “Estos datos los facilitamos para poder extrapolarlos al nido que se encuentra en la playa. Cuando aquí ya apreciábamos venitas o movimientos, allí debería ser lo mismo”, ha apuntado.
El proceso de incubación en el centro de conservación ha transcurrido entre dos incubadoras diferentes, que los técnicos han mantenido a una temperatura de 30,5 y 29,5 grados centígrados. “De los nueve huevos, finalmente han eclosionado de forma exitosa ocho. Uno de ellos no llegó a calcificarse y durante la incubación hemos ido observando cómo era posible que fuera infértil”.
La decisión de trasladar nueve huevos a una incubación controlada no es algo casual, han indicado. Durante este mes y medio, el equipo de Herpetología a realizado un seguimiento diario del estado de los huevos. Por su parte, los técnicos del Cegma han realizado un monitoreo de la temperatura y la humedad del nido localizado en la playa marbellí.
Dispositivo para hacerles un seguimiento
En el caso de las crías nacidas en Bioparc Fuengirola, pasarán un periodo de cuarentena de unas 48 horas antes de ser trasladados al Cegma, junto con las crías nacidas en la playa. Aunque en un entorno natural, al nacer caminarían directamente hacia el mar, el pequeño tamaño de estas tortugas marinas les convierte en presa fácil para peces o gaviotas. Deberá pasar un año hasta que sean liberadas al mar, momento en el que su tamaño garantizará su supervivencia en la gran y larga travesía que les espera por el mar.
Llegado el momento de esa liberación al mar, a algunas de las tortugas pertenecientes a esta puesta se les instalarán marcadores satelitales con los que realizar un seguimiento de sus trayectos en el medio natural. En el caso de las incubadas en Bioparc Fuengirola, cinco de las ocho irán equipadas con este dispositivo. “Este seguimiento nos aportaría valiosa información sobre el desarrollo de estos individuos una vez superado el primer año de vida y si hay algún cambio en los patrones de dispersión y de supervivencia en las que se han incubado artificialmente frente a las que han nacido de forma natural en la playa”, ha explicado Rosa Martínez, veterinaria en Bioparc.
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