Los perjudicados por el caos de Rodalies se organizan: “No me da la gana cambiar de vida para evitar el tren”

Laia Vidal es una de las tres voces que cada mañana a las 7 en punto deberían dar los buenos días a los oyentes de iCat, la emisora de música jóven de Catalunya Ràdio. Pero algunos días, cada vez más, la periodista no puede hacerlo porque está atrapada en la línea R2 de Rodalies, que la lleva a Barcelona desde el municipio donde vive, Llinars. “Cojo el tren a las 5:45, el primero que pasa, así que no tengo alternativa”, comenta resignada.
Harta del caos diario, de no llegar a su hora al trabajo y de tener que estar pidiendo favores para que sus hijos no se queden tirados en la escuela, Vidal se ha organizado con otros usuarios en la plataforma Salvem la R2Nord, uno de los más recientes colectivos de viajeros indignados.
Salvem la R2Nord nació a finales del año pasado y se ha sumado a una oleada de plataformas y grupos que se están organizando para dar la batalla por el tren, como Dignitat a les Vies, centrada en Tarragona, Trens Dignes Ebre, en las comarcas del sur de Catalunya, Avanter@s Pringats, de Lleida, o 'Perquè no ens fotin el tren', uno de los colectivos decanos con más de 13 años de andadura en la lucha por la línea R3, entre Barcelona y Puigcerdà, pasando por Osona y el Ripollès. Unos grupos que ya se movían, pero que esta semana han desenterrado el hacha de guerra.
Marc Janeras es el portavoz del colectivo de la R3 y confirma el soplo de aire fresco que ha supuesto la llegada de nueva militancia a su lucha. “Durante muchos años no hemos tenido referentes, más allá de Trens Dignes Ebre, pero ahora vemos cómo proliferan plataformas y eso nos ayuda a trasladar el mensaje de que este es un problema global”, celebra Janeras.

En el caso del colectivo que busca llamar la atención sobre el estado de la R2Nord, que da servicio a la comarca del Vallès Oriental, estos usuarios han visto como su tren ha ido empeorando a lo largo de los últimos años. Y eso que la suya era una línea que en tiempos pasados se consideró una de las que funcionaba con relativa normalidad.
“Tienes que contar con que dos o tres días por semana no funcionará bien”, explica Vidal, que recuerda que su madre, nacida en los 50, ya cogía esa misma línea con la misma frecuencia y hasta cinco minutos menos de trayecto a Barcelona.
Adriana Pascual es vecina de Cardedeu y también sufrida viajera en la R2Nord, porque trabaja en Barcelona. En su caso, a los problemas habituales que tienen todos los clientes de Rodalies hay que sumarle el reciente nacimiento de su hijo, lo que ha convertido el servicio que presta Renfe en una pesadilla.
“Tras las primeras 16 semanas yo volví al trabajo, pero decidí seguir dando pecho”, relata Pascual. “La idea era sacarme la leche en la oficina y ponerla en una neverita, pero esta fórmula aguanta unas horas y en el tren no sabes cuanto tiempo vas a estar”, apunta. Al final acabó dando por imposible compaginar lactancia materna y Rodalies cuando sufrió mastitis en dos ocasiones.
Esta oficinista, que se mudó desde Barcelona a Cardedeu en el año 2020, ha tenido tan mala experiencia con el tren que incluso ha pensado cómo organizar su vida para poder dejar de usar Rodalies. “He cogido una reducción de jornada y algunas veces he pensado en buscar trabajo por mi zona”, confiesa. “Pero, cuando lo pienso fríamente, no me da la gana tener que cambiar de vida, dejar una casa y un trabajo que me gustan, solo para evitar el tren”, se queja.
La chispa inicial, los grupos de ayuda mutua
Depender de un tren que frecuentemente no llega o se queda parado a medio trayecto obliga a pedir favores y, también, a informarse y organizarse a través de redes sociales con otra gente que está igual que tú.
“Los de la R2Nord tenemos un grupo de WhatsApp donde nos avisamos de cómo van los trenes, de si pasan o no, y también buscamos gente para ir juntos en coche o compartir otros transportes”, relata Laia Vidal, que encontró en estos grupos la forma de organizarse en la plataforma Salvem la R2Nord.
También Anna Gómez, portavoz de Dignitat a les vies y una de las caras reconocibles del movimiento, reconoce la importancia de los grupos de mensajería en su lucha. “Inicialmente, teníamos un chat que servía para suplir la información que no da Renfe”, explica. “Nos informábamos de averías, del retraso acumulado, del modelo del tren, que es útil para saber si cabrás o no… pero hará como un año y medio ya notamos que había mucho malestar con el servicio y decidimos dar un paso más en la organización”, asegura.
Anna Gómez es una tarraconense que trabaja en logística. Una usuaria anónima de Rodalies hasta que en las últimas semanas se ha convertido en una portavoz oficiosa del movimiento de protesta contra el caos en Rodalies. “Trabajo moviendo mercancías y lucho para transportar personas”, se describe con una paradoja.
A diferencia de lo que ocurrió en 2007, cuando el movimiento de protesta contra el mal servicio de Renfe estuvo liderado por partidos catalanes, tanto de la oposición como, entonces, parte del Govern tripartito, en esta ocasión el malestar se ha conducido a través de movimientos ciudadanos, espontáneos y que no responden a coordenadas políticas clásicas.
“En el inicio, algunos comenzaron a decir que había que cortar vías, pero yo soy muy miedosa y no quiero acabar en la cárcel”, describe Gómez, que asegura que ella no tiene ningún interés en entrar en política. “Lo que queremos son soluciones. Esta es una plataforma que tiene como finalidad desaparecer”, indica con aplomo.
También Adriana Pascual cree que su objetivo debe presionar, sobre todo, a los políticos. “Tengo esperanza en que la organización entre usuarios funcione, porque creo que la rabia debe canalizarse en algo positivo. Tenemos que poner este problema sobre la mesa y convertirlo en una prioridad para los políticos, que no cogen estos trenes”, afirma.
Unidad entre colectivos y manifestaciones en la calle
El pasado domingo fue la primera vez que todas las plataformas activas de usuarios de Rodalies se reunieron. Un encuentro en el que también participaron la asociación de Promoció del Transport Públic así como la de Amics del Ferrocarril de Valls. Juntos suman siete grupos, de diferentes características, que han dado el paso para intentar articular un movimiento global para luchar por unas Rodalies mejores.
“Hemos remarcado mucho que no podemos perder la identidad de cada plataforma, más allá de reivindicar un transporte digno para todos. Porque cada territorio tiene problemas propios”, asegura Gómez.
Pese a la diversidad de los problemas, todos los grupos están comprometidos en unir su voz en un momento de máxima tensión la red viaria y cuando Rodalies ocupa titulares en pleno proceso de traspaso a la Generalitat.
Un traspaso del que, a diferencia de los sindicatos ferroviarios –que han convocado siete días de huelga antes de Semana Santa–, los usuarios no rechazan, aunque cada plataforma tiene su propio matiz. Dignitat a les Vies, por ejemplo, prefiere no posicionarse sobre el tema, mientras el colectivo de la R3 ve el paso positivo, porque supone una gestión más cercana, aunque recalca que el traspaso no es suficiente.
Más allá de matices en sus posiciones, los siete colectivos son conscientes de que el cambio de operadora, que este mismo año dejará de ser Renfe y comenzará a ser una empresa de nueva creación mixta entre Renfe y la Generalitat, es una oportunidad histórica para que se escuchen sus reivindicaciones.
Los siete han convocado una rueda de prensa este miércoles en la que darán detalles sobre la movilización que quieren llevar a las calles el próximo 22 de marzo. “Será la primera vez que haya una lucha compartida por Rodalies. Por fin nos unimos. La manifestación será deslocalizada, pero simultánea, dando el mensaje de que no son cuatro aquí y cuatro allá, sino que es un problema que nos hace malvivir a todos”, apunta Janeras.
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