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Una remodelación endógena: Ximo Puig apuesta por mujeres con altos cargos para impulsar el último tramo de la legislatura

El presidente de la Generalitat, Ximo Puig, anuncia los cambios en el Consell. / GVA

Laura Martínez

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Para lograr el impulso al Gobierno valenciano, sus corredores no han ido demasiado lejos a coger carrerilla. Salvo por el titular de Sanidad, el único independiente que entra al Ejecutivo autonómico, todas las caras que se incorporan a la primera línea ya conocen las estructuras y los entresijos del Acuerdo de Botánico.

El presidente del Consell, Ximo Puig, ha acometido este sábado la primera fase de la reforma del Ejecutivo valenciano, cambiando las personas titulares de las principales carteras de gestión. La segunda fase, que complete las vacantes del llamado segundo escalón, se afrontará en las próximas semanas. Con esta remodelación, que afecta a cinco de doce departamentos, dos secretarias autonómicas y una exdirectora general pasan a ser conselleras, la última de ellas tras pasar la legislatura en el Senado, una consellera pasa a ser portavoz del PSPV en las Corts Valencianes, un médico entra en el Gobierno y el conseller más próximo a Puig se acerca aún más al presidente con la cartera más relevante: la que reparte los recursos.

El tablero queda de la siguiente forma: el conseller de Política Territorial, Arcadi España, pasa a ser titular de Hacienda; la secretaria autonómica de Economía Sostenible, Rebeca Torró, se encargará de la gestión de Política Territorial; la senadora y exdirectora general de Universidades, Josefina Bueno, será consellera de Innovación, y el médico Miguel Mínguez, conseller de Sanidad; mientras que por parte de Compromís, la secretaria autonómica de Cultura, Raquel Tamarit, pasa a consellera de Educación. El Ejecutivo del Botánico deja de ser el primer Consell paritario para convertirse en el primero con mayoría de mujeres, y las Corts Valencianes una cámara de representación femenina: todos los grupos parlamentarios tienen a una mujer como portavoz.

Así, tras dos semanas de incertidumbre, el presidente acomete una reforma conservadora, en línea con el diseño de sus anteriores Ejecutivos. Ubica a cargos con experiencia en la gestión en la primera línea y opta por un 'fichaje': el médico e investigador Miguel Mínguez, jefe de servicio en el Hospital Clínico, como responsable de Sanidad, como en su día hizo con la consellera de Universidades, la ingeniera Carolina Pascual, que ha mantenido un perfil bajo esta legislatura. El presidente alinea los cambios con Compromís, que calificó su único movimiento como “responsable”, al sustituir al conseller de Educación y Cultura, Vicent Marzà por la secretaria autonómica de la misma cartera, Raquel Tamarit, evitando que alguien tenga que aprender de cero sus responsabilidades.

El barón socialista reforma su Gobierno con la vista puesta en reforzar la imagen de su gestión en el año preelectoral. El presidente justificaba la decisión este sábado con una doble necesidad: “Este nuevo Gobierno se ha diseñado para relanzar la Comunitat Valenciana en un año decisivo porque llega en un punto de inflexión doble, primero por la superación progresiva de la pandemia y segundo por la activación de los fondos europeos”. En esta línea, sitúa a Torró, pilar en la negociación de la gigafactoría de baterías de Volkswagen en Sagunt, el proyecto con mayor impacto en la economía autonómica esta legislatura, como responsable de uno de los departamentos más vistosos: el que ejecuta las inversiones en infraestructuras. Puig hacía especial mención a este logro, que aún debe materializarse con los mecanismos del Gobierno central para canalizar las ayudas europeas, como un acotencimiento. “La llegada de Volkswagen simboliza la transformación que se ha iniciado en la Comunitat Valenciana porque, a pesar de las dificultades, de la pandemia y de la guerra, la Comunitat avanza”, señaló Puig, poniendo como ejemplo el aumento en la contratación indefinida o de la inversión empresarial.

En aras de este impulso sitúa a su mano derecha en Hacienda, de quien dependerán los últimos presupuestos de la segunda legislatura botánica y la gestión del grueso de los fondos europeos de recuperación; a una catedrática alicantina -espacio a conquistar, el de Alicante- en la conselleria de Universidades, con varias tareas pendientes respecto a las instituciones académicas, y a un profesional independiente para mediar con el sector sanitario, muy quemado tras la crisis pandémica.

El presidente socialista, y el Gobierno del Botánico en su conjunto, necesitan llegar a las próximas elecciones con sus compromisos cumplidos. Pero también con la percepción social de que un gobierno progresista ha mejorado la vida de las personas, material y socialmente, aunque hayan estallado varias crisis a nivel global. Las nuevas titulares del Consell tendrán el reto de que ese impulso, anunciado durante dos semanas, sea evidente.

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