El dueño de Sargadelos reacciona a una inspección de Trabajo anunciando el cierre de su planta cerámica de Cervo

Segismundo García, administrador único y propietario del Grupo Sargadelos, ha anunciado este miércoles que cerrará la planta de producción de cerámica de Cervo (Lugo). Lo hace para evitar las consecuencias de una Inspección de Trabajo que concluyó con una multa de 5.000 euros por 36 deficiencias. Él mismo García lo explica en una carta dirigida a Inspección de Trabajo y Seguridad Social en la que, en tono burlón, asegura que “ante la dificultad para respetar y acometer la ingente normativa vigente [...] parece obligado no demorar el cierre para evitar multas, sinsabores y dar satisfacción cumplida a esa solícita inspección”. Trabajo había propuesta la sanción por, explican a elDiario.es fuentes del ministerio, no adoptar medidas de protección individual y colectiva para los trabajadores “ante el riesgo de exposición a sílice cristalina”.
Una de las empleadas de la emblemática factoría de Cervo ha desarrollado silicosis, recuerdan esas mismas fuentes, “y se han hecho requerimientos para que se subsane”. La misiva de García desprecia las advertencias de Trabajo y se ríe de la labor de la inspección. “Disfrutábamos tanto con la gestión empresarial como padecíamos con sus constantes requerimientos y presuntuosa suficiencia”, escribe García en la misiva, “simplemente, ante la dificultad para respetar y acometer la ingente normativa vigente y, dado que según dicen, nuestra salud corre peligro, nos parece obligado no demorar el CIERRE para evitar multas, sinsabores y dar satisfacción cumplida a esa solícita inspección”. Una portavoz de la empresa ha declinado, a llamadas de este periódico, hacer más comentarios. La multa de 5.000 euros propuesta por la Inspección de Trabajo deberá hacerla efectiva la Xunta de Galicia, que gestiona las competencias resolutorias del organismo ministerial según la ley 31/1995.
El Grupo Sargadelos posee dos fábricas de cerámica, una en O Castro (Sada) y la de Cervo, quizás la más emblemática, declarada Ben de Interese Cultural (BIC) por la Xunta de Galicia y con diseño brutalista del arquitecto Andrés Albalat. Trabajan en ella en torno a unas 100 personas a las que, según Europa Press, el propio García habría informado esta mañana. La federación comarcal de Industria de Comisións Obreiras ha declarado su apoyo total a la plantilla afirma que “lo que hay que hacer es cumplir con la Inspección de Trabajo y respetar los derechos laborales de los trabajadores”. Contactado por este diario, el comité de empresa en O Castro, en el que los cinco delegados pertenecen a la CIG, dice que nadie de la dirección de la empresa les ha comunicado nada, ni al órgano ni a los empleados, y que, en todo caso, un hipotético cierre “tendría unas formas y unos plazos”.

No es la primera vez que García se sirve de declaraciones incendiarias para atacar la legislación vigente o a los sindicatos. Todavía hace cuatro días remitía un burofax a la Inspección de Trabajo en la que la conminaba a “proceder al cierre y precintado de estas instalaciones”. En el texto consideraba que “el estricto cumplimiento de la legalidad [...] puede provocar la parálisis productiva del país”.
La Xunta respalda la Inspección de Trabajo
Consultada por elDiario.es, la Xunta de Galicia expresa su apoyo a la Inspección de Trabajo, que “actúa para garantizar el cumplimiento de las medidas de riesgos laborales, que son una obligación para todos los centros de trabajo”. El Gobierno gallego entiende además que ni la sanción de 5.000 euros ni la corrección de las deficiencias señalas “abocan al cierre de la planta”. “El cumplimiento de la legislación de seguridad laboral no es un problema para la actividad de una empresa, sino una garantía para que esta se pueda desempeñar en un entorno seguro y adecuado para la salud de los trabajadores”, añade.
La Xunta se refiere a Sargadelos como “referente industrial y cultural” y confía en que “se encuentren vías que permitan su continuidad en Cervo, garantizando el mantenimiento de los puestos de trabajo, el cumplimiento de la ley vigente y la conservación y promoción del patrimonio cultural”. BNG y Partido Socialista quieren además que el Ejecutivo de Alfonso Rueda intervenga “para mantener el empleo y el legado cultural de Sargadelos”.
Del modelo Bauhaus a los ciclos con Ayuso y Espinosa de los Monteros
El actual administrador único de Sargadelos se hizo con la dirección de la compañía a inicios de la década pasada tras desplazar a su fundador e ideólogo, Isaac Díaz Pardo. Aquella sucesión convulsionó el mundo social, político y cultural gallego, donde la huella de Díaz Pardo es todavía profunda. Junto al pintor y poeta exiliado Luís Seoane, había diseñado la empresa, que nació en los años 50 inspirada en las vanguardias, con la Bauhaus o el constructivismo soviético como modelos, y el ejemplo remoto de Raimundo Ibáñez -marqués de Sargadelos y creador de la primera factoría cerámica en Cervo, a inicios del XIX- como raíz última del proyecto. La producción de cerámica fue precisamente la principal pata de una compañía que se propuso recuperar la memoria histórica de Galicia, tronzada por el golpe fascista y la Guerra Civil, mucho antes de que se hablase de memoria histórica. Su sección editorial, Do Castro, publicó trabajos pioneros en la materia. Las galerías que fue abriendo por ciudades y villas gallegas, pero también en Madrid o Barcelona, sirvieron de base a intelectuales y militantes antifranquistas durante la década de los 70. Durante esos años y siguientes, organizó importantes seminarios sobre historia, diseño gráfico o cómic. Sargadelos también reunió, en el Museo Carlos Maside de Sada, una de las más importantes colecciones de pintura gallega del siglo XX.
La dirección de Segismundo García eliminó esa parte cultural, con la excepción del museo que, desde hace unos años, permite el acceso del público. Según su visión del negocio, aquello “no tenía en cuenta la importancia de la cuenta de explotación”. A cambio, García utiliza la marca para organizar encuentros de debate político en los que han participado miembros insignes de casi todas las fuerzas políticas, entre ellos Iván Espinosa de los Monteros o Isabel Díaz Ayuso. Su relación personal con Alberto Núñez Feijóo, ahora líder del PP español y entre 2009 y 2022 presidente del Gobierno gallego, es de dominio público. La pareja de este, Eva Cárdenas, fichó por la compañía en 2020 como “asesora externa”, lo que provocó la salida de la Xunta del patronato de la fundación. La polémica llegó al Parlamento gallego. Dos años más tarde, Cárdenas abandonó Sargadelos. El propio García relataba a El País el pasado febrero que la compañía factura entre 12 y 14 millones de euros anuales con unos 500.000 euros de beneficios, y que en 2024 creció un 12%. También mencionaba que la “asignatura pendiente” es la internacionalización“ de la marca.
Solo un día antes del anuncio de cierre de la factoría de Cervo, la Academia Galega de Belas Artes homenajeaba en un abarrotado Teatro Principal de Santiago de Compostela al fundador de Sargadelos, Isaac Díaz Pardo.
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