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Opel apuesta al espacio y la electrificación en el nuevo Grandland

El Opel Grandland destaca por el logo iluminado en el centro del frontal.

Pedro Urteaga

La firma alemana Opel se encuentra en un momento crucial para revitalizar sus ventas porque en el intervalo de pocas semanas se propone renovar los tres SUV de su gama. Acaba de dar a conocer el nuevo Mokka, en breve hará lo mismo con el Frontera y en estos días está llevando a los concesionarios las primeras unidades de un Grandland que prácticamente nada tiene que ver con el modelo anterior del mismo nombre.

Para que el lector se sitúe, digamos que el nuevo Grandland es el alter ego germano de un Peugeot 3008 o un 5008, pues sus 4,65 metros de longitud lo sitúan a caballo entre ambos modelos franceses. Con respecto al antiguo Grandland, gana más de 17 centímetros de largo que se aprovechan para habilitar unas plazas traseras más espaciosas y un maletero sencillamente enorme: de 550 litros con los asientos posteriores en su posición normal y 1.645 litros con ellos abatidos, cifras que se mantienen en todas las variantes de motor.

Como es fácil suponer, el SUV de Opel es un vehículo de clara vocación familiar, capaz de albergar con holgura cuatro o cinco personas en su interior -además de su correspondiente equipaje-, y que llega con un nivel de precios relativamente asequible, según luego detallaremos. En vista de este perfil de usuario, sorprende un poco el tarado de suspensiones elegido, demasiado firme al paso por las diversas irregularidades del asfalto y más pensado tal vez para las autobahnen alemanas que para carreteras accidentadas.

Sin duda, el Grandland va a quedar en la retina de la gente (al menos la que se fija en estas cosas) por el despliegue lumínico introducido tanto en el frontal como en la zaga del coche. Delante sobresale el logo del Blitz iluminado en el centro del Opel Vizor, una herencia del concept Experimental, y detrás las que lucen son las cuatro letras de la marca por encima de la mención del modelo, esta grabada en la carrocería.

En función de la versión que escoja el cliente, Edition o GS, las ópticas delanteras pueden ser matriciales o incorporar la tecnología Intelli-Lux HD, que permite una distribución de la luz de alta resolución y sin deslumbramiento, ya sea propio o ajeno.

En el interior hallamos más elementos de los que distinguen al alemán de otros fabricantes. Por ejemplo, la búsqueda deliberada de un salpicadero que no abruma a base de pantallas y mantiene la ración justa de botones físicos. Uno de esos botones permite acceder de modo sencillo y directo a los sistemas de ayuda a la conducción para aquellos usuarios que quieran desconectar los que le resultan más molestos o invasivos. También es muy Opel la atención prestada a los asientos, provistos de la certificación AGR y de soluciones ingeniosas para aliviar la presión sobre el coxis durante los viajes.

Más detalles destacables del habitáculo son el reposabrazos central con interior refrigerado y la Pixel Box, un compartimento con tapa corrediza que aloja dentro un cargador inalámbrico para el teléfono móvil, visible a través de una lámina traslúcida dotada además de un testigo sobre el estado de la carga. Nos ha agradado mucho también el recubrimiento de tela del salpicadero, la consola y el interior de puertas, que resulta tanto atractivo como acogedor a la vista.

Solo motorizaciones Eco

El Grandland, primer Opel construido sobre la plataforma STLA Medium del grupo Stellantis, sale a la venta únicamente en versiones electrificadas, ya sea de hibridación ligera, enchufable o 100% eléctrica. La mild hybrid de 48 voltios es la bien conocida de 136 caballos y motor eléctrico de 21 kW integrado en la caja de cambios y capaz de impulsar por sí solo el vehículo en determinadas condiciones. Esta variante presenta un consumo medio de 5,5 litros cada 100 km y un promedio de emisiones de CO2 de 124 g/km.

La híbrida enchufable, prevista para primavera de 2025, cuenta con 195 CV de potencia combinada de sus motores térmico (un gasolina 1.6 de 150 CV) y eléctrico, de 92 kW. La batería dispone de 17,9 kWh de capacidad útil que alcanzan para recorrer 87 kilómetros en modo eléctrico, según la prueba de homologación WLTP.

Por su parte, el modelo enteramente eléctrico, ya disponible junto con el mild hybrid, dispone de un motor de 213 CV de potencia que puede estar alimentado por baterías de 73 o 82 kWh. La primera concede 523 km de alcance entre recargas y admite hasta 160 kW en corriente continua; la segunda llega a los 582 km de autonomía y soporta un pico de 150 kW.

De acuerdo con la información suministrada por la marca, el nuevo Grandland se ofrece desde 32.400 euros en variante híbrida ligera de 48 V y acabado Edition, a partir de 39.350 euros en la futura versión plug-in del mismo acabado y desde 38.850 euros para el modelo eléctrico de batería pequeña e idéntica terminación.

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