La moneda histórica de Felipe VI (de Navarra) alcanza en una subasta en Suiza los 646.000 euros y sigue en manos privadas
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Los ocho escudos de oro de Felipe VI de Navarra (IV de Castilla) acuñados en Pamplona en 1652, moneda histórica de la que solo existe un ejemplar, tienen nuevo dueño tras haber sido subastados en Suiza por 646.935 euros. Ha sido la empresa 'Numismática Genevensis' la que ha organizado la subasta con un precio de salida de 426.375,60 euros. En total ha habido ocho pujas y la ganadora ha superado en 200.000 euros el precio inicial. De esta forma, la moneda seguirá en manos privadas. La última vez que cambió de manos fue en 2012 y en aquella ocasión la subasta se cerró en 525.000 euros.
La pieza de 26 gramos de oro es una pieza única de la historia de Navarra por el contexto en el que se acuñó. Fue en 1652. Aquel año a la monarquía castellana le salpicó un escándalo por un fraude económico en la ceca de Perú, donde se acuñaron monedas con un menor contenido en plata del que deberían tener (eran monedas de 8 reales que en realidad deberían tener un valor de 6 al tener menos plata). Cuando unos comerciantes detectaron el fraude comenzaron a poner en duda a la moneda castellana, lo que provocó que incluso en algunos puertos europeos se comenzara a rechazar la moneda colonial.
Ante esta tesitura el rey Felipe IV tomó la decisión de reacuñar todas las monedas falsas que había en circulación. Para ello fue necesario reabrir cecas que ya habían cerrado. Una de ellas era la de Pamplona, que durante los reinados de los reyes católicos y Carlos I había acuñado piezas de oro, pero que durante el reinado de Felipe IV solo tenía autorización para grabar moneda de cobre de circulación local.
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De esta forma, en la casa de la moneda de Pamplona entre los años 1651 y 1652 se emitieron monedas con el grabado de las monedas castellanas 'Philippus Dei Gratia Castelle et Navarrae rex' (Felipe rey de Castilla y de Navarra por la gracia de Dios), sin ordinal y con una referencia al monarca como rey de Castilla y Navarra. Este hecho fue recibido como un gran agravio por las cortes navarras, que consideraron el episodio como una infracción del fuero. Este recogía que en las monedas acuñadas en Navarra solo aparecería el escudo de Navarra y el título específico navarro, en el caso de Felipe IV, debería salir como VI de Navarra. Las cortes navarras ordenaron paralizar la emisión de esas monedas y enviaron una queja al monarca, que fue aceptada.
Así, Felipe IV autorizó durante un corto periodo de tiempo en 1652 una acuñación extraordinaria y muy limitada de las piezas de oro más importantes del reino (ocho y cuatro escudos), así como de toda la serie en plata, con la leyenda corregida 'Philippus Sextus dei Gratia Navarrae rex' (Felipe VI rey de Navarra por la Gracia de Dios).
La moneda de ocho escudos de oro lleva la marca de ceca AP (Pamplona), cuyo cuño de anverso se encontraba en 1866 en el Archivo de la Diputación Provincial de Navarra y que hoy está en el Museo de Navarra.
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