El pesimismo es una victoria fascista

En los días previos a la toma de posesión de Donald Trump, en el mes de enero y en Washington, Angela Davis intervino en el acto inaugural de un evento conocido como “Peace Ball” que se viene celebrando desde el 2009 cada vez que llega un nuevo presidente a la Casa Blanca. La activista y feminista americana, icono de la lucha contra el racismo fue clara en su discurso. No solo al referirse a Trump como representante del fascismo sino para señalar algo que en este momento es fundamental para este camino de resistencia y unidad que deberíamos emprender quienes por nuestras vidas, nuestras ideas, nuestros cuerpos, nuestros trabajos, nuestros pasaportes, nuestra posición social, nuestra identidad de género… somos y seremos señaladas por los nuevos amos del mundo.
Angela Davis habló aquel día, fecha que coincidió con el nacimiento de Martín Luther King, de “esperanza” y de la importancia de aportar nuestra determinación y nuestra visión al momento oscuro que vivimos para atraer un futuro mejor. “Incluso cuando expresamos la profunda decepción, y no voy a tratar de enumerar todas las cosas por las que estamos decepcionados colectivamente, no podemos quedarnos inmersos en esa decepción que no creará el tipo de esperanza que nos permitirá avanzar y pasar un legado a la próxima generación que está luchando.(…) quiero recordarnos que fue el Dr. King quien dijo que no podemos capitular ante decepciones finitas, y lo que hacemos es enfrentar esas decepciones finitas con esperanza infinita. Y eso es lo que estamos haciendo”.
Nuestra genealogía, la de las luchas antirracistas, por los derechos de las mujeres, del movimiento LGTBIQ+, la de quienes han escrito con su puño y con su cuerpo el relato de resistencia al fascismo es la clave para no dejarnos llevar por el pesimismo, el malestar y el escepticismo. Precisamente es el pesimismo uno de los caldos de cultivo propicios para que la ideología de la extrema derecha crezca en adeptos e ineptos. Es ese malestar el que lleva a la gente a anhelar tiempos pasados, idealizados y tergiversados, el que lleva a votar a quienes dicen defender los valores de toda la vida y el sentido común frente a las crisis de valores que están descomponiendo la sociedad. Retóricas que infantilizan a quienes las escuchan, criminalizan a quienes molestan y desinforman sobre las verdaderas causas que están detrás de la desigualdad social, de las tasas de paro, de los índices de pobreza, de la falta de inversión pública en los pilares del Estado del bienestar…
Es ese pesimismo derrotista y desorganizado el que más fácil se lo pone a quienes proponen renovar todo restaurando el orden con autoritarismo, amenazas y violencia. Por eso Angela Davis habla de esperanza, habla de determinación y habla de nuestra mirada. La mirada de quienes se resisten a aceptar la injusticia y tejen hermandades de sororidad y solidaridad desde la lógica de los derechos humanos. A esto es a lo que llama Trump, pero también un sector del feminismo trans excluyente en España ideología woke. Porque ahora la diversidad, la pluralidad y libertad de expresión desde el amor y la aceptación (en vez desde el odio) son calificadas de woke.
Es el pesimismo de la negatividad que da la razón a quienes critican a los movimientos sociales y desmerecen los avances que estos han logrado a beneficios de todas y todos. Una negatividad que obvia que los logros actuales son los éxitos de estas organizaciones que antepusieron en interés colectivo por encima de la individualidad. Negatividad y malestar son el marco de la extrema derecha y del fascismo. Resistencia y esperanza son el marco de los movimientos civiles y políticos que nos trajeron hasta aquí. Es innegable que gobernantes como Trump, Milei, Orban, Putin, Meloni… representan una amenaza para la paz, la vida y la democracia. Una amenaza real para quienes están siendo señalados, expulsados y maltratados por un sistema siniestro y criminal.
La pregunta es, ante esto, de qué lado estaremos cada una y cada uno. Si de quienes contribuyen al malestar y al pesimismo o del de quienes cada día y tantos lugares están tejiendo luchas invisibles, gestos amables, vínculos de vecindad y relaciones de respeto y dignidad. Es ahora el momento, justo ahora de volver a activar y de estar en los espacios donde reunirnos y ser comunidad para demostrar que puro mundo es posible, que otras relaciones están siendo. Porque es mucha la gente que quiere y desea ese otro mundo posible, que lo realiza en muchos lugares pequeños donde no cabe el pesimismo, solo la acción y el apoyo mutuo.
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