El mundo por juguete

¿Recordáis la maravillosa escena de El Gran Dictador con Chaplin jugando con el mundo? Es tremenda. La delicadeza de sus movimientos bailando con el mundo en sus manos, la seriedad de sus facciones en el rostro imperturbable, hasta la música que acompaña la escena para sentir con más dolor la destrucción que provoca el personaje... 

Pues tuve una pesadilla en la que era Trump el protagonista de la misma escena. Por supuesto, carente por completo de sutileza o agilidad, con su permanente gesto de asco y rabia al mismo tiempo, acompañado de las estridentes fanfarrias que usan para amenizar los partidos de baloncesto en EEUU. Y yo me preguntaba, mirando al público, por qué lo aplaudían y vitoreaban.

Desperté sin haber encontrado respuesta al dilema. Pero hice un repaso a las sucesivas actuaciones de Trump, Musk (con hijito montado en los hombros de papá), y toda la guardia bestial que los rodea intentando copiarles gestos, ademanes y tonos. Me centré en las contradicciones permanentes de uno y otro para desconcertar a los demócratas del mundo que todavía se reúnen alborotados en busca de unidad. Y como tantas veces, volví a preguntarme cómo fue posible que tantos estadounidenses votaran para tener esto representando a su país. ¡Y eso que ya están anunciando una posible recesión fugaz! A nadie puede sorprenderle con tantos despidos, cierres, deportaciones de personas que han sido su mano de obra en los trabajos básicos, etc.

Mi mente, tan caprichosa ella, me hizo reflexionar entonces en un tema que me viene preocupando desde que escuché su título: “Comprensión Lectora”. No sé si hay investigaciones al respecto en la población de EEUU, pero sigo haciéndome preguntas y de golpe se me ocurre que tal vez la gente ya no comprende las noticias que lee o ve en las pantallas, quedándose únicamente con las actitudes victoriosas, las voces triunfalistas y las firmas ampulosas en decretos múltiples. Se imaginan a sí mismos ascendiendo por una larga escalera con alfombra roja hasta alcanzar el último escalón, embadurnándose con un llamativo color naranja y exigiendo a su estilista personal el diseño de un peinado despampanante, saludando a los de abajo con un nuevo lema que todos corean, y se sienten en la cumbre con los aspirantes a sus pies y “el mundo en sus manos”. ¿Será que fue eso lo que en realidad votaron?

Cabe entonces una última pregunta: ¿nuestros líderes han comprendido exhaustivamente la situación?

Espero que mi próximo despertar tenga más respuestas que preguntas.