¿Por qué hay varios pueblos en Cádiz cuyos nombres acaban con “de la Frontera”?

En aquella época, siglo XIV, había tensión militar, política, económica, religiosa y cultural. Fueron años en los que las tropas musulmanas y las castellanas, que pretendían reconquistar el terreno perdido, se batían el cobre en mil y una batallas. 

Y fue a raíz de varias de las victorias cosechadas por los cristianos, liderados en buena parte por Alfonso X el Sabio, que los nombres de hasta siete localidades gaditanas cambiaron parte de sus nombres. Concretamente Arcos, Castellar, Chiclana, Conil, Jerez, Jimena y Vejer adoptaron “de la frontera” una vez que fueron reconquistadas.

Los logros cosechados por Alfonso X el Sabio en aquella época se pueden leer y ver en algunos reconocimientos que perduran en el tiempo, como las estatuas erigidas en su honor en Arcos o en Jerez.

El método hasta llegar a esa nueva denominación era casi siempre el mismo: al adentrarse en alguno de los mencionados pueblos de la campiña gaditana, usando la fuerza, expulsaban a sus habitantes, repoblaban la ciudad con tropas leales e inmigrantes del norte de España y cambiaban o modificaban el nombre de la localidad reconquistada.

También en Málaga, Sevilla y Córdoba

No ocurrió solo en la provincia de Cádiz, aunque fue donde más topónimos se encuentran a día de hoy. Los ejemplos de Málaga, con Cortes de la Frontera, Córdoba, con Aguilar de la Frontera y Sevilla, donde aparece Morón de la Frontera, son los otros ejemplos de nombres que indicaban las victorias que iban consiguiendo a costa de las tropas musulmanas. 

Los municipios de Morón y Aguilar fueron reconquistados en 1240; Jerez y Arcos, en 1264; Conil un año más tarde, en 1265. Chiclana vería cambiar su nombre ya en el año 1303 y Castellar, Jimena o Cortes ya lo verían bien entrado el siglo XV.

En cambio, en la también cercana provincia de Huelva, los municipios Rosal de la Frontera y Palos de la Frontera, a diferencia de la decisión cristiana mencionada anteriormente, sus nombres están relacionados con la frontera… de Portugal. Caso parecido ocurre en el caso de Badajoz con Oliva de la Frontera.

En cualquier caso, la decisión del cambio de nombre se tomaba en una frontera política y cultural que se mantuvo hasta finales del siglo XV con hondas repercusiones en el territorio y la ciudadanía, con fuertes disputas por los límites marcados por los reinos medievales de Castilla y Granada. En ocasiones se trataba de una tierra de nadie, peligrosa y peleada por ambos contendientes. De hecho hasta hubo cargos militares exclusivos destinados en la zona, como el Adelantado Mayor de la Frontera.