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La estrategia de Podemos en el Gobierno: un pie en el Consejo de Ministros y otro en la calle

Rafa Mayoral, en una asamblea de taxistas en las inmediaciones del aeropuerto Adolfo Suárez Madrid-Barajas.

Andrés Gil

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La mayoría vienen de los movimientos sociales. Pero muchos de ellos acaban de convertirse en Gobierno. El partido tiene apenas seis años, está en fase de construcción y su líder, Pablo Iglesias, es vicepresidente de Derechos Sociales. Ante esta circunstancia, Iglesias ha convocado la tercera Asamblea Ciudadana y el partido ha acometido unos cambios: “Hemos pedido a Rafa [Mayoral] y a Idoia [Villanueva] que sean las voces del partido y que hablen más desde las calles y los conflictos que desde la sede”. Es decir: un pie en la calle y otro en el Consejo de Ministros.

“Es necesario poner a punto nuestra organización para afrontar esta nueva etapa”, dijo Iglesias en el último Consejo Ciudadano Estatal: “Tenemos que poner a punto Podemos para ayudar en las tareas de Gobierno, al tiempo que debemos ampliar la base del partido. Hace falta cuidar y poner los círculos a punto y es más necesario que nunca poner a nuestro partido a trabajar junto a las fuerzas políticas hermanas que somos Unidas Podemos para armar con los movimientos populares un bloque histórico de cambio”.

Así, la primera comparecencia de Mayoral no fue en la sede de Podemos tras una reunión de la Ejecutiva del partido. Sino con los trabajadores de La Naval, en Bilbao, inmersos en una situación concursal que mantiene en vilo el futuro de la empresa y de sus puestos de trabajo. “Cuando hablemos de gobernabilidad, gobernabilidad es meter en la agenda política los intereses de la gente trabajadora”, dijo en Bilbao Mayoral en ese primer acto como portavoz de Podemos.

No ha sido casual, se trata de una estrategia definida en el partido que se pretende desarrollar durante toda la legislatura. Se trata de evitar los riesgos de experiencias pasadas en gobiernos de izquierdas que, sumidos en unas dinámicas institucionales que consumen mucho tiempo y recursos, descuidan la calle y los movimientos sociales y acaban alejados de sus votantes.

“La tarea de los que están en el Gobierno es sacar adelante el acuerdo de gobierno”, explica Mayoral a eldiario.es: “El reto que tenemos los demás es generar dinámicas de participación social que permitan hacer posibles las aspiraciones de las mayorías sociales. La capacidad de articular un proyecto de país que nos reconozca como somos: plurinacional, y de gente trabajadora cuyos derechos hay que garantizar. Tiene que haber implicación en dinámicas sociales, lógicas de sensibilidad. En ese sentido, va a ser clave la capacidad de movilización e intervención, que la gente sea protagonista del proceso político”.

“Cuando yo dije que los movimientos sociales nos tienen que presionar y nos tienen que criticar”, decía Iglesias en una entrevista con eldiario.es, “eso implica que no siempre van a decir cosas bonitas de nosotros. Y que muchas veces nos van a empujar para que lleguemos más lejos de lo que podemos llegar o de lo que estamos dispuestos a llegar”.

En ese marco, explica Mayoral, “el reto de Podemos es construir una organización capilar que profundice en su carácter popular, que sea herramienta útil en lo cotidiano y concreto a la hora de dar respuestas para salir de la lógica individual y antisocial y asumir que la sociedad existe y eso es lo que garantiza que la gente pueda vivir bien”.

Para Mayoral, el Gobierno de coalición es una suerte de “Consejo Nacional de la Resistencia [el gobierno frente al régimen de Vichy creado en Francia en 1943], una posición democrática como la que hubo en Europa tras la Segunda Guerra Mundial. Se trata de avanzar en la profundización democrática y en poner freno a la involución”.

Mayoral, quien hasta ahora era el responsable de Movimientos Sociales y ha sido el rostro de Podemos en el día a día de los conflictos sociales, es a partir de ahora también el principal referente del partido fuera del Gobierno. “Quienes estamos en el Gobierno no hablaremos en nombre de Podemos”, dijo Iglesias en el último Consejo Ciudadano.

“Es importante la acción de gobierno”, prosigue Mayoral, “y se tiene que enmarcar en el proceso político en el que estamos, que no es solo un juego de partidos. El proceso se inició en 2011 con el 15M y condiciona el debate político en el país, hasta el punto de que la moción de censura a Mariano Rajoy no se entiende sin el empuje de los pensionistas y el 8M. Son los que abren la puerta a la moción de censura. Y para afrontar el futuro hay que tenerlo en cuenta: la política no pertenece solo a los políticos y los partidos”.

Así, la tarea de Podemos y Mayoral tiene que ver con que “amplios sectores de la sociedad tienen que estar comprometidos en el proceso que se está dando, que el movimiento social tenga capacidad política de imposición de agenda: cambiar el pin [parental] por el pan, y que se hable de la mejora de las condiciones de vida, del modelo social, de la sostenibilidad de la vida. La institucionalidad es para proteger a los sectores de la sociedad. Va a ser clave la capacidad de movilización e intervención: que la gente sea protagonista del proceso político no solo son las grandes decisiones, sino en la cotidianidad, para que el Estado deje de ser el que se pone con los fuertes contra los débiles para convertirse en herramienta útil a favor de mayorías sociales”.

Frente a eso, Mayoral alerta de que “hay fuerzas reaccionarias muy poderosas, y determinados sectores del Estado que no admiten el juego democrático. La gente decide su Gobierno con el voto. Y eso se pone en cuestión. Han traspasado todas las líneas porque son los de arriba los que rompen los consensos del 78”.

En ese sentido, Iglesias dijo en el debate de investidura, el pasado 4 de enero: “El acuerdo [de Gobierno] es más mérito de ellas y de ellos [sociedad civil y movimientos sociales] que de cualquier partido político, son los verdaderos arquitectos de este acuerdo”. Y señaló los “enemigos” de ese Gobierno: “Grupos financieros, poderes económicos y sus brazos mediáticos”, ante los cuales Iglesias consideraba “necesaria” la crítica de los movimientos sociales “para hacer las cosas bien”.

Pero tener un pie en la calle y otro en el Consejo de Ministros puede crear contradicciones. “Habrá que gestionarlas”, reconoce Mayoral, quien habla de cuatro patas en el proceso político actual: “La institución, la presión social, el debate político y el debate cultural. Se trata de definir qué significa defender el país, y hay que poner en el imaginario el proyecto de país que queremos ante quienes plantean una patria sin pueblo, porque no hay patria sin pueblo, y quien vende servicios públicos es un vende patrias”.

“Son dos modelos”, abunda Mayoral, “y hay que disputar el proyecto de país. Eso no se resuelve con una ley, sino con el despliegue de contradicciones”. Y ahí entra en juego Podemos como partido: “Hay que disputar el territorio, llevar el mensaje al ámbito productivo y reproductivo, con organización y cultura militante. No somos un partido clásico, somos un movimiento político, pero necesitamos estructuras más sólidas para el trabajo en lo cotidiano”.

Y en ese despliegue del partido, ¿qué relación habrá con Izquierda Unida? “La alianza es irreversible y no puede ser solo electoral sino política, impulsando dinámicas de coordinación entre las dos organizaciones”.

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