El peor videojuego de la historia daba tanta vergüenza que decidieron enterrarlo y fingir que nunca existió

La caída de Atari: pérdidas, vergüenza y una decisión drástica

Héctor Farrés

10 de marzo de 2025 10:55 h

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Tierra trágame. Esa sensación punzante que sube por la espalda, el calor que sube al rostro y las ganas incontrolables de desaparecer en un abrir y cerrar de ojos. Hay momentos en los que no queda otra que aceptar el bochorno, reírse de uno mismo y seguir adelante, pero hay otros en los que la vergüenza es tan grande que lo único que parece razonable es enterrarlo todo bajo metros de arena y asegurarse de que nadie lo descubra jamás. Algunos tropiezos son pequeños, otros son desastrosos. Y luego está lo que hizo Atari en 1983.

Aquel año, en el silencio del desierto de Nuevo México, una excavadora abrió la tierra y cientos de miles de cartuchos de videojuegos cayeron en el olvido, ocultos bajo toneladas de escombros. No se trataba de un juego cualquiera, sino de E.T. the Extra-Terrestrial, la adaptación para consola de la icónica película de Steven Spielberg.

De taquillazo a fiasco: la gran apuesta de Atari que salió mal

Lo que debía ser un éxito rotundo acabó convertido en un despropósito legendario. La empresa, confiada en que la popularidad del filme bastaría para garantizar las ventas, apostó fuerte: 25 millones de dólares en derechos y una producción masiva de cinco millones de copias. Pero había un problema. Uno grave. El tiempo.

El desarrollo del juego fue una carrera contra el reloj, una apuesta imposible que obligó al programador Howard Scott Warshaw a completar el proyecto en apenas cinco semanas. Mientras que otros títulos tenían meses de trabajo, Atari decidió que un mes y poco era más que suficiente.

Y el resultado fue desastroso: un juego torpe, frustrante y confuso en el que el entrañable alienígena caía una y otra vez en pozos de los que apenas podía salir. Las quejas no tardaron en llegar y, con ellas, el desplome de las ventas. Lo que debía ser un fenómeno comercial acabó acumulando polvo en los almacenes.

Pero Atari no solo sufrió en las tiendas. Su error les costó algo mucho más valioso: su reputación. Las pérdidas ascendieron a más de 500 millones de dólares y la compañía, que hasta entonces reinaba en la industria del videojuego, quedó al borde del colapso. Con los distribuidores devolviendo copias a montones y sin un plan de contingencia viable, la empresa optó por una solución tan radical como simbólica: deshacerse del problema de la manera más literal posible. Así, en una operación nocturna, trece camiones llegaron al vertedero de Alamogordo y descargaron su vergüenza en la arena.

La excavación que confirmó la leyenda

Durante años, lo sucedido fue poco más que un rumor. Una historia que circulaba entre los aficionados como un mito improbable. ¿Realmente Atari había enterrado su fracaso en el desierto? Nadie lo sabía con certeza. Sonaba extraño. No serían capaces de hacerlo. Había que estar realmente desesperado. Pero la curiosidad humana es insaciable, y en 2014 se decidió resolver el misterio de una vez por todas.

Xbox, interesada en documentar la historia, organizó una excavación en el lugar exacto donde se decía que descansaban los cartuchos malditos. Y allí estaban. Era todo verdad. Más de 1.300 copias de E.T. the Extra-Terrestrial aparecieron en la arena, confirmando que la leyenda era real.

El hallazgo fue un golpe de efecto para la historia del videojuego. Lo que había sido un símbolo de fracaso se convirtió en un artefacto de culto, una reliquia de una época en la que la industria aún estaba aprendiendo a caminar. Warshaw, el hombre que lo diseñó en tiempo récord, presenció la excavación y no pudo contener la emoción. “Lo que sentí fue pura alegría total”, confesó en Atari: Game Over, el documental que Xbox produjo sobre el suceso. Para él, ver cómo su trabajo seguía despertando interés después de tanto tiempo fue una especie de redención tardía.

Hoy, algunas de esas copias desenterradas están en museos, otras en manos de coleccionistas. Pero lo cierto es que el legado de E.T. no es solo el de un mal juego, sino el de una historia sobre exceso de confianza, malas decisiones y una solución extrema. Atari no solo intentó borrar su error, sino que, sin quererlo, creó una de las leyendas más fascinantes de la industria. Porque al final, lo que una vez quisieron enterrar terminó convirtiéndose en inmortal.

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