Alternativas éticas a Airbnb

Airbnb es una plataforma digital que conecta a propietarios de casas con viajeros para alquilar alojamientos a corto plazo, desde habitaciones hasta viviendas completas. Al menos en teoría. Tienes un piso, y alquilas una habitación a un viajero para que pase el fin de semana, lo cual es una fantástica idea. En la práctica, una tercera parte de las ofertas en Airbnb en España están controladas por grandes empresas y propietarios.
Esta situación provoca profundas distorsiones en el mercado inmobiliario, y afectan negativamente a los residentes de las ciudades. La popularidad de Airbnb ha llevado a que muchos propietarios conviertan viviendas en alquileres turísticos, y que grandes empresas compren inmuebles solo para este fin, reduciendo la oferta de alquileres a largo plazo y elevando los precios para los habitantes de la ciudad.
Esto a su vez contribuye a la gentrificación en ciertos barrios, con el alza de precios tanto en alquiler como en coste general de la vida, desplazando a personas y negocios que no pueden permitirse vivir en esa zona, y modificando la identidad cultural de las ciudades afectadas. Además, hay que sumar la falta de regulación en muchas ciudades, como Madrid, lo que permite que se evadan normativas fiscales o urbanísticas.
El turismo invisible
Pero no podemos olvidar que muchos de nosotros somos tanto residentes como turistas, y cuando viajamos a otros países, Airbnb es una alternativa que ofrece muchas ventajas sobre los hoteles: independencia, mejores precios y un mayor contacto con la vida cotidiana del destino. ¿Hay formas de obtener estas ventajas sin contribuir al negocio de Airbnb y sus efectos perjudiciales?
El concepto de “turismo invisible” propone una alternativa: viajar sin alterar las dinámicas locales ni destruir la identidad cultural de los destinos. Esto incluye alternativas a Airbnb más éticas, desde intercambio de residencias hasta estancias en “bed & breakfast” tradicionales o el coachsurfing. Estas opciones no solo fomentan un turismo más responsable, sino que también ofrecen experiencias enriquecedoras y auténticas.
Fairbnb
Fairbnb.coop es un ejemplo de cómo se pueden abordar los problemas asociados con Airbnb desde una perspectiva ética. Creada en 2016 por ciudadanos europeos preocupados por el impacto del turismo no regulado, esta plataforma destina el 50% de los ingresos del dinero de las reservas a proyectos comunitarios seleccionados por los propios residentes del lugar de destino. Además, establece normas claras para sus anfitriones, como el principio de “un anfitrión, una casa”, lo que garantiza que no se pierdan viviendas para los residentes por parte de grandes empresas explotadoras. Aunque no están presentes en tantos destinos, ciudades como Barcelona, Valencia, Granada y Venecia ya cuentan con esta opción.
Bed & Breakfast tradicional
Otra opción interesante son los bed & breakfasts tradicionales, especialmente en países donde es habitual hacer viajes por carretera para conocerlos sobre el terreno. Estos alojamientos, gestionados por familias locales, ofrecen una conexión más cercana con la cultura del destino. Los propietarios suelen compartir recomendaciones y detalles únicos sobre la zona, además de garantizar estancias en áreas diseñadas para recibir turistas, minimizando así el impacto en los barrios residenciales.
Intercambio de casas
Esta modalidad permite a dos familias o individuos intercambiar sus viviendas temporalmente, disfrutando de alojamientos completamente equipados en sus respectivas ciudades de destino. Este tipo de intercambio fomenta la confianza mutua, ya que en ambas partes está el compromiso de cuidar de la vivienda que se intercambia, y además ofrece una experiencia auténtica de vida local. Las plataformas como HomeExchange disponen de sistemas de reputación de los usuarios y puntuación de la experiencia, lo que garantiza que los participantes cumplan con estándares de calidad y respeto.
Alojamientos ecológicos
Para los amantes de la naturaleza y la tranquilidad, existen opciones como alquilar cabañas remotas, casas flotantes en embarcaciones o refugios ecológicos. Estas alternativas suelen priorizar prácticas sostenibles y permiten desconectarse del la vida urbana, y muchas ofrecen opciones para alquilar fuera de Airbnb. En un mundo donde el turismo ecológico gana terreno frente al urbano, estos espacios ofrecen la oportunidad experimentar el contacto con la naturaleza sin dejar una huella negativa en el entorno.
House sitting
En inglés, house sitting significa que alguien cuida de una casa durante la ausencia de sus propietarios, por ejemplo, mientras están de vacaciones. Esta es una opción en auge, especialmente para quienes buscan viajar de manera económica. Este sistema permite a los viajeros alojarse gratuitamente a cambio de cuidar la casa y, si bien en muchos casos, también deben cuidar de las mascotas de los dueños, así como de sus plantas o jardines. Es una solución ideal para quienes pueden teletrabajar, ya que combina alojamiento sin coste con la posibilidad de establecerse temporalmente en un entorno diferente.
Couchsurfing
La palabra couchsurfing se puede traducir aproximadamente como “ir de sofá en sofá”. Esta opción ofrece una experiencia más social y económica, basada en la hospitalidad. Permite alojarse gratuitamente en casas de residentes locales, promoviendo el intercambio cultural y la creación de conexiones personales. Esto quiere decir que en ocasiones hay que dormir, literalmente, en el sofá, aunque hay personas que ofrecen un cuarto de invitados. Es una regla tácita que el invitado tiene algún detalle con el anfitrión, como cocinar una cena típica de su lugar de origen. Plataformas como coachsurfing.com proporcionan sistemas de puntos y comentarios para evaluar tanto a los viajeros como a los anfitriones. Aunque no es para todos, es una opción ideal para quienes buscan interactuar con un lugar de manera directa y auténtica.
Apostar por alternativas éticas y sostenibles no solo beneficia a los destinos, sino que también enriquece nuestra experiencia como viajeros. Al elegir plataformas que respetan a los residentes de los destinos a donde viajamos podemos ejercer un turismo más responsable y menos destructivo.
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