Euskadi repiensa su industria de armas: del no a la OTAN a querer formar parte del proyecto de Defensa de la UE

Euskadi no es nueva en la industria destinada de Defensa. Históricamente, han destacado dentro de su sector industrial empresas fabricantes de armas, y localidades como Eibar llegaron a ser importante polos de esta industria, con empresas punteras reconvertidas después hacia otras fabricaciones. Pero también hoy en día este sector tiene un importante peso en el PIB vasco con empresas punteras. Desarrollar el sector de la industria de Defensa en Euskadi, por lo tanto, no supone en absoluto partir de cero, pero hablar de ello públicamente parece haber dejado de ser un tabú. La guerra en Ucrania tras la invasión de Rusia, los cambios en la Casa Blanca con un Donald Trump que quiere cortar la ayuda militar a Europa y una Unión Europea que busca rearmarse 'in extremis' para no sentirse desprotegida, están forzando un cambio de paradigma en Euskadi. Se habla abiertamente de ello y cada vez más. Del no a la OTAN y casi 'ocultar' las empresas destinadas a este sector en Euskadi, se ha pasado a que empresarios e instituciones defiendan al unísono la necesidad de subirse al carro del rearme europeo como una “oportunidad” para la industria y para la economía vasca.
Poner sobre la mesa el debate de la industria armamentística en Euskadi es complicado en un país en el que se pone en valor por parte de un amplio sector de la población que los vascos votaron en su mayoría no a la OTAN en el referéndum del que se acaba cumplir el pasado día 12 de marzo 39 años. El primero en romper el fuego públicamente a favor de la necesidad de “repensar” las posibilidades que puede ofrecer este sector a la economía vasca fue Zedarriak, el lobby socio-empresarial, que dirige Guillermo Dorronsoro. En la presentación de su último informe sobre la competitividad de Euskadi, este mes de enero, Dorronsoro no dudó en mirar al sector de la industria de Defensa como un sector de “oportunidades” y desarrollo. Si Europa “apuesta por ahí” y en Euskadi se está pensando “en otras cosas, nos perderemos esas oportunidades”, afirmaba ante un foro en el que sentaban varios consejeros de Gobierno vasco. Entonces ninguno de estos consejeros cuestionó esta apuesta, a la que se han ido sumando de forma explícita en la medida en que Europa ha consolidado su decisión de aumentar el presupuesto destinado a Defensa.
Este pasado jueves era el consejero de Industria, Transición Energética y Sostenibilidad, Mikel Jauregi, el que afirmaba que Euskadi, como “nación europea”, debe “contribuir al proyecto de defensa europeo”. Cuestionado sobre la industria de Defensa vasca y el papel que debe jugar Euskadi durante su participación en el Fórum Europa, el consejero consideraba que desde Euskadi se puede contribuir a la defensa de Europa con sus capacidades industriales y tecnológicas. Aludía a que la guerra que se está produciendo en Ucrania “da pistas sobre el tipo de defensa que se va a necesitar en Europa en un futuro”. “Una guerra cada vez más digital” y, en la que pesan las armas, pero donde también juegan un papel muy importante las capacidades tecnológicas y de ciberseguridad. “Desde ese punto de vista, por supuesto que nosotros desde Euskadi, deberíamos de contribuir a ese esfuerzo”, señalaba.
Antes de que lo hiciera Jauregi lo había hecho el vicelehendakari Mikel Torres y en el mismo foro: “El desarrollo de la industria armamentística y de la industria militar va a tener un desarrollo muy potente en los próximos años y Euskadi posee unas industrias, tanto en ingeniería como en fabricación, que trabajan mucho para ese tipo de ámbito”. En este sentido consideraba que se trata de “una oportunidad para que nuevos productos puedan, de alguna forma, abrir nuevos mercados, lo que beneficiará no solamente a esas empresas líderes”, sino también a las subcontratadas. “Es un tema que forma parte muy importante de la economía vasca, no tenemos que tener miedo, todo lo contrario,. Gran parte de la industria tecnológica que está en Euskadi se ha decidido, en muchos sectores estratégicos, en el ámbito militar, y otra cosa diferente son las posiciones ideológicas que podamos tener cada uno de nosotros en este ámbito”, señalaba. “No se puede mirar hacia otro lado ante la oportunidad importante”, afirmaba y ratificaba que el Gobierno vasco va a “apoyar” para que las empresas puedan “abrirse a nuevos mercados, a nuevos productos”.
Euskadi cuenta con más de un centenar de empresas en las que buena parte de su producción o de sus desarrollos se destinan al ámbito militar. Esa actividad de defensa factura alrededor de 700 millones de euros anuales, según señalan algunas fuentes, aunque su cálculo es difícil porque se trata de empresas en las que en su mayoría compaginan los contratos civiles con los militares. Pero es la tercera comunidad en la que tiene más peso el sector de Defensa, por detrás de Madrid y Andalucía. Esto es así porque entre estás empresas están algunas de las compañías más punteras del sector, que suponen el 3,5% del PIB vasco, como son ITP Aero, Sapa Plasecia, Satlantis, Sener o Aernnova, todas ellas integradas en la TDAE, la Asociación de Empresas Tecnológicas de Defensa, Seguridad, Aeronáutica y Espacio, que preside Martín Fluxá, ex Secretario de Estado de Seguridad y que presidió ITP Aero durante 17 años, entre el año 2000 y 2017.
Precisamente el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez apuntaba a ITP Aero como uno de los puntales para la Defensa europea, durante la inauguración de un nuevo centro de fabricación avanzada de esta empresa en sus instalaciones de Zamudio, en Bizkaia, el pasado mes de febrero. La empresa, especializada en la fabricación de diferentes piezas para los motores de avión, participa en el programa del futuro sistema aéreo de combate EFCAS impulsado por España, por Francia y por Alemania. También se ocupa del mantenimiento de los motores de los aviones y helicópteros del Ejército del Aire y del Espacio, el Ejército de Tierra y la Armada españoles, entre otros importantes contratos. Pese a ello el 70% de su negocio está volcado en la aviación comercial.
De igua forma Aernova, con sede en Miñano (Añava) destina parte de su producción a la fabricación de diferentes piezas de aviones y helicópteros de combate además de los destinados a la aviación comercial. Sapa Plasencia, por contra está volcada en la producción destinada a vehículos militares, especializada en sistemas de movilidad avanzada para carros de combate y vehículos blindados. Tiene su sede en Andoian. Sener, por su parte, contribuye desde su actividad de ingeniería y tecnología a sistemas de comunicaciones, navegación y satélites y ha participado en los principales programas europeos de misiles. Satlantis, por su parte, con sede en Bizkaia, destaca en soluciones de satélites para la monitorización de infraestructuras críticas o de fronteras. Aciturri que fabrica también piezas que se integran en aviones de combate. Son las más importante a las que se une un creciente ecosistema de empresas de ciberseguridad que es muy importante en un mometo en el parte de las batallas se libran con ataques informáticos. Algo a lo que se agarran en muchas ocasiones desde el Gobierno vasco al insistir en el que hablar de industria de defensa no es sinónimo de industria armamentística.

Paralelamente al aumento del apoyo público institucional está creciendo la contestación social ante la participación de estas empresas de manera indirecta, con los componentes que fabrican en los conflictos mundiales que están actualmente abiertos en estos momentos, desde a Palestina a Ucrania.
La movilización más reciente tuvo lugar el pasado día 12 coincidiendo con el aniversario del referéndum de la OTAN. Integrantes de la coordinadora antimilitarista Kakitzat se concentraron ante la factoría de ITP Aero en Barakaldo (Bizkaia) para rechazar el “rearme” que “viene desde Europa”.
Los congregados se situaron ante la entrada de la empresa y han exhibido carteles en los que podía leerse “ITP aero, tecnología para matar”, “No al genocidio de guerra” o “Ni un euro para el rearme”. Lamentaban los participantes que cuando “ya se apostaba por un trato más humano de los conflictos”, se está “volviendo a escenarios que comenzaron en el siglo pasado, y acabaron en dos guerras mundiales”. “No hemos cambiado en absoluto cómo se dirimen las disputas, por mucho que los discursos oficiales vayan en otro sentido”. Y eso, con directa colaboración de empresas vascas, denunciaban.
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