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Boticaria García, nutricionista: “Hay más control parental en YouTube y en Netflix que en la nevera”

La farmacéutica y dietista-nutricionista Marián García (Boticaria García).

María Del Peso

20 de marzo de 2025 22:21 h

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Marián García Martínez pasó de dar los consejos tras el mostrador de una farmacia en su pueblo (Beltmonte, Cuenca) a hacerlo en redes y en televisión para toda España. Bajo el nombre de Boticaria García, esta farmacéutica, que también es dietista-nutricionista, se ha convertido en una de las divulgadoras sobre salud y nutrición más conocidas, desmontan mitos alimentarios y promoviendo hábitos saludables de manera accesible con un característico toque de humor.

Su último objetivo es hablar de alimentación infantil: “Nuestros hijos lo tienen más difícil que nosotros, porque ellos han crecido en una generación en la que hay mucha más dopamina barata de las tecnologías y de alimentos ultraprocesados”, cuenta durante esta entrevista. ¿Cómo ayudarles entonces? Con el ejemplo. Este, según dice García, empieza en casa. Y también en el supermercado.

De eso va el libro que acaba de publicar con Destino (Misterio en el Supermercado), una llamada a la acción a los más pequeños de casa para despertar su “curiosidad acerca de los alimentos y que aprendan, con sus propios ojos, a ver lo que hay dentro”. Una forma de enseñarles las claves de la nutrición sin imposiciones, “sino a modo de descubrimiento y por iniciativa propia”.

¿Qué importancia tiene la educación alimentaria en la infancia y cómo influye en el desarrollo físico y mental de los niños?

Es clave porque, ahora mismo, uno de cada tres niños en España (según el estudio Aladino), tiene sobrepeso y obesidad. Y existe una relación entre la obesidad y el sobrepeso en la infancia con las enfermedades metabólicas en la edad adulta.

El cuerpo está basado en mecanismos neurofisiológicos, esto significa que los sabores que se introducen en las papilas gustativas de los niños quedan igual de grabados que las imágenes en nuestras retinas. Es más difícil vencer esos hábitos alimentarios, esos sabores y esas texturas a las que nos hemos acostumbrado de niños.

La educación alimentaria es fundamental para los niños, pero ¿qué consejo les darías a los padres para que también fomenten hábitos saludables en casa?

Creo que hay más control parental ahora mismo en YouTube y en Netflix que en la nevera. Es decir, el padre pone más filtros al contenido audiovisual que consume su hijo que a los alimentos que consume y realmente yo creo que el azúcar debería venir con un aviso parental también. Y de hecho en algunos países aparece en sellos, pero en España no. El consejo, en primer lugar, debe ser no dejarnos llevar por el marketing del miedo y dejar de poner el foco en cosas como “el gluten es el anticristo”. No, el anticristo es el sedentarismo.

Nuestros hijos lo tienen más difícil que nosotros, porque ellos han crecido en una generación en la que hay mucha más dopamina barata de las tecnologías y de alimentos ultraprocesados

Lo cierto es que nuestros hijos lo tienen más difícil que nosotros, porque ellos han crecido en una generación en la que hay mucha más dopamina barata de las tecnologías y de alimentos ultraprocesados. Por ello, lo que tenemos que hacer es dar ejemplo, ya que ellos nos están viendo: si llegamos a casa y nos tomamos una cerveza con unas patatas fritas, no puedes decir después al niño que se coma él la ensalada de garbanzos, porque no va a entender el motivo. 

¿Cómo podemos enseñar a los niños a diferenciar entre lo que es un “alimento saludable” y lo que no lo es, especialmente en una realidad donde existen cada vez más opciones no tan saludables, y donde los alimentos azucarados se comercializan dirigidos a los más pequeños?

Desde el Ministerio de Consumo existe un proyecto para regular las máquinas de vending (que no pueda haber alimentos en máquinas de vending que tengan más de un 5% de azúcar por ración). Esto es algo nuevo, y es muy interesante porque al final estos alimentos están superdisponibles para los niños y de alguna manera tenemos que limitar el acceso, eso sí, sin prohibirlo.

Para el niño va a ser muy difícil aprender a distinguir un alimento saludable del que no lo es cuando es muy pequeño. Por eso la idea del libro es entender primero qué podemos buscar en las etiquetas, qué tipo de palabras se pueden buscar. A continuación, la labor del padre es hacer más atractivo ese aceite de oliva o esa naranja y acompañar a entender no solo qué es menos saludable, sino a poner el foco en los efectos positivos para el cuerpo. Creo que estamos más predispuestos a dar un cambio cuando entendemos la ventaja que nos supone.

Los trastornos de la conducta alimentaria cada vez son más frecuentes entre los menores españoles, ¿qué papel juegan el contenido en redes sociales, la publicidad en televisión y otros medios digitales en los niños y su relación con la comida? 

Hay estudios acerca de cómo las redes sociales pueden amplificar estas conductas relacionadas con los trastornos de conducta alimentaria, porque hoy es cierto que puedes encontrar más redes de apoyo, pero también puedes encontrar más información.

También se potencian los clichés y el estigma. Es cierto que hay información en todos los bandos, pero lo negativo al final tienen una influencia muy grande. Creo que cambiar el discurso es muy difícil cuando lo que percibimos a través de las redes sociales es tan contradictorio. Por un lado, nos exigen un canon estético maravilloso, especialmente a las mujeres pero por otro lado, todo lo que es 'guay' son bombas de azúcar o helados XXL. La comida viral siempre es gocha porque entra mucho por los ojos. Pero es un problema, y también puede condicionarnos. 

El padre pone más filtros al contenido audiovisual que consume su hijo que a los alimentos que consume, yo creo que el azúcar debería venir con un aviso parental también

¿Qué esperas que aprendan los niños y niñas con este libro?

Quiero despertar la curiosidad acerca de los alimentos y que aprendan con sus propios ojos, a ver lo que hay dentro y que no sea impositivo, sino a modo de descubrimiento y por iniciativa propia. Para mí lo ideal sería cuando un niño después vaya a un supermercado con sus padres, a la hora de pasar por el pasillo de lácteos, vea el kéfir, y se imagine sus bacterias y sus levaduras. Me gustaría que se vean como investigadores y contagien a los compañeros del cole y que todos ellos empiecen también a liderar este cambio.

¿Cómo involucrar a los niños en la planificación de la alimentación en casa y en la elección de opciones más saludables al ir al supermercado, evitando el exceso de azúcar y otros caprichos?

Los niños no necesitan que les digamos nada, sino que lo hagamos en casa. Necesitan que hagamos una compra que sea lo más saludable posible, siendo flexibles, porque si prohibimos, podemos generar trastornos de la conducta alimentaria. Si restringimos a un niño algo, va a querer ese algo. Además, el discurso de “esto es malo porque vas a engordar”, aparte de ser peligroso, no va a funcionar ya que es importante que entiendan por ellos mismo que, por ejemplo, un yogur 343, que es el que tiene 3% de proteínas, 4% de azúcar y 3% de grasa, es el yogur más saludable. La clave para mí es que los padres expliquen los alimentos, que se incluyan también, que hagan de ello una actividad educativa en familia.

Lo importante es que los padres y madres no dejen de tomar las riendas y tener en cuenta que un niño bien formado y que ha recibido formación y educación en nutrición es un niño que va a tomar mejores decisiones y va a ser más feliz

¿Qué otros factores pueden influir en la alimentación infantil y qué medidas se pueden tomar para mejorarla?

Otra cosa que me parece clave es que el menú infantil no existe y son los padres. En las guías nutricionales infantiles se habla de tamaño de raciones o de cantidad de los nutrientes, pero no de alimentos específicos. Es decir, en ningún sitio pone que los niños tengan que comer pasta, nuggets, salchichas ni patatas fritas. Ese combo lo hemos inventado porque nos es conveniente que el niño se lo coma rápido y no moleste. Tenemos que entender que ese menú infantil es un invento cultural, social y que realmente depende de nosotros

También tenemos que tener en cuenta que las familias con rentas de menos de 18.000 euros, el 46% de los niños tienen obesidad y sobrepeso, según el estudio Aladino. Y no es que comer bien sea caro, es que comer mal es muy barato. Hacen falta medidas externas, que afecten al entorno; no solo a las máquinas de vending, sino a los comedores. Está en proceso de aprobarse un Real Decreto del Ministerio de Consumo para Comedores Escolares, que va a promover el uso de más frutas y verduras de temporada locales. Esto es fundamental porque hay muchos niños que la principal comida que hacen al día es en el comedor del cole y si aquí no se ofrece un buen menú, esos niños están condenados. 

Pero, pese a todo, lo importante es que los padres y madres no dejen de tomar las riendas y tener en cuenta que un niño bien formado y que ha recibido formación y educación en nutrición, es un niño que va a tomar mejores decisiones y que va a ser más feliz.

Hay muchos niños que la principal comida que hacen al día es en el comedor del cole y si aquí no se ofrece un buen menú, esos niños están condenados

¿Cuáles dirías que son las vías más eficientes para que los niños y niñas estén más protegidos e informados tanto en casa como de cara a la información sobre alimentación en colegios, medios de comunicación y plataformas digitales?

La información sobre la alimentación en medios de comunicación y en plataformas digitales, más en este sector, es fundamental porque el código, todo lo que es la normativa de control en los anuncios con respecto a los niños es muy laxa. Es decir, pese a que existe un código de autocontrol, al final todo lo que se autocontrola, se acaba descontrolando.

En este caso sí que creo que debemos exigir ya no solo como padres, sino como sociedad, que haya una regulación de los contenidos de la publicidad, tanto en televisión como en las redes sociales; lo que se puede ofrecer a los niños y lo que no. Los niños son muy vulnerables y obviamente van a estar más predispuestos a consumir alimentos que consumen sus estrellas favoritas. Yo soy la persona más flexible del mundo a la hora de no prohibir nada, pero que la influencia nos lleve a consumir cosas que no son saludables, teniendo en cuenta los datos que tenemos...

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